Desde hace varios meses, alrededor de 1,35 millones de personas se encuentran en situación de inseguridad alimentaria en el sur de Madagascar. Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), esta podría ser la primera hambruna en el mundo derivada directamente del cambio climático.
Desde mayo, y como cada año, este país africano atraviesa una estación seca. Pero desde hace varios años, este periodo se ha transformado en una forma de sequía cada vez más pertinaz, que afecta de forma severa los cultivos y, por tanto, los recursos alimentarios de las poblaciones locales. Los malgaches denominan a este fenómeno kere. Mientras la pobreza y la malnutrición ganan terreno en el país, sus habitantes intentan alimentarse con lo que pueden.
“En determinadas zonas todavía pueden sembrar algunas cosas, pero esto no es nada fácil. Cuando pueden, intentan cultivar batatas. En otras regiones no hay nada cultivado en este momento y la gente no sobrevive únicamente a base de langostas, frutas y hojas de cactus. Para que se haga una idea, las hojas de cactus se utilizan generalmente para el ganado, no están previstas para el consumo humano”, resume Alice Rahmoun, responsable de comunicación del PMA en Antananarivo, capital del país.
Testigo del difícil cotidiano de los lugareños, el fotógrafo francés de origen malgache Rijasolo recorrió pueblos del sur de la isla entre agosto y septiembre de 2021 para la agencia AFP. Equal Times publica aquí una selección de sus imágenes.
Jonarson Revoria normalmente cultiva cacahuetes, mandioca, batatas y maíz. Debido a la sequía no ha podido plantar nada este año. Tampoco ha podido hacer uso a su pequeño sistema de recuperación de agua de lluvia, y es que, desde julio, este no se ha vuelto a llenar. Este 31 de agosto de 2021, la familia prepara hojas de anamafaitsy para la comida. La planta debe hervirse para eliminar su amargor. No tienen arroz para acompañar su comida.
En un diminuto espacio de dos metros cuadrados, y a pesar de la ausencia de lluvia, las dos mujeres logran cultivar unas cebollas y pequeños tomates.
La comida, que comparte con su hija, se compone de media taza de habas. Desafortunadamente, estas ya se han echado a perder en parte.
La RN13 conecta las ciudades de Fort-Dauphin y Toliara, entre la costa este y la oeste, en el sur de la isla. En esta región de Madagascar, las carreteras nacionales se encuentran generalmente en mal estado, lo que es un verdadero obstáculo para el desarrollo económico.
El depósito para almacenar el agua de la lluvia fue construido sin coste para el poblado. No obstante, los lugareños no recuerdan cuándo fue la última vez en la que esta cisterna se rellenó.
En lo que se refiere a la carne, esta es difícil de encontrar en los puestos de esta región de Madagascar. La carne de cebú es rara y muy cara (cerca de 40.000 ariary el kilo; unos 10 dólares), y esto se debe a que el cebú se reserva generalmente a ocasiones especiales (funerales, bodas, etc.). Más frecuente es la carne de pollo y la de cabra.
Desde marzo de 2021, MSF ha instalado una presencia permanente en el sur de Madagascar, en Amboasary Atsimo y Ambovombe, con el objetivo de ayudar a las poblaciones que necesitan ayuda urgente. Desde junio de 2021, MSF ha dispuesto varias clínicas móviles para intentar ayudar con los casos de malnutrición moderada y severa.