“Si no les haces frente globalmente, no ganarás”: la lucha por los 15 dólares en EEUU que inspiró la ‘McHuelga’ de Reino Unido

“Si no les haces frente globalmente, no ganarás”: la lucha por los 15 dólares en EEUU que inspiró la ‘McHuelga' de Reino Unido

“If the corporation you work for makes over US$21 billion in profit, why should you have to rely on state handouts?”

(War on Want)

“La mayoría de nosotros tenemos contratos de cero horas, así que no sabemos cuántas horas trabajaremos cada semana. Uno de mis compañeros tiene dificultades para pagar el alquiler porque los gerentes redujeron sus horas. Ruega constantemente que le den turnos de otros compañeros, pero a la dirección no le importa”, compartió Annalise Peters, una trabajadora de McDonald’s en Cambridge (Reino Unido) que participó en la jornada de huelga el 1 de mayo de 2018.

Según Peters, “muchos de los trabajadores son estudiantes que trabajan para cubrir los costes de vida de Cambridge. A menudo se les asignan turnos, aunque hayan avisado a la dirección de sus exámenes y clases. Los directivos piensan que somos dispensables; lo único que les importa es reducir los costes de mano de obra y cubrir los turnos”.

Una realidad que levanta ampollas cuando, justo la semana pasada McDonald’s fue requerida (el 21 de junio) por un comité especial del Parlamento Europeo para explicar una potencial evasión fiscal deliberada en el continente superior a 1.000 millones de euros entre 2009 y 2013.

Peters participó junto con compañeros de las ciudades británicas de Cambridge, Manchester, Watford y Crayford en una McHuelga el 1 de mayo de 2018, la cual tomó como referencia la primera huelga en el Reino Unido de los trabajadores de McDonald’s el 4 de septiembre de 2017.

Los trabajadores tienen tres demandas: el fin de los contratos de cero horas, un salario mínimo de 10 libras (13,30 dólares, 11,34 euros) por hora y el derecho de sindicación.

Estas acciones forman parte de la creciente organización mundial de los trabajadores del sector de la comida rápida, que se basa en el éxito actual de la campaña Fight for $15 (lucha por 15 dólares USD) en EEUU, la cual tiene como objetivo lograr que se aumente el salario mínimo para todos los trabajadores en EEUU a 15 dólares (aproximadamente 11,20 libras). Desde el inicio de la campaña en noviembre de 2012, 22 millones de trabajadores en los EEUU han obtenido aumentos salariales a nivel estatal y municipal.

“Antes de la primera huelga nos reunimos con organizadores y trabajadores de la campaña Fight For $15”, dice Peters, que describe la campaña estadounidense como “inspiradora”. Los trabajadores británicos del sector de la comida rápida también han conseguido sus propias victorias. A principios de 2018, los trabajadores de McDonald’s recibieron su mayor aumento salarial en 10 años. Sin embargo, este aumento solo se aplicó a los establecimientos no franquiciados, lo que representa aproximadamente una cuarta parte de los 1.270 establecimientos del Reino Unido.

Los trabajadores de McDonald’s están afiliados a la unión sindical Bakers and Allied Food Workers Union (también conocida como BFAWU o Bakers’ Union), que dijo que la oferta era un pequeño “paso en la dirección correcta”. Sin embargo, McDonald’s no reconoce el sindicato. “Ni siquiera se quieren reunir con nosotros”, dice el presidente de Bakers’ Union, Ian Hodson.

La organización comunitaria es clave

En Reino Unido, no solo los trabajadores de McDonald’s han protestado contra los salarios bajos y las condiciones de trabajo deficientes. Los trabajadores de la cadena de restaurantes estadounidense TGI Fridays abandonaron sus puestos de trabajo tres veces tan solo en mayo por los salarios injustos. “Los trabajadores de otros restaurantes de comida rápida también se están organizando y mirando lo que la McHuelga ha hecho. Están hartos”.

Hodson dice que el movimiento de la McHuelga del Reino Unido ha extraído algunas enseñanzas clave de la campaña Fight For $15 de EEUU: “Somos una organización comunitaria, pero reconocer y fortalecer el entendimiento de cómo organizas a los trabajadores de una comunidad es sumamente importante”.

Esto significa que no son solo los trabajadores los que se presentan en los piquetes y las protestas. “El apoyo público fue increible”, explica Annalise. “Diferentes profesiones y sindicatos, como bomberos, docentes, profesores de universidad y los mismos estudiantes, salieron a la calle para mostrar su apoyo”, y aún se discute cuántos trabajadores de McDonald’s participaron efectivamente en la McHuelga.

“En un momento dado, McDonald’s afirmó que solo había una persona en la huelga, lo cual era un completo disparate. Su departamento de relaciones públicas trata de insinuar que sus 122.000 trabajadores no quieren ganar 10 libras por hora”, dice Owen Espley, un veterano activista a favor de la justicia de la ONG War on Want.

Espley señala que, si bien la huelga fue pequeña, la atención que se prestó al problema fue importante. Asimismo, explicó que crear una comunidad en torno a los trabajadores es crucial cuando uno se enfrenta a una multinacional:

“Que los trabajadores en situación precaria a menudo tengan que suplicar a sus empleadores que les den horas de trabajo demuestra el aumento del desequilibrio de poder entre el empleador y el trabajador. Las movilizaciones de la comunidad en defensa de los trabajadores en huelga incorporan un tercer agente –el público– en la discusión”.

Peters afirma que el apoyo público ha sido fundamental: “A menudo te sientes impotente ante un gigante corporativo tan grande. Sin embargo, tener a gente que escucha lo que dices y comparte [tus palabras] en las redes sociales te da una voz”.

La visibilidad de la McHuelga también ha puesto de relieve el problema de la pobreza activa de los trabajadores del sector de la comida rápida. Sheila Salem, que trabaja en McDonald’s desde hace 18 años, resumió para el periódico Daily Mirror: “Mi hijo de 15 años necesita utilizar el ordenador para hacer sus deberes, pero siempre le tengo que decir que lo apague porque no podemos permitirnos pagar la electricidad. Terminamos comiendo pan blanco y queso baratos muchas semanas. No hay dinero para lujos… [como] plátanos, manzanas, verduras frescas”.

Espley añade: “Hablar de ello en público puede influir a una empresa como McDonald’s preocupada por su mayor activo: su marca”.

Apuntar alto y adquirir una dimensión mundial

Tener metas ambiciosas es otra idea que se inspira en la campaña Fight For $15, la cual trata de obtener más del doble del salario mínimo nacional en EEUU (7,25 dólares), el cual no ha aumentado desde 2009. “La suma de 15 dólares parecía audaz al principio”, continúa Espley. “Sin embargo, los trabajadores se identificaron con ella. Vimos que era necesario poner el listón alto, ya que los trabajadores solo emprenderían acciones difíciles para lograr resultados que cambiarían su vida”.

Amy Glasmeier, profesora del Massachusetts Institute of Technology, calculó que el salario vital en EEUU ascendía a 16,07 dólares por hora en 2017. La campaña Fight For $15 ha aumentado los salarios en muchos estados de EEUU y ahora 13 de ellos garantizan salarios mínimos superiores a 10 dólares por hora. Para principios de la década de 2020, el salario mínimo llegará a 15 dólares en los estados de California, Washington DC y Nueva York. Y estos afectan a otros trabajadores fuera del sector de la comida rápida.

“Los trabajadores del sector de la comida rápida y los trabajadores de Walmart salieron a protestar al mismo tiempo. Desde la primera huelga con motivo del Black Friday [el 29 de noviembre de 2012], no se puede separar el impacto [de todas las huelgas],” explica Kate Bronfenbrenner, directora de investigación y educación laborales de Cornell University en Nueva York. “Después, los trabajadores han alternado las huelgas, incluidas en las tiendas de ropa de Zara”.

Las grandes multinacionales a menudo se resisten a la sindicación, según explica Hodson, de Bakers’ Union: “Intimidan a los trabajadores para que no hablen con nuestros organizadores, amenazan con dejarlos sin trabajo y les hacen la vida difícil si se afilian al sindicato. Incluso les han ofrecido dinero para que no se afilien al sindicato”.

En EEUU, el apoyo generalizado fue importante para afrontar estas tácticas antisindicales: “Que personas famosas [como la legendaria activista en derechos humanos Dolores Huerta], políticos y líderes locales y religiosos acompañaran a los trabajadores de regreso a las tiendas en las que trabajan hizo difícil que los empleadores los despidieran”, dice Bronfenbrenner. “Y si hubieran empleado prácticas laborales desleales, todas esas personas habrían estado allí para declarar, junto con los medios de comunicación, que fueron de gran apoyo”.

Las huelgas y protestas en el sector de la comida rápida se producen a escala mundial, con manifestaciones en Corea del Sur, Argentina, Malasia e Italia. Una de las mayores acciones coordinadas tuvo lugar el 15 de mayo de 2014, cuando 33 restaurantes de McDonald’s fuera de EEUU realizaron protestas o huelgas. Después, en 2015, trabajadores del sector de la comida rápida en 30 países de seis continentes coordinaron acciones. La primera huelga en Reino Unido, en septiembre de 2017, coincidió con acciones en Nueva Zelanda, que dieron lugar a que se garantizara a los trabajadores un salario de 15 dólares neozelandeses por hora (aproximadamente 10,57 dólares estadounidenses) después de que ya se hubiera puesto fin a los contratos de cero horas.

Para Bronfenbrenner, la estrategia es clara: “Si no les haces frente globalmente, no ganarás”.

Obtener mejoras para todo el mundo

El trabajo decente en la industria alimentaria es posible. Greggs, el mayor minorista de productos de panadería del Reino Unido con más de 1.850 tiendas, tiene un convenio colectivo. Sus 22.000 trabajadores no tienen contratos de cero horas ni salarios en función de la edad. “Sigue siendo una empresa con beneficios enormes”, dice Hodson, “y no considera que sea perjudicial ofrecer a sus trabajadores un salario y condiciones decentes”.

En EEUU, los avances realizados por los trabajadores del hogar en los últimos años muestran que incluso los trabajadores más vulnerables pueden organizarse con éxito. “Creo que los trabajadores en las situaciones laborales más precarias, que a menudo son mujeres de color, siempre han querido organizarse, pero hasta la década de los ochenta nadie ni siquiera lo intentó. Pero cuando lo hicieron –o los trabajadores se organizaron– su resistencia fue espectacular”.

Hodson informa que se ha producido un cambio similar en Reino Unido. “Creo que los sindicatos y los organizadores pensaron en un momento dado que no se podía organizar a los trabajadores en situación precaria: era demasiado difícil. Ahora se está valorando a estas personas. En el momento que empezamos a hablar a los trabajadores de sus derechos dijeron: ‘Sí, hace tiempo que esperamos que alguien venga. ¡Vamos a organizarnos!’”.

Y añade: “Los trabajadores de McDonald’s quieren mejorar las condiciones de todo el mundo. Si la empresa para la que trabajas obtiene 21.000 millones de dólares de beneficios, ¿por qué tienes que depender de la caridad del Estado?”.
Hodson prevé que la campaña del Reino Unido para lograr 10 libras se ampliará en el futuro.

“Intentaremos hablar con McDonald’s, pero si la empresa se niega a mantener conversaciones y sigue acosando a nuestros afiliados tendrá que hacer frente a nuevas movilizaciones. No pararemos hasta que trate a los trabajadores con dignidad y respeto”.