Según las últimas cifras de la HKCTU, aproximadamente 10.000 trabajadores de todos los sectores han interrumpido su trabajo.

Las protestas empezaron en un primer momento con un boicot en las aulas encabezado por la Federación de Estudiantes de Hong Kong para contestar el reciente anuncio de la negativa de Pekín a celebrar unas elecciones libres y justas en 2017.

Pero desde el domingo pasado, los estudiantes han unido sus fuerzas al movimiento Occupy Central para desencadenar una campaña de desobediencia civil después de que los estudiantes que se manifestaban fueran acordonados por la policía antidisturbios y agredidos con pulverizadores de pimienta y gases lacrimógenos –una medida descrita por la Hong Kong Professional Teachers’ Union (HKPTU) como “brutal”–.

En consecuencia, los trabajadores, con lazos amarillos a modo de distintivo, y gente de todos los sectores de la sociedad se han unido a las protestas para expresar su indignación por todo: desde las impresionantes desigualdades que existen en lo que se considera como uno de los mayores núcleos financieros del mundo, hasta la falta de alojamiento decente.

La HKCTU publicó el lunes una declaración para solicitar a “todos los trabajadores de Hong Kong” ir a la huelga con las siguientes demandas: la liberación inmediata de todos los manifestantes detenidos; el fin a la represión de las reuniones pacíficas; una reforma política genuina; y la dimisión del jefe ejecutivo de Hong Kong (máximo líder del territorio), Leung Chun-ying.

“Veintiuna organizaciones afiliadas han firmado la petición que hemos redactado y han solicitado a sus miembros que participen en la huelga”, ha dicho Mung Siu-tat, presidente ejecutivo de la HKCTU, en una entrevista con Equal Times. “El jefe ejecutivo y el Consejo Legislativo [parlamento local] han rechazado numerosos derechos laborales fundamentales, como por ejemplo la regulación de la jornada laboral”, añadió.

El anuncio del 31 de agosto de que los candidatos para el puesto de nuevo jefe ejecutivo en 2017 serán elegidos por Pekín fue la gota que colmó el vaso.

“Tenemos que reivindicar el sufragio universal a fin de proteger los medios de subsistencia de los trabajadores.”

Noriyuki Suzuki, secretario general de la Confederación Sindical Internacional para Asia y el Pacífico (CSI-AP), está de acuerdo: “el Gobierno de Hong Kong debe reiniciar la consulta sobre la reforma política”, señaló a este medio.

“Los trabajadores han estado reclamando un sistema electoral justo para rectificar el persistente problema de un Gobierno con inclinación empresarial”, concluyó.

Solidaridad

Tras la publicación de la declaración de la HKCTU, una serie de sindicatos independientes, como el Union of Hong Kong Dockers –que logró una importante victoria el año pasado después que una huelga de 40 días–, el Bar Bending Solidarity Union y el Retail, Commerce and Clothing Industries General Union, han declarado su apoyo unánime.

Por otra parte, miles de sindicatos de todo el mundo han enviado mensajes de apoyo y firmado una petición en línea solicitando democracia en Hong Kong.

Swire Beverages, empresa embotelladora y distribuidora de productos de Coca-Cola, es el mayor fabricante de refrescos de Hong Kong, y el Swire Beverages (Hong Kong) Employees General Union ha sido uno de los primeros sindicatos en responder al llamamiento de la HKCTU.

El lunes, cerca de 200 trabajadores llevaron a cabo una sentada a las puertas de la fábrica, y se enviaron 40 representantes para unirse a las protestas.

Los docentes de Hong Kong también han demostrado su apoyo a lo que está empezándose a conocerse como “la revolución de los paraguas”, ya sea uniéndose a las huelgas o apoyándolas.

“Los docentes han decidido ir a la huelga porque quieren apoyar las manifestaciones estudiantiles, o bien para demostrar su descontento con el sistema político”, explica Chan, maestro en una escuela local de secundaria de Hong Kong.

Los chóferes de autobuses y los conductores de automóviles de toda la isla han aparcado deliberadamente sus vehículos en las zonas de protesta para bloquear las carreteras y proteger de esta forma a los manifestantes de la policía.

Y los abogados han estado ofreciendo asesoramiento jurídico gratuito a las personas que han sido detenidas.

Mientras tanto, los jóvenes han estado repartiendo alimentos, bebidas, toallas y paraguas en estaciones de suministro abarrotadas de cajas de envoltorio plástico, gafas protectoras y máscaras faciales, en caso de que la policía vuelva a arremeter con pulverizadores de pimienta y gases lacrimógenos.