¿Será Abdel Fatah al-Sisi el próximo presidente de Egipto?

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Hoy en día, la cara sonriente del mariscal Abdel Fatah al-Sisi es cada vez más omnipresente en las calles de El Cairo. Algunas de las fotografías en las que aparece lo dicen todo en inglés: "President".

Gran parte de Egipto espera con impaciencia que el jefe de sus fuerzas armadas se presente a las elecciones presidenciales.

La posibilidad ha aumentado a partir del referéndum del 14-15 de enero de 2014, en el que el pueblo votó en masa por el ‘sí’ a la constitución redactada tras la destitución del presidente islamista Mohamed Morsi en julio de 2013.

El lunes pasado, Sisi fue ascendido del grado de general al de mariscal, lo cual ha provocado conjeturas sobre si se trata de un regalo de despedida para un militar que, por ley, tendría que dimitir para poder presentarse a las elecciones como candidato civil.

Reuters informó de que los generales del ejército egipcio también le habían dado luz verde para que presentara su candidatura.

Anteriormente, el presidente en funciones Adly Mansour había declarado que las elecciones presidenciales serían anteriores a las parlamentarias, a pesar de que la hoja de ruta de la transición anunciada el 3 de julio de 2013 por el mismo Sisi estipulara lo contrario.

"La mayor parte de las fuerzas políticas pidieron que se celebraran primero las elecciones presidenciales.

Y yo he enmendado la hoja de ruta para satisfacer dichas peticiones", afirmó la semana pasada el presidente Mansour en un discurso televisado.

"Es posible que los ajustes que se han hecho a la hoja de ruta tengan como consecuencia el regreso a un régimen monopartidista", asegura el analista Eric Trager, Esther K. Wagner Fellow en el Washington Institute for Near East Policy (Instituto Washington para la Política de Oriente Próximo).

"En caso de que Sisi gane las elecciones, probablemente forme un partido político al que le irá bien debido a su filiación con él. También puede que, una vez se haya formado el parlamento, los diputados tiendan a representar los intereses de Sisi".

Al igual que ocurrió con el referéndum, muchos consideraron las ‘celebraciones’ del 25 de enero de este año como un acto de respaldo a Sisi para que se presente como candidato presidencial.

Una muchedumbre irrumpió en la plaza Tahrir, convirtiendo durante un día este espacio público en un mar de banderas egipcias, aplausos y fotografías de Sisi.

Sin embargo, ese día también ofreció un atisbo del aspecto que, según algunos analistas, Egipto podría tener bajo el gobierno de Sisi.

Al menos 64 manifestantes revolucionarios y partidarios de la Hermandad Musulmana fueron asesinados en todo El Cairo, principalmente con munición real.

"Muchos de nosotros acabaremos en prisión y seremos torturados y amenazados con el objetivo de acabar del todo con nuestras esperanzas”, afirma el activista revolucionario socialista Tarek Shalaby.

 

’El salvador de Egipto’

Sisi ha gozado de un ascenso aparentemente irresistible, pasando de ser un oficial de carrera relativamente desconocido a ostentar el título de ‘el salvador de Egipto’.

Nombrado por Morsi en 2012, este militar formado en Estados Unidos saltó a la palestra el 3 de julio de 2013 para anunciar el fin del gobierno de la Hermandad Musulmana, que duró un año.

Todo el mundo, desde egipcios normales y corrientes hasta glamurosas personalidades del mundo del espectáculo, ha manifestado que le adoran. Incluso hace poco, un sacerdote copto declaró que "se derretía de amor" por el jefe del ejército.

Obviamente se está formando un culto a su personalidad, basado en la imagen de Sisi como un hombre humilde y tranquilo pero firme y comprometido totalmente con la nación egipcia.

Por lo general se acepta que si se presenta, Sisi ganará fácilmente las elecciones.

"No creo que nadie espere que no se presente", asegura Trager. "Ahora mismo todo apunta a que será todo como esperamos".

Tras aceptar su condición de mantenerle en el anonimato, un recluta del ejército está de acuerdo: "Claro que Sisi se presentará".

Este joven egipcio, que actualmente cumple el servicio militar obligatorio, cree que Sisi traerá "cambios positivos" durante los dos primeros años, pero que después podría decaer.

 

¿Un arreglo interno del ejército?

La presentación de Sisi como candidato también confirmaría para muchos partidarios de la Hermandad Musulmana que el 30 de junio de 2013 fue un golpe de estado militar, una acusación que el atribulado grupo islamista suele lanzar contra el gobierno en funciones.

Sally Mahmoud, un partidario de la Hermandad Musulmana, perdió a su hermano el 14 de agosto de 2013 en el desalojo de la plaza Rabaa al-Adaweya.

"Creo que el ascenso [de Sisi] y las medidas posteriores no han tenido nada que ver con el pueblo”, declaró. "Se trata de un arreglo interno del ejército".

Mientras tanto, Shalaby es claro sobre los riesgos "catastróficos" que la presidencia de Sisi podría plantear a los activistas laicos.

"Su candidatura a las elecciones presidenciales significaría la clara victoria de la contrarrevolución y de sus intentos por destruir totalmente el movimiento revolucionario, así como el sindical".

"Sin embargo, de ninguna manera significará el fin de la revolución”, añadió.

De hecho, según los analistas, la historia no sería tan sencilla. Si se decide a presentar su candidatura, Sisi y el régimen se enfrentarían a riesgos reales.

"Esta es la última oportunidad para todo el régimen", asegura Sherif Younis, un historiador de la Universidad de Helwan que ha escrito varios libros sobre el nasserismo y la democracia. "El fracaso de [Sisi] significará el fin del régimen”.

Con sus promesas de combatir la insurgencia yihadista en la península del Sinaí y de dar un vuelco a la tambaleante economía mientras satisface al mismo tiempo las reivindicaciones de la revolución, Sisi está jugando de un modo muy precario el juego de la política para el ciudadano de a pie.

Shalaby asegura que al implicar a tantos egipcios en este juego basado en el todo o nada, el régimen ha aumentado los riesgos más que nunca. Y podría salirle el tiro por la culata.

"Ahora Sisi representa tantas cosas para tanta gente… Para el antiguo régimen representa una cosa, para los pobres representa otra cosa totalmente diferente", afirma Younis.

"A menos que juegue sus cartas con mucho cuidado, existe el riesgo de que este régimen se derrumbe".

Por ahora, el plan de Sisi de convertirse en presidente de Egipto parece asegurado. Se trata de un regalo del pueblo egipcio por su enfoque basado en la seguridad tras más de seis meses en los que los egipcios han sido testigos de un cambio de régimen, masacres en las calles y una incongruente transición democrática.

"Si un hombre no puede manejar a un millón de soldados, no será capaz de manejar a 90 millones de egipcios", concluye el recluta del ejército antes de regresar de nuevo a su base.

Sin embargo, en Egipto las cosas pueden cambiar. Y el éxito como jefe militar no siempre se traduce en éxito como presidente de una nación populosa, fracturada e inestable como Egipto.

 

Este artículo ha sido traducido del inglés.