Los héroes olvidados de la Copa del Mundo de Brasil

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A un mes de la cita para el Mundial de 2014, el Secretario General de la FIFA, Jérôme Valcke, perdió de nuevo los estribos por las supuestas demoras en la finalización de las obras.

La FIFA ha “vivido un infierno” en Brasil, dijo Valcke quejándose la semana pasada de “ciertos políticos que están en contra de la Copa del Mundo”.

Esta mentalidad explica por qué desahoga periódicamente su frustración por el sistema político adoptado por Brasil.

“A veces es mejor menos democracia para la organización de una Copa del Mundo”, declaró Valcke.

“Cuando se tiene un jefe de Estado muy fuerte, capaz de decidir, como quizás lo haga Putin en 2018, resulta más fácil para nosotros los organizadores.”

Cabe decir que Brasil ha celebrado elecciones libres en los últimos tres decenios, desde la caída del régimen militar en la década de los años 1980.

Sin embargo, esta exhibición abierta de estrechez de miras tiene un lado todavía más execrable.

Cada vez que Valcke abre la boca para hablar en contra de la democracia, hace aumentar los riesgos de accidentes y muertes de aquellos que, a diferencia suya, son directamente responsables de hacer posible la celebración de este evento: los trabajadores.

Los sindicatos brasileños advirtieron que la presión de la FIFA para acelerar la realización de los estadios ha hecho que las empresas opten por “atajos” e impongan jornadas de trabajo de hasta 18 horas.

El resultado, hasta el momento, es la muerte de diez trabajadores de la construcción durante los preparativos de la Copa del Mundo. Al menos ocho de estