Sindicalización e innovación: la exitosa estrategia del sindicato farmacéutico argentino

Sindicalización e innovación: la exitosa estrategia del sindicato farmacéutico argentino

Members of the AAPM hold a demonstration outside of a pharmaceutical laboratory on 5 April 2017 to demand higher wages. The AAPM is known for its disruptive and innovative mobilisation methods.

(Lucía He)

Para el centenario de Bayer Argentina, un grupo de empleados de la empresa organizó una acción en un acto especial que se celebraba en el selecto hipódromo de San Isidro, en las afueras de Buenos Aires.

La mitad de los integrantes del grupo fueron al cóctel como invitados, vestidos para la ocasión. Los restantes fingieron ser músicos y llevaron consigo los bombos y silbatos. Querían exigir al director de Bayer que reincorporara a un compañero despedido. “Listo, lo firmo ya [el contrato], pero por favor salgan de acá”, fue la respuesta del director.

Este grupo de trabajadores formaba parte de la Asociación de Agentes de Propaganda Médica (AAPM), un sindicato que, a pesar del clima cada vez más hostil hacia el movimiento sindical en Argentina, ha sido capaz en la última década de incorporar nuevos miembros y de mejorar las condiciones laborales de sus afiliados mediante un importante conjunto de estrategias.

“La AAPM logró reorganizar su base, ampliar los marcos de alianzas y repensar el rol del sindicato en una industria transnacionalizada”, explica Bruno Dobrusin, miembro de la central sindical nacional Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), en un reciente informe titulado La lucha sindical frente a los desafíos del capital transnacional. El sindicato de visitadores médicos en Argentina y los retos actuales. “Durante la última década, el sindicato ha sufrido una notable transformación y ha mantenido una sólida base de afiliados en una industria que cada vez necesita menos visitadores médicos”, asegura el informe publicado por la fundación alemana Friedrich-Ebert-Stiftung (FES).

Actualmente, la AAPM cuenta con más de 8.000 miembros que representan al 73% del número total de trabajadores de la industria farmacéutica en Argentina. En comparación, la media de densidad sindical en Argentina para otras industrias es del 40%. La densidad sindical de la AAPM es especialmente sorprendente si se tiene en cuenta que se trata de una industria en expansión y con un corte marcadamente transnacional. En 2011, las empresas multinacionales acaparaban el 38,9% del mercado farmacéutico argentino.

La estrategia de reajuste político ha sido fundamental para el crecimiento de la AAPM. Cuando el sindicato se fundó en 1935, formaba parte de la Confederación General del Trabajo (CGT), una de las mayores centrales sindicales del mundo que hoy en día representa a 3 millones de trabajadores. Históricamente, los sindicatos como la AAPM y los que forman parte de la CGT han tenido una fuerte relación con el peronismo, el movimiento político más destacado de Argentina que suele asociarse a los derechos de los trabajadores y la justicia social. Sin embargo, después de que los cambios políticos obligaran a la CGT a adoptar un nuevo enfoque, la AAPM decidió que ya era hora de abandonar la confederación.

“La situación laboral cambió por completo en la década de 1990 con el modelo neoliberal que se implantó en Argentina durante el gobierno de Carlos Menem. Hubo más privatizaciones, despidos y una creciente precariedad laboral. Los sindicatos tradicionales no podían hacer frente a las necesidades de la clase trabajadora dentro de este nuevo modelo”, asegura Ricardo Peidro, secretario general de la AAPM.

Por tanto, la AAPM se incorporó a una nueva central: la CTA. La CTA se caracteriza por promover un modelo organizativo más amplio que permite la afiliación directa de los trabajadores, independientemente de su afiliación sindical o situación laboral.

“Sabíamos que un modelo sindical que solo aceptara a trabajadores empleados formalmente no era suficiente”, explica Peidro. “Un sindicato debería representar también a los trabajadores del sector informal, a los jubilados, a los desempleados... Esa gente también forma parte de la clase trabajadora. Resulta inaceptable que el sindicato ya no represente a un trabajador si le despiden. Por eso nos unimos a la CTA”.

Formación de vínculos

Desde su incorporación a la CTA, la AAPM ha logrado ampliar su red de alianzas. Ha formado vínculos con diferentes movimientos sociales, organizaciones de arrendatarios, trabajadores en fábricas recuperadas y otros grupos que antes consideraba fuera de su ámbito. Así, la AAPM ha incrementado su poder de coalición.

“Al integrar la fuerza y reivindicaciones de los compañeros y compañeras no incluidos en el mercado laboral formal logramos un poder mucho mayor para presentar nuestras demandas a los empleadores. Cuando existe un determinado conflicto con los empleadores y somos capaces de rodearles de diferentes sectores, somos mucho más fuertes que si estuviéramos divididos o solo representáramos a un único sector”, afirma Peidro.

Además de reajustarse en el ámbito político, la AAPM también decidió centrarse en las negociaciones sobre el salario mínimo. Aunque hacía años que el salario mínimo en la industria farmacéutica se había mantenido fijo en 682 pesos argentinos (aproximadamente 44 dólares USD al tipo de cambio actual), los salarios medios de los trabajadores en la industria habían ido aumentando y eran notablemente más altos que el salario básico. Esto se debía principalmente al hecho de que se trata de una industria en expansión; entre 2005 y 2013, las ventas farmacéuticas en Argentina aumentaron en más del doble, de 1.903 a 4.952 millones de USD. Sin embargo, los líderes sindicales de la AAPM entendieron que negociar un salario mínimo beneficiaría al sindicato en su conjunto.

“Al centrarse en las negociaciones sobre el salario mínimo, la AAPM ha reforzado en gran medida su legitimidad ante los trabajadores más vulnerables; es decir, los que están entrando en la industria, que suelen ser más jóvenes y estar menos interesados en sindicalizarse”, explica Dobrusin.

“Además, ha mejorado la situación en términos de los despidos, pues los costos del despido se calculan en base al salario mínimo”.

“El despido de empleados era una práctica diaria en la industria farmacéutica. Despedir a un empleado que había trabajado en la empresa durante 20 años salía sumamente barato, así que para nosotros era esencial negociar el salario mínimo”, coincide Peidro.

Gracias a dichas negociaciones, el salario mínimo de la AAPM en 2014 ascendía a 15.700 pesos (1.019 USD), una cifra muy superior si se compara con el salario mínimo nacional de 4.700 pesos (305 USD).

Innovadores métodos de movilización y acción

La AAPM no solo es conocida por sus estrategias de negociación, sino también por sus iniciativas de movilización e innovadores métodos de acción. Entre 2006 y 2014, el sindicato abordó 39 conflictos laborales. De estos, tan solo seis desembocaron en huelgas. En el resto se utilizaron diferentes tácticas, como la acción para interrumpir la celebración del centenario de Bayer Argentina.

“Tuvimos que idear nuevos métodos de acción diferentes de los tradicionales, como las huelgas. No somos como los sindicatos de las refinerías de petróleo que pueden impedir el funcionamiento de las instalaciones y ocasionar pérdidas de millones de dólares a sus empleadores”, explica Peidro. “Sin embargo, a la industria farmacéutica le preocupa muchísimo su imagen, por lo que nos hemos empezado a movilizar en conferencias internacionales organizadas por la industria y redactado informes que sacan a la luz las multas impuestas a las empresas por haber incumplido las normativas”.

Aunque la AAPM ha logrado consolidar su influencia en Argentina, Dobrusin opina que el sindicato tiene que empezar a pensar a escala mundial para mantener su poder.

“La AAPM tiene que ser más activa en el desarrollo de las alianzas transnacionales. Eso va a ser fundamental para crear más resistencia en una industria que es totalmente transnacional. Incluso los laboratorios pequeños tienen que repensar sus estrategias en un marco mundial”, advierte Dobrusin.

“La clave será afiliarse a confederaciones internacionales y buscar alianzas con sindicatos similares que estén organizados en las mismas empresas en el extranjero. La AAPM está incorporando estas prácticas poco a poco, lo cual será esencial para el futuro del sindicato”, asegura.