Serbia: temor a una deriva autoritaria

Finalmente bastó una sola ronda para que Aleksandar Vučić ganara las elecciones presidenciales en Serbia.

Primer ministro del país desde 2014 y líder del Partido Progresista Serbio (SNS), el hombre fuerte de Serbia ganó la contienda este domingo 2 de abril: Ahora tiene el poder garantizado hasta el año 2022.

Con un 55,09% de los votos, superando el umbral de la mayoría absoluta en la primera vuelta, Vučić va a ocupar el lugar de su compañero de partido y jefe de Estado saliente, Tomislav Nikolić.

En pantalones vaqueros y camisa de punto azul marino, mientras todo el mundo brindaba con champán, el que fuera ministro de información con Milošević y que acaba de convertirse en el presidente del país comentó la noche del domingo: “Esta es una victoria clara como el agua, tengo 12 puntos por delante de todos los demás candidatos juntos”.

Y con razón: una victoria semejante en primera vuelta no se había producido en Serbia desde 1992, cuando el dictador Slobodan Milošević (muerto en 2006 y acusado ante el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia en La Haya por crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidio) se congratulaba de haber realizado la misma hazaña.

En este país candidato a la Unión Europea desde 2012, solo el 54,55% de los 6,7 millones de electores acudieron a las urnas el domingo. Aleksandar Vučić, que se presenta como hombre moderado y protector de la nación, obtiene sobre todo los votos de los nacionalistas y de los que se muestran hostiles a la OTAN, en memoria del Belgrado bombardeado por los occidentales en 1999 durante el conflicto de los Balcanes.

Al tiempo que Vučić prometía, tras el anuncio de los resultados, que el nuevo Gobierno estaría formado “en un par de meses”, sus oponentes salieron por millares a las calles de la capital bajo el lema “Manifestación contra la dictadura” para denunciar a las que consideran elecciones no democráticas.

Boško Jakšić, columnista desde hace mucho tiempo para el diario de referencia Politika, no oculta su decepción en sus comentarios a Equal Times: “Si Aleksandar Vučić no hubiera ganado las elecciones en la primera vuelta y que los ciudadanos hubieran tenido que votar una segunda ronda, habríamos tenido la prueba de que su control sobre la política serbia no es absoluto, pero este resultado es una noticia muy mala para la democracia y muy buena para Aleksandar Vučić y su partido”.

Aun cuando Boško Jakšić creía en la posibilidad de una segunda vuelta, había previsto que Aleksandar Vučić ganaría la elección presidencial de todas maneras: “Se tiene la impresión de que una gran mayoría de la sociedad está en contra del régimen, pero, por otro lado, no se reflejará en los votos.

’’No hay que olvidar que su partido emplea a un gran número de ciudadanos y que utilizó el instrumento del miedo durante la campaña electoral, lo que explica que este descontento general no será necesariamente visible en los resultados”, explicó en Belgrado antes de la elección.

Coincidiendo con esta opinión, Dušan Veličković, escritor y antiguo jefe de redacción de NIN, el semanario más importante en la época de la República Federal de Yugoslavia, afirma: “Vivimos en una sociedad patriótica donde la gente tiene miedo al cambio, prefieren un dictadura ‘light’ en lugar de la libertad. De este modo se sienten protegidos y seguros”.

Al igual que el periodista Boško Jakšić, justifica el voto masivo por el hombre fuerte de Serbia gracias al mecanismo que ha establecido desde hace años: “Nuestra sociedad es corrupta. Aquí la gente encuentra un empleo si forma parte del partido en el poder. Ganan poco, pero por lo menos tienen un puesto de trabajo y se dicen que es mejor que nada”.

Pese a todo, ambos periodistas quieren creer en una oposición capaz de organizarse mejor en las próximas elecciones.

La oposición estaba muy fragmentada y no fue capaz de unirse detrás de un solo nombre y contó con un total de diez candidatos. Entre aquellos que querían desafiar a Vučić tratando de imponerle ante todo una segunda vuelta, se encuentra el antiguo mediador de la República Saša Janković, que quedó en un distante segundo lugar, con solamente el 16,26% de los votos, seguido por el joven y sarcástico candidato Luka Maksimović, apodado “Beli” (“Blanco”), que denuncia un Estado corrupto (9% de los votos). También estaba el ex ministro de Asuntos Exteriores Vuk Jeremić (5,7%) e incluso el ultranacionalista Vojislav Šešelj (líder del Partido Radical Serbio, del que Vučić fue miembro hasta 2008) y que obtuvo el 4,5% de los votos.

Amenazas contra la prensa

Saša Janković, cuya candidatura fue apoyada por cientos de intelectuales y por algunos grupos de oposición tales como el Partido Democrático (DS) y el Nuevo Partido del antiguo primer ministro Zoran Živković, no se da por vencido .

Por el contrario, “nuestro viaje comienza ahora”, declaró tras el anuncio de los resultados, visiblemente decidido a acrecentar el apoyo que ha recibido desde que se presentó a la elección presidencial.

A principios de marzo, durante la campaña electoral, muchos ciudadanos se reunieron espontáneamente para discutir las elecciones.

“Por supuesto que creemos que Saša Janković puede ganar”, aseguraba con convicción Snežana, una activista que “se niega a vivir con miedo”. Sus allegados, también entre la multitud, aprobaban sus palabras asintiendo con la cabeza y que, como ella, consideran a las autoridades en el poder como el “mal absoluto”, esperan poder cambiar el sistema de este país marcado por una situación económica desastrosa donde el desempleo juvenil alcanzó el 44.2% en 2016.

En su sede, después de saludar a los numerosos ciudadanos que vinieron a mostrarle su apoyo, Saša Janković lamentaba: “Somos una sociedad pre-política, donde no se afrontan las ideas políticas sino la fuerza bruta. Me gustaría hablar de mis opiniones políticas, pero lamentablemente no es el momento para ello. Ahora, la cuestión es sobrevivir”.

En Belgrado, la sociedad civil y los intelectuales están preocupados por la libertad de la prensa y la propaganda utilizada por el ex primer ministro y ahora nuevo jefe de Estado para asegurarse plenos poderes.

La Asociación de Periodistas Independientes de Serbia (IJAS) señala que se registraron 69 agresiones físicas y verbales, amenazas directas y presiones contra los periodistas en 2016 y se observa una “tendencia constante hacia el deterioro de la libertad de expresión en Serbia”.

La propaganda estuvo presente en los diarios hasta la víspera de los comicios: el jueves 30 de marzo, tres días antes de la votación, siete diarios nacionales aceptaron imprimir en primera página las iniciales de Aleksandar Vučić, A y V, en formato gigante para alentar a los ciudadanos a votar por él.

En cuanto a la corrupción, “impregna todos los proyectos de la ciudad organizados por las autoridades”, asegura Ksenija Radovanovic, una joven activista que lucha desde el año pasado dentro del movimiento “Ne da(vi)mo Beograd” (literalmente, “No demos/ahoguemos a Belgrado”) en contra de un plan urbano propuesto por el Gobierno, que tiene previsto transformar la orilla derecha del río Sava en un distrito financiero ultramoderno con el apoyo financiero del magnate emiratí Mohammed El-Abbar.

Sentada en la terraza de un conocido café de la capital, había afirmado inmediatamente antes de la votación: “Esta elección presidencial mostrará que el cambio es posible o, por el contrario, que vivimos en un país que no funciona”.

La Unión Europea cierra los ojos

Un funcionamiento socavado por las autoridades, es lo que denuncia en primer lugar la oposición pro-europea. “Quiero devolver a los ciudadanos su dignidad y restaurar el sentido de las instituciones. Hoy en día, no son iguales ante la ley, viven con miedo. La última vez que sentimos este miedo fue en época de Milosevic” añadió el ex Defensor del Pueblo Saša Janković.

Janković denuncia una “falsa democracia” tolerada por la Unión Europea para garantizar una “estabilidad a corto plazo” en la región de los Balcanes en detrimento de “una seguridad a largo plazo”.

En efecto, los representantes europeos preocupados por la estabilidad regional ven en Vučić un hombre capaz de “obtener resultados”, como comentó un diplomático asentado en Belgrado, refiriéndose al diálogo iniciado con Kosovo (cuya independencia no es reconocida por Serbia), así como por su discurso favorable a la reconciliación con los países vecinos, o el compromiso que muestra a favor de la Unión Europea.

Este explícito apoyo externo no puede sino fortalecer internamente a este antiguo nacionalista convertido oficialmente en pro europeo.

Tras su victoria, Vučić recibió felicitaciones por parte de la Alta Representante de la Unión Europea en política exterior, Federica Mogherini, del presidente del Consejo Europeo Donald Tusk y del Comisario europeo de Ampliación Johannes Hahn.

Pese a nuestras reiteradas solicitudes, el servicio de prensa de Vučić no respondió a las peticiones de entrevista de Equal Times.

Este artículo ha sido traducido del francés.