Tras el tifón Haiyan, ¿qué pasa ahora con los trabajadores?

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Ya han pasado casi dos semanas desde que el tifón Haiyan devastó 36 provincias del centro de Filipinas.

La Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) calcula que al menos 13,2 millones de personas, de una población total de 98,7 millones, se han visto afectadas por el desastre y más de 4,4 millones de personas se han visto obligadas a desplazarse.

Los últimos datos del gobierno hablan de 4.011 víctimas mortales y 1.602 desaparecidos, aunque se espera que estas cifras aumenten.

Miles de personas se han quedado sin hogar o están heridas, en especial en la ciudad de Tacloban, ubicada unos 580 kilómetros al sudeste de Manila, la capital.

Asimismo, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), hasta 5,1 millones de trabajadores y trabajadoras se han visto afectados por el tifón.

Un gran número de estas personas ya se encontraban en una situación laboral precaria, como los pescadores, los agricultores de subsistencia o los que trabajaban en el sector informal.

Para más inri, se espera que la situación empeore mucho más, aseguró la ministra de Trabajo Rosalinda Baldoz, ya que el tifón ha destruido hogares, fábricas y otros lugares de trabajo y la gente tiene dificultades para encontrar el dinero suficiente para sobrevivir.

“La mayoría de nuestros trabajadores en las provincias afectadas por el tifón están empleados en el sector informal y son muy pobres, pues allí no existen suficientes industrias grandes”, explicó a Equal Times.

El Banco Mundial calcula que al menos el 60% de la población de Filipinas vive en zonas costeras, donde la mayoría vive en barrios de chabolas incapaces de resistir las mareas ciclónicas de siete metros de altura del tifón Haiyan.

 

“Desgarradora”

En un comunicado, el director general de la OIT, Guy Ryder, describió la escala de la destrucción como “desgarradora”: “Hay millones de personas en una situación desesperada.

Necesitan comida, agua, alojamiento y una asistencia sanitaria básica. También necesitan empezar a reconstruir sus vidas”.

El director de la oficina de la OIT en Filipinas, Lawrence Jeff Johnson, afirmó que su organización está trabajando con el Departamento de Trabajo y Empleo (DOLE) de Filipinas para ofrecer empleo de emergencia a los trabajadores y trabajadoras afectados en las Bisayas.

La respuesta a la catástrofe se enfocará a ofrecer oportunidades laborales para ayudar a reconstruir carreteras, mercados y sistemas de drenaje, así como a retirar los escombros y construir albergues de emergencia.

Además de facilitar empleo y ayudar a desarrollar capacidades, el señor Johnson afirmó que estos trabajos ofrecerán el salario mínimo, así como seguros sanitarios y contra accidentes.

“Ayudar a la gente a recuperarse con unas condiciones laborales decentes y seguras resulta crucial”, explicó el señor Johnson a Equal Times.

Además, afirmó que disponer de una fuente de ingresos ayudará a las familias afectadas a “hacer frente a la crisis y a recuperar fuerzas y autoestima”.

 

Empleo de emergencia

El presidente de Filipinas, Benigno Aquino III, ha designado a la ministra Baldoz para que dirija un equipo operativo que facilite a los voluntarios la participación en las operaciones de ayuda, pues incluso los trabajadores del gobierno se han visto afectados por la catástrofe.

Ya se ha confirmado la muerte de dos empleados del DOLE en las provincias asoladas de Cebú y Leyte, mientras que de los 60 empleados de la oficina regional del DOLE en Cebú, dos tercios siguen desaparecidos.

La ministra Baldoz declaró que los organismos gubernamentales tendrán que trabajar en oficinas provisionales hasta que se ponga en marcha la reconstrucción.

Además, anunció que el departamento asignará inicialmente 50 millones de pesos filipinos (1,15 millones de US$) al programa de empleos de emergencia y otros 100 millones de pesos (2,3 millones de US$) en enero de 2014.

Según la ministra, con ello se ayudará a que 12.671 personas en tres provincias ganen una paga diaria de 260 pesos (6 US$) durante el período de empleo de emergencia de 15 días.

Los sindicatos en Filipinas también se han preparado para ofrecer ayuda de emergencia a sus miembros que han muerto, han resultado heridos o se han quedado sin hogar a causa del tifón Haiyan.

Sonny Matula, presidente del sindicato Federation of Free Workers (FFW), declaró que su organización está ofreciendo ayuda de emergencia a sus miembros a través de donativos recibidos en Manila.

Entre los donativos se incluyen dinero en efectivo, comida, jabón, medicinas y ropa de segunda mano.

Cedric Bagtas, secretario general en funciones de la central sindical Trade Union Congress of the Philippines (TUCP), aseguró que entre los afectados se encuentran afiliados al TUCP y sus comunidades.

“Nos tememos que muchos de nuestros miembros (trabajadores del transporte y del gobierno, maestros, conductores de jeepneys y trabajadores del sector informal) y sus familias han muerto y sus hogares, propiedades y pertenencias han sido destruidos”.

“Se necesita ayuda a corto plazo, así como esfuerzos de rehabilitación a largo plazo”.

En su página web, la organización Alliance of Progressive Labour (APL) describió los esfuerzos para prestar ayuda humanitaria como “terriblemente lentos, debido a una combinación de enormes requisitos logísticos, carreteras todavía inaccesibles cubiertas de escombros, planes poco eficaces del gobierno, la erradicación literal de los gobiernos locales y la magnitud de la destrucción”.

Sin embargo, destacó que “poco a poco, la ayuda internacional y local está llegando a la multitud de supervivientes hambrientos, sedientos, heridos, deprimidos y en estado de shock”.

 

Solidaridad y temores

La respuesta internacional ha sido rápida. Según la baronesa Valerie Amos, secretaria general adjunta de la OCHA, hasta el 18 de noviembre se habían donado un total de 193 millones de US$ a las víctimas del tifón Haiyan.

La Confederación Sindical Internacional (CSI) es una de las numerosas organizaciones que están brindando su solidaridad: “Los sindicatos de todo el mundo están pidiendo a sus miembros que hagan generosos donativos para contribuir a los esfuerzos de la ayuda humanitaria.

Ahora mismo, nuestros socios en Filipinas están evaluando cómo puede la comunidad sindical mundial ayudar mejor a su pueblo”, aseguró Sharan Burrow, la secretaria general de la CSI.

La red de justicia social europea SOLIDAR lanzó una campaña para ofrecer su apoyo a la ONG filipina LEARN, que brinda servicios a los trabajadores y trabajadoras de los sectores formal e informal.

En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el jefe negociador de Filipinas, Naderev “Yeb” Saño, hizo que a los delegados se les saltaran las lágrimas con su apasionada súplica para que se adopten medidas urgentes contra el cambio climático y anunció que iniciaría una huelga de hambre hasta que las conversaciones dieran resultados reales y tangibles.

Sin embargo, la ayuda no le está llegando a la gente con la suficiente rapidez.

Según la señora Amos, menos de la mitad de los 2,5 millones de personas afectadas directamente han recibido ayuda humanitaria y existe el temor de que los incidentes de saqueos y violencia degeneren en una anarquía generalizada.

Numerosos enfermos no disponen de medicinas y algunas familias que optaron por alojarse en tiendas de campaña o quedarse en sus propias casas destruidas han sufrido ataques de ladrones.

Asimismo, se han confirmado casos de violaciones.

Además, se han expresado temores sobre un posible aumento de la trata de menores, lo cual tendría como resultado el riesgo de explotación sexual y laboral de los 1,7 millones de niños y niñas desplazados por el supertifón.

La coordinadora residente de la ONU, Luiza Carvalho, explicó a la prensa que la destrucción de los servicios de protección de la infancia, como las escuelas, las guarderías y los hogares, y el hecho de que numerosos niños hayan sido separados de sus padres o hayan quedado huérfanos aumenta el riesgo de agresiones sexuales y de otras formas de explotación.