Shimbi Umba, sindicalista congoleña: “Pedimos que se proteja a los trabajadores pero, ¿a cuáles?” ¿Al 2,5% de la economía formal?

Shimbi Umba, sindicalista congoleña: “Pedimos que se proteja a los trabajadores pero, ¿a cuáles?” ¿Al 2,5% de la economía formal?

Joséphine Shimbi Umba, de la Confederación Sindical del Congo (CSC), fotografiada en Cotonú (Benín) el 1 de septiembre de 2018.

(Tamara Gausi)

Joséphine Shimbi Umba es la vicepresidenta de género, de la economía informal y de finanzas en la Confederación Sindical del Congo (La Confédération Syndicale du Congo o CSC). La República Democrática del Congo (RDC) registra una de las tasas más elevadas de empleo informal del mundo: según las cifras más recientes del Banco Mundial, el 81,5% de los trabajadores en zonas urbanas de la RDC tiene un empleo informal, pero, según afirma la CSC, la economía informal representa el 97,5% del total de los trabajadores, un porcentaje astronómico que es considerablemente superior a la media estimada para África por la Organización Internacional del Trabajo (85,8%).

En una entrevista concedida a Equal Times en un seminario internacional sobre el futuro del trabajo, la transición justa y las iniciativas verdes organizado por la CSI, CSI-África, CSC-IIWE Bélgica y World Solidarity en Cotonú (Benín) del 28 de agosto al 1 de septiembre de 2018, Shimbi Umba habló de la labor notable de su sindicato con los vendedores del sector informal en Kinsasa, la capital congoleña, para garantizar un entorno más limpio para el comercio. En una ciudad como Kinsasa, donde viven más de 10 millones de personas y hay aproximadamente 400 mercados diferentes y más de un millón de vendedores en dichos mercados, involucrar a esos trabajadores para aumentar los servicios municipales es solo uno de los ejemplos del trabajo que los sindicatos congoleños están realizando para integrar a los trabajadores informales. Shimbi Umba también comentó la importancia de la cooperación sur-sur y de que los sindicatos internalicen el mensaje del trabajo decente y la transición justa.

¿Nos puede dar una visión general de la situación a la que se enfrentan los trabajadores de la RDC?

El Congo es un país muy grande con más de 2.345.000 metros cuadrados de superficie y una población de más de 80 millones de personas, de las cuales más del 65% son personas jóvenes. Hay un desempleo masivo en el Congo, en particular entre los jóvenes. En 2012 celebramos un foro nacional sobre empleo en la RDC y descubrimos que solo el 2,5% de los trabajadores congoleños tiene lo que se denomina empleos “formales”; el resto trabaja en el sector informal.

Cuando los sindicalistas decimos que estamos aquí para proteger a los trabajadores, ¿a qué trabajadores nos referimos si solo el 2,5% de ellos trabaja en la economía formal? A partir de ahí, tratamos de ver cómo podíamos ayudar realmente a los trabajadores informales del país. Es un grupo muy difícil de comprender, ya que está compuesto por todo tipo de trabajadores de muchos sectores diferentes: podemos encontrarnos con un empresario establecido que opera en la economía informal, pero también con alguien que coge azúcar y la empieza a vender delante de su casa. Si te diriges a la segunda persona querrá saber exactamente por qué quieres que se afilie a un sindicato.

Hace algunos años colaboró con los sindicatos de Togo para aprender cómo organizar a los trabajadores informales. ¿Puede hablarnos de su experiencia?

Aplaudimos verdaderamente los esfuerzos de nuestra confederación, que nos brindó su apoyo para visitar la Confederación Sindical de Trabajadores de Togo (CSTT), y ésta nos dio estrategias para penetrar realmente en la economía informal. En 2014, un grupo de sindicalistas congoleños fue a Togo y pasó unas tres semanas en el país reuniéndose con conductores de moto-taxis, vendedores de pescado, vendedores en mercados y otros trabajadores informales.

Vimos lo contentos que estaban de formar parte de un sindicato y lo mucho que los sindicatos les habían ayudado. Observamos algunas de las estrategias que utilizan en Togo y sus excelentes prácticas y las trajimos a la RDC para aplicarlas a nuestro contexto local. Nos ha ayudado mucho a penetrar en la economía informal y, como consecuencia, hemos podido organizar en sindicatos a muchos trabajadores informales.

¿Cuál fue una de las cosas clave que aprendió de los sindicatos togoleses?

Una de las cosas importantes que aprendimos es que antes de intentar organizar a los trabajadores informales tenemos que hablar primero con las autoridades locales de esa área específica. Por ejemplo, en el caso de los vendedores del mercado tenemos que dirigirnos al gerente del mercado. Después, debemos intentar identificar a la persona que se considere el líder de los trabajadores, siempre hay alguien. Hablamos con esa persona y le explicamos lo que intentamos conseguir para ella y sus compañeros.

Cuando finalmente hablamos con los trabajadores, no vamos simplemente y empezamos a explicar quiénes somos. Primero intentamos escuchar sus problemas e identificar sus necesidades. Una vez nos hayan aceptado, solo entonces, empezaremos a hablar de sindicatos. En ese momento, les traemos, les invitamos a todas nuestras reuniones y asambleas generales y nos aseguramos de que participan para que se sientan incluidos y como en casa con nosotros. Son solo algunas de las cosas que aprendimos en Togo, aunque ¡las hemos adaptado al contexto del Congo!

Tanto la exclusión financiera como la falta de protección social son sellos distintivos de la informalidad. ¿Ha logrado su sindicato hacer algo en este sentido?

Bueno, otra de las cosas que vimos en Togo es que han organizado a sus afiliados en centros de salud por cooperativa y les han proporcionado una especie de servicios de ahorro y crédito mediante microfinanciación para que, si se ponen enfermos o tienen problemas económicos, puedan recurrir al sindicato para recibir ayuda. Todo lo que tienen que hacer es pagar las cuotas de afiliación mensuales. Una vez que consigues hacer esto por los trabajadores informales, no se van a ir a ningún sitio porque ven las ventajas concretas de pertenecer a un sindicato. Así que empezamos algo similar en el Congo, pero tuvimos que adaptarlo a nuestra propia situación porque en nuestro país, las partes interesadas en la economía informal tienen un poder de adquisición muy bajo.

Comenzamos abriendo una cooperativa de ahorro y crédito. Los trabajadores vienen con lo poco que tienen y hacen sus contribuciones. Luego les ofrecemos préstamos a largo plazo con tipos de interés muy bajos para que puedan ampliar sus negocios. Después, una vez hayan acumulado algo de dinero, la siguiente etapa es agruparlos en centros de salud en régimen de mutua.

El seminario en el que acaba de participar [en Benín] se ha centrado en el trabajo decente y la transición justa en los países del hemisferio sur. ¿Cuál es, o podría ser, la situación en el contexto congoleño?

Todavía se trata de un concepto bastante nuevo para nosotros, pero me doy cuenta de que necesitamos que más gente internalice el mensaje del trabajo decente y la transición justa. Es mucho más fácil introducir cambios cuando más gente los apoya. Y la única manera de influir en el Gobierno y los políticos para que introduzcan cambios es conseguir primero que nuestros afiliados nos apoyen. Las personas ya están acostumbradas a una forma de vida particular, por lo que no solo tienes que cambiar su comportamiento sino que primero tienes que cambiar su forma de pensar.

Sin embargo, tenemos la declaración [de este seminario], la cual se puede integrar en nuestras políticas institucionales si nuestra dirección está de acuerdo. Además, tenemos el congreso de la CSC próximamente, el cual será realmente una oportunidad para que este mensaje llegue a un público más amplio. Este seminario ha destacado la importancia de poner en marcha estos cambios, no solo por los trabajadores sino también por el planeta.

Por último, a principios de esta semana hizo una presentación muy interesante sobre la labor de la CSC con las vendedoras en los mercados de Kinsasa para garantizar un entorno más limpio para el comercio. ¿Puede compartir algunos de los puntos destacados?

Las bolsas de plástico se prohibieron en el Congo el 1 de julio de 2018, pero seguimos teniendo un problema enorme con los desechos de plástico. Hemos estado trabajando en dos mercados de Kinsasa –Matete y Liberté– para ayudar a los vendedores a limpiarlos. Trabajamos con nuestros afiliados y también con algunos de los miembros de asociaciones de vendedores para sensibilizarles acerca de la importancia tanto para los vendedores como para sus clientes de tener un entorno saludable; les explicamos los riesgos ambientales planteados por el plástico y también ayudamos a los trabajadores del mercado con las labores de saneamiento los sábados. Intentamos mostrarles buenos ejemplos de métodos de eliminación de desechos y otras cosas que deberían hacer. Porque cuando ves lo sucio que está te das cuenta de que se tiene que hacer algo.

Recuerdo que una mujer me dijo: “Lo hago porque no quiero ponerme enferma”. El gobierno local a veces se nos une e incluso el director del mercado nos acompañó la última vez que estuvimos allí. Nos dan las herramientas y el equipamiento que necesitamos, aunque nosotros también compramos estas herramientas para nuestros afiliados con el dinero que aportan a la cooperativa. Sin embargo, el problema principal al que nos enfrentamos es lo que ocurre cuando se recogen los desechos, ya que en realidad no contamos con un programa de reciclaje en Kinsasa. Los camiones del gobierno local solo recogen los desechos del mercado y los tiran en otro sitio, lo cual no está bien. El problema se traslada a otra comunidad. De nuevo, estamos en contacto con nuestros compañeros togoleses porque tienen un sistema particular de eliminación de desechos que tal vez podamos copiar.

Este artículo ha sido traducido del inglés.