¿Soldados por minerales? EEUU regresa a Afganistán atraído por prometedores recursos mineros

¿Soldados por minerales? EEUU regresa a Afganistán atraído por prometedores recursos mineros

Marzo de 2016: un comerciante afgano examina piedras de lapislázuli en su tienda de Kabul (Afganistán). Estas brillantes piedras azules forman una parte importante de la amplia riqueza mineral considerada como la mejor esperanza para financiar el desarrollo de una de las naciones más pobres del mundo.

(AP/Rahmat Gul)

El sector minero afgano está entusiasmado. Sabe que el presidente estadounidense Donald Trump está interesado en la enorme riqueza mineral de su país. Sin embargo, ¿qué parte de la prometedora riqueza llegará al pueblo afgano y qué precio pagará éste por ella?

El debate sobre los minerales afganos coincide con la decisión de Trump de enviar a Afganistán miles de tropas adicionales para apoyar a un gobierno que ha perdido el control de más del 40% del país a manos de grupos insurgentes que se embolsan millones de dólares gracias a la minería.

La provincia de Logar, situada al sudeste del país y donde los talibanes lanzaron una ofensiva en agosto, cuenta con uno de los mayores depósitos de cobre del mundo. Las autoridades afganas albergan la esperanza de que los depósitos de cobre de Mes Aynak, a menos de 80 kilómetros de la capital Kabul, puedan cambiar la situación de este país asolado por la guerra si se extraen adecuadamente.

Mohammad Nazir Mushfiq es el director de las minas y el petróleo de la región. Según explicó a Equal Times: “Daremos una calurosa bienvenida a cualquiera que esté interesado y dispuesto a invertir en el sector minero de nuestro país”.

Asimismo, agregó que la inversión estadounidense en este sector podría desempeñar un papel decisivo para sacar al país de la pobreza y reactivar su economía. Nargis Nehan, recién nombrado ministro de Minas y Petróleo, ha generado esperanzas de que el gobierno afgano pueda sanear e introducir reformas en el sector.

Piruetas políticas

Resulta evidente que Trump se ha alejado de lo que prometió en su campaña electoral: la retirada inmediata de Afganistán. En agosto, el presidente de EEUU anunció que aumentaría el número de soldados estadounidenses en dicho país.

Tras una larga y profunda revisión de las políticas al respecto, el presidente aceptó la propuesta del Pentágono de desplegar alrededor de 4.000 soldados más –que se sumarán a los 8.500 militares estadounidenses que se ya encuentran sobre el terreno–.

Esta medida se aplicará a pesar de la oposición interna en EEUU a participar en un conflicto que desde sus inicios en 2001 ha provocado más de 2.000 víctimas mortales entre los efectivos militares estadounidenses y más 150.000 entre la población afgana.

“A partir de ahora, el triunfo tendrá una definición clara: atacar a nuestros enemigos, destruir al ISIS, aplastar a Al-Qaeda, evitar que los talibanes se adueñen del país y detener los atentados terroristas contra estadounidenses antes de que lleguen a producirse”, declaró Trump en un discurso que pronunció en Arlington (Virginia, EEUU) el 22 de agosto de 2017.

Se calcula que Afganistán alberga bajo su superficie un billón de dólares en forma de minerales. Dichos minerales se consideran un factor fundamental en la decisión de Trump.

El economista convertido en presidente de Afganistán Mohammad Ashraf Ghani lleva tiempo intentando impulsar la explotación de los depósitos minerales de su país y, según parece, se lo propuso a su homólogo estadounidense en febrero.

Ghani, antiguo economista del Banco Mundial, invitó a Trump a explotar las enormes reservas de minerales que ayudarían a cubrir los gastos de la guerra más larga de la historia de Estados Unidos y a fomentar el crecimiento económico de ambos países. China también destaca como un importante competidor en la extracción de los minerales afganos.

En un complejo gubernamental fuertemente protegido en Logar, Mushfiq informó a Equal Times de que la inseguridad y la extracción ilegal en las minas siguen siendo sus mayores preocupaciones.

