La celebración del Gran Premio de Bahréin constituye “un asunto de vida o muerte”

Opinions

Salah Abbas fue asesinado por la policía durante el Gran Premio de Fórmula Uno que se celebró en Bahréin en 2012. El día antes de la carrera principal, su cuerpo fue encontrado en un tejado del pueblo de Shakhoura.

Salah había estado protestando contra dicha carrera cuando fue detenido. Su cuerpo mostraba múltiples moratones de gran tamaño y numerosas heridas provocadas por perdigones de escopeta.

Tenía las costillas rotas y la cabeza y el cuerpo estaban cubiertos de sangre seca.

El agente de policía responsable de su asesinato fue absuelto el año pasado.

El día del funeral de Salah, miles de manifestantes se lanzaron a las calles coreando consignas contra el régimen y contra la Fórmula Uno.

Los periodistas que cubrían las protestas fueron detenidos y expulsados de Bahréin.

Dos días después de la muerte de Salah, el equipo informativo del canal británico de televisión Channel 4 fue detenido y expulsado del país.

El deporte y los derechos humanos se habían unido en un solo motivo para protestar como resultado del brutal asesinato de Salah; la reputación de la Fórmula Uno y del mundo del motor en general estaba hecha añicos.

Un año más tarde se volvió a celebrar la carrera a pesar de la situación cada vez más deteriorada de los derechos humanos.

El director ejecutivo de la Fórmula Uno, Bernie Ecclestone, aseguró ante los medios de comunicación que la carrera en Bahréin sería segura.

El Gobierno de Bahréin reforzó su campaña de relaciones públicas para convencer a los patrocinadores indecisos.

Para contrarrestar las protestas en masa que se produjeron el año anterior, el Gobierno de Bahréin estableció puestos de control por todo el país, desplegó fuerzas de seguridad en las entradas de determinados pueblos y llegó a cercar a otros pueblos con alambre de púas para evitar que los manifestantes salieran.

Los abusos empezaron mucho antes de que se celebrara la carrera. Los defensores de los derechos humanos documentaron más de 300 detenciones (incluidas las de 200 menores) y 135 redadas en hogares.

Tan solo durante el mes de la carrera se recibieron más de 50 denuncias de tortura.

Rihanna al-Mousawi fue una de las víctimas. Fue detenida en el circuito de Fórmula Uno tras intentar manifestarse en contra de la carrera.

Dos meses después, Rihanna apareció ante el tribunal, pero ya la habían obligado a desnudarse dos veces durante su detención y a permanecer desnuda mientras la observaba el personal de seguridad. Además, había recibido amenazas de violación.

A continuación, Rihanna fue sometida a varias torturas y condenada a cinco años de prisión por cargos relacionados con el terrorismo.

 

Catalizador para más violaciones de los derechos humanos

La próxima carrera de Fórmula Uno en Bahréin empieza este fin de semana.

Sin embargo, este evento sigue siendo un catalizador para el aumento de las violaciones de los derechos humanos en el país.

Los representantes del Gobierno han utilizado la Fórmula Uno para fomentar la imagen ficticia de un país en el que se han resuelto todos los problemas políticos y de derechos humanos y en el que todo está bien.

Esta imagen no puede estar más lejos de la realidad.

El Gobierno de Bahréin ha reprimido cualquier amago de protesta para proteger su imagen pública en el extranjero.

En marzo de 2014, la organización Americans for Democracy and Human Rights in Bahrein presentó una denuncia ante la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) contra los directivos de la Fórmula Uno.

Alegó que estos habían violado las directrices de la OCDE al ignorar su responsabilidad para evitar “causar o contribuir a los efectos negativos en los derechos humanos y abordar dichos efectos cuando ocurrieran”.

Para abordar la situación directamente con el presidente de la Federación Internacional del Automóvil (el órgano rector del deporte automovilístico en todo el mundo), seis organizaciones bahreiníes de derechos humanos enviaron una carta a Jean Todt solicitándole que suspendiera la carrera hasta que el Comité de Ética investigara la decisión sobre si se debía o no celebrar.

En su respuesta, Todt se desvinculó de la decisión de registrar la Fórmula Uno en Bahréin en 2004.

Más tarde, asumió la responsabilidad por las decisiones de seguir adelante con las carreras de 2012 y 2013, así como por la decisión de registrar la carrera de 2014, aunque argumentó que “el deporte no debería estar sujeto a ninguna forma de lucha política” y que el Comité de Ética de la FIA “no tiene ningún derecho legítimo para entrometerse en los asuntos internos de ningún Estado soberano”.

Todt no abordó el argumento central de la demanda de la ONG: que la Fórmula Uno ha contribuido considerablemente al aumento de las graves violaciones de los derechos humanos en Bahréin y que sigue haciéndolo.

Por tanto, el argumento contra la Fórmula Uno no tiene que ver con la injerencia en los asuntos internos de Bahréin.

Tiene que ver con el hecho de que la Fórmula Uno no puede distanciarse de la situación interna de los derechos humanos porque está provocando la violación de los mismos.

Durante el evento, el pueblo siempre utilizará la mayor atención de los medios de comunicación para expresar sus demandas a favor de la democracia, los derechos humanos y la justicia socio-económica; el Gobierno la usará para beneficiarse políticamente; y la policía reprimirá indiscriminadamente cualquier forma de desobediencia civil.

En la práctica, en el país se impone un improvisado estado de emergencia mientras las fuerzas de seguridad trabajan para contener el evento de la Fórmula Uno en una burbuja totalmente controlada.

 

Boicot de eventos deportivos

Existen numerosos precedentes de boicots de eventos deportivos. Fue la misma Fórmula Uno quien decidió retirarse de Sudáfrica para protestar contra el régimen del apartheid.

Más recientemente, los ministros del gobierno británico boicotearon la Eurocopa de fútbol de 2012, que se celebraba en Ucrania, para protestar contra el encarcelamiento de la líder de la oposición Yulia Timoshenko y varios países occidentales boicotearon los Juegos Paralímpicos de 2014 en Sochi en protesta por la intervención de Rusia en Crimea.

En Bahréin no se aplican estos principios (tampoco el Código de Ética de la FIA).

En noviembre de 2013, una Comisión de Asuntos Exteriores de Reino Unido criticó al Gobierno británico, alegando que no ha habido una “consistencia en la lógica” del enfoque británico al boicotear la Eurocopa de 2012 pero negarse a boicotear el Gran Premio de Bahréin ese mismo año.

El primer ministro británico David Cameron incluso fue un paso más allá cuando apoyó públicamente la carrera de 2012 al declarar: “Bahréin no es Siria”.

En 2013, numerosos sindicatos que representan a 3,6 millones de trabajadores/as en Reino Unido y 20 diputados/as parlamentarios enviaron una carta al primer ministro exigiendo a su gobierno que apoyara la cancelación de la carrera.

Este año, 29 diputados de siete partidos políticos diferentes han firmado una propuesta urgente al orden del día que se opone a la celebración del Gran Premio de 2014 en Bahréin.

Hasta la fecha, la respuesta del gobierno británico ha sido preocupante.

Tan solo la semana pasada, la baronesa Sayeeda Warsi, ministra de la Oficina de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth (FCO), argumentó que: “el Reino Unido no ha recibido ninguna prueba explícita del uso de la tortura para obtener confesiones [en Bahréin]”.

Por supuesto, esto constituye una gran tergiversación de los hechos, dada la gran cantidad de pruebas que se ha facilitado a la FCO desde 2011.

Asimismo, el informe de la Comisión Independiente de Investigación de Bahréin (BICI), que demostró que dicho Estado está torturando sistemáticamente a individuos para obtener confesiones, es uno de los principales documentos que utiliza la FCO para alegar que Bahréin se encuentra en pleno proceso de reformas.

Resulta difícil creer que el Reino Unido defendiera dicho informe sin leer su contenido relacionado con la tortura sistemática.

También resulta sumamente difícil defender el historial de torturas de Bahréin cuando este país ha cancelado dos visitas propuestas del Relator Especial de la ONU sobre la Tortura sin fijar una tercera fecha.

El historial de los derechos humanos en Bahréin no ha mejorado desde que se inició el levantamiento en 2011 y la impunidad sigue siendo un importante catalizador que evita cualquier tipo de cambio.

El país funciona inmerso en un sistema de impunidad; ni un solo agente de policía ha sido condenado por el asesinato de manifestantes desde 2011.

En cambio, numerosos manifestantes han sido condenados hasta a cadena perpetua por delitos relacionados con la libertad de expresión y mientras tanto se ha absuelto a los culpables de las torturas.

Destacados defensores de los derechos humanos, como Abdulhadi Al-Khawaja y Nabeel Rajab, siguen encarcelados.

¿Se ha vinculado la Fórmula Uno a las políticas bahreiníes? Sí. Y como declaró Maryam Al-Khawaja, presidenta en funciones del Centro de Derechos Humanos de Bahréin: “La carrera de Fórmula Uno debería cancelarse, pues en Bahréin puede ser un asunto de vida o muerte. Si no que le pregunten a Salah Abbas”.