La ‘pequeña María’ y la discriminación contra la población romaní en Grecia

 

Es difícil olvidar el caso de la pequeña María, la ‘misteriosa’ niña rubia que la policía encontró viviendo en condiciones de pobreza extrema con una pareja romaní en Farsala, una ciudad del sur de Grecia, el pasado octubre.

No solo desencadenó una búsqueda internacional de sus padres biológicos, sino que también puso de manifiesto los prejuicios extremos y las duras condiciones de vida que soporta la comunidad romaní en Grecia a diario.

Las autoridades realizaban una redada en búsqueda de drogas y armas cuando vieron a una niña pequeña de piel clara y ojos verdes.

Empezaron a sospechar porque la niña tenía un aspecto muy diferente al del hombre y la mujer de piel oscura que afirmaban ser sus padres.

María, quien según se cree tiene unos cinco años, fue llevada a un centro de acogida y los adultos fueron detenidos.

Esto provocó una tormenta mediática y las pruebas de ADN posteriores revelaron que la niña no estaba emparentada con la pareja, identificados como Christos Salis, de 39 años, y Eleftheria Dimopoulou, de 40.

Sin embargo, a pesar de las miles de llamadas de familias desde lugares tan lejanos como Estados Unidos y Australia, finalmente se descubrió que María era la hija biológica de una pareja romaní que vivía en Bulgaria, la cual afirmaba que la había dejado en Grecia porque era demasiado pobre para alimentarla.

Los padres biológicos niegan firmemente haberla vendido.

María ha sido colocada en un centro de acogida en Bulgaria, mientras que Salidis y Dimopoulou se encuentran en la cárcel acusados de secuestro, fraude de prestaciones sociales y falsificación de documentos.

No se ha retirado el cargo por secuestro de menores, pero como Ruseva, la madre biológica de la niña, no va a presentar una denuncia por secuestro, se espera que el tribunal griego modifique el cargo de secuestro a adquisición de una menor.

 

La peor situación de discriminación en Europa

Este caso pone de relieve la grave situación padecida por el que probablemente es el grupo minoritario más desfavorecido de Europa.

Es difícil obtener datos estadísticos precisos sobre la población romaní en Europa. Sin embargo, se estima que hay entre 10 y 12 millones de romaníes en toda Europa y 250.000 tan solo en Grecia.

Muchos romaníes griegos no tienen partidas de nacimiento porque las familias a menudo renuncian a inscribir el nacimiento de un hijo, ya que el coste de obtener el certificado de nacimiento puede ser prohibitivo.

A raíz de esta invisibilidad oficial, se priva a la población romaní de protección jurídica, asistencia sanitaria pública y la oportunidad de matricular a sus hijos en la escuela, conseguir un empleo y registrarse para votar.

Asimismo, significa que la comunidad romaní es más vulnerable a la trata de personas y los errores judiciales, ya que es más fácil que los niños desaparezcan.

Sin embargo, se trata solamente de una pequeña parte de un problema mayor.

En un momento de austeridad absoluta, con una tasa de desempleo oficial de más del 27 por ciento, las minorías y los migrantes se enfrentan a un número mayor de respuestas políticas y económicas negativas.

La población romaní, que se encuentra asolada por la pobreza y vive en condiciones sórdidas, se enfrenta a niveles de desempleo desproporcionadamente altos y a una discriminación cada vez mayor. A menudo se les culpa de la delincuencia, el desempleo y la inestabilidad.

Dimitris Triantafylou, presidente de la comunidad romaní local en la ciudad griega de Sofades, se ha encontrado con muchos casos de racismo contra los romaníes.

“El racismo al que se enfrenta la comunidad romaní no es solamente personal, sino institucional”, dice.

“Hemos visto muchas actitudes racistas de las autoridades locales durante los últimos meses. Hemos aprendido a vivir con ello y a luchar por el cambio”.

La situación ha empeorado en los últimos años, con el rápido aumento de la popularidad del partido griego de extrema derecha, Amanecer Dorado, que a menudo ha seleccionado como blanco de sus violentos ataques a esta población.

Algunos de los problemas más comunes entre las comunidades romaníes en Grecia son el trabajo infantil y el abuso de menores, las bajas tasas de escolarización, la discriminación por parte de la policía y el uso y tráfico de drogas.

En el área de la educación en particular, el gobierno griego perpetúa la marginación de los romaníes al hacer la vista gorda ante prácticas que crean escuelas segregadas y no adoptar medidas que mejoren el nivel de asistencia de los niños y niñas romaníes en la enseñanza obligatoria.

La Encuesta sobre minorías y discriminación (EU-MIDIS) más reciente de la Unión Europea, publicada en 2009, señaló que de todos los países europeos, Grecia es el país en el que la población romaní se ve más discriminada.

Según el informe, el 55 por ciento de los romaníes griegos dijo haber experimentado discriminación durante los últimos 12 meses, el 30 por ciento indicó haber recibido un trato discriminatorio en negocios privados y un 24 por ciento dijo que experimentaba discriminación en el trabajo o en el proceso de búsqueda de empleo.

El 78 por ciento dijo que no denunciaba los casos de discriminación porque “no confiaba en que la policía pudiera hacer algo”.

Además, el 56 por ciento dijo que la policía le había parado y registrado por lo menos una vez en los últimos 12 meses, mientras que el 69 por ciento dijo ser víctima del fichaje étnico.

Según el informe, “Grecia destaca por tener una comunidad romaní controlada muy de cerca por la policía y que considera discriminatorio el trato recibido de los agentes”.

 

Aislamiento y riesgos sanitarios

La mayoría de los romaníes griegos vive en campamentos informales, donde permanece aislada de la sociedad y sus dificultades diarias pasan inadvertidas.

Según datos proporcionados por la Red Romaní Internacional, un estudio realizado en colaboración con el Ministerio de Trabajo griego reveló que la mayoría de estos campamentos no está conectada a la red eléctrica nacional y muchos campamentos no tienen acceso a fuentes de abastecimiento de agua ni al sistema de alcantarillado.

Según el mismo informe, estos campamentos se encuentran normalmente situados en lugares considerados inadecuados para la construcción de viviendas, por ejemplo, cerca de vertederos o desagües.

Las epidemias entre las comunidades romaníes en Grecia, así como los niveles deficientes de nutrición e higiene, también son preocupantes.

Como consecuencia, la población romaní griega a menudo padece enfermedades crónicas, problemas de higiene dental y complicaciones ginecológicas. Muchas mujeres de la comunidad no conocen la prueba de Papanicolau y rara vez se someten a un frotis cervical.

Aunque la historia de la pequeña María empieza a caer en el olvido, la comunidad romaní de Grecia continúa siendo víctima de la discriminación, así como de una serie de dificultades jurídicas y de procedimiento introducidas por el gobierno griego, lo que perpetúa la desigualdad social en un país ya agitado.

“Por desgracia, Grecia no es el único país en el que se trata mal a la comunidad romaní”, dice Eleni Tsetsekou, una consultora sobre cuestiones relacionadas con los romaníes del Secretario General del Consejo de Europa.

“Las vidas de los romaníes en otros países europeos no son diferentes y la mayoría de la gente también se opone a ellos”, dice.

“Los estereotipos negativos siempre están presentes y se encuentran muy arraigados”.