“Especialmente en zonas bajo la influencia de los rebeldes armados [milicianos talibanes y a favor del ISIS] en las que la autoridad del gobierno es prácticamente inexistente, la extracción ilegal y generalizada [de minerales] se está llevando a cabo de un modo muy poco profesional que también está dañando las reservas”, aseguró.
Y agregó que la gran mayoría de los minerales extraídos ilegalmente salen del país como contrabando a través de la frontera.

Para evaluar la situación general, la Casa Blanca estaría planteándose mandar un enviado a Afganistán, quien se reuniría con los responsables del sector minero.

Según informaron diferentes medios de comunicación, tres de los principales asesores de Trump se han reunido con el directivo Michael Silver para analizar el potencial que tendría la extracción de minerales raros en Afganistán. La empresa de Silver, American Elements, está especializada en dichos minerales, que se utilizan en una gran variedad de productos de alta tecnología.

Un tesoro enterrado

A pesar de ser un país devastado por la guerra, Afganistán cuenta con importantes depósitos de minerales raros, además de hierro, cobre, cobalto y oro. Un informe interno del Pentágono asegura que Afganistán podría convertirse en “la Arabia Saudita del litio”, una materia prima esencial para la fabricación de baterías de ordenadores portátiles y teléfonos móviles.

Siegfried O. Wolf, director de investigaciones del South Asia Democratic Forum, aseguró que el interés que demuestra EEUU en dichos depósitos minerales no resulta sorprendente.

“Sin embargo, la situación en Afganistán es demasiado compleja como para reducir el interés de Washington únicamente a la explotación minera”, advirtió.

Reconoce que el desarrollo del sector minero podría ayudar a impulsar la economía del país y generaría fondos para su reconstrucción si se llevara a cabo de un modo diferente a como se hizo en el pasado.

“Debido a la inestable situación en materia de seguridad, a la corrupción y a la falta de transparencia, solo una pequeña élite pudo beneficiarse. Como consecuencia, hasta la fecha la gente corriente de Afganistán todavía no se ha beneficiado demasiado de la gran riqueza mineral de su país”.

En 2008, el gobierno afgano adjudicó el contrato de explotación minera de Mes Aynak a la empresa estatal china MJAM-MCC. Sin embargo, los trabajos sobre el terreno siguen suspendidos debido al riesgo que supondrían para unos monasterios budistas del siglo V, una fortaleza e incluso los restos de asentamientos de la Edad del Bronce aún más antiguos enterrados bajo los escombros de las viejas minas de cobre.

Los analistas aseguran que las empresas estadounidenses que esperan poder sacar provecho de las riquezas minerales afganas sin explotar no lo tendrían fácil.

“Hasta la fecha, China con sus empresas estatales bien provistas en términos financieros ha sido capaz de presentar mejores ofertas que los competidores occidentales, pero no ha invertido demasiado en el desarrollo socioeconómico general de Afganistán”, aseguró Wolf.

La capacidad del gobierno de Kabul para mantener el control de las minas y rutas de contrabando también resulta esencial si se quiere ver algún tipo de mejora en el bienestar de sus ciudadanos.

En su campaña anticorrupción anual, la Misión de la Unión Europea en Afganistán denunció este 2017 que la minería ilegal constituye la segunda mayor fuente de ingresos para los talibanes, solo por detrás del tráfico de drogas.

Mohammad Akram, exdirector del Ministerio de Minas y Petróleo, también coincidió en que el gobierno no tiene el control de muchos depósitos minerales importantes en zonas inestables del país.

“Incluso la minería legal no se gestiona adecuadamente. Por ejemplo, la tasa de residuos en la mayoría de las minas de carbón del país es del 40% debido a la baja cualificación de los trabajadores y a la falta de tecnología o herramientas modernas”, explicó.

Asimismo hizo hincapié en el riesgo que representa la falta de medidas de seguridad para la vida de los mineros y celebró la perspectiva de nuevas inversiones estadounidenses, aunque con prudencia.

“Tenemos que asegurarnos de que todas las minas están bien cartografiadas y que se subastan adoptando disposiciones transparentes, equilibradas y vinculantes que protejan los intereses no solo del inversor, sino también del pueblo de Afganistán”.

Este artículo ha sido traducido del inglés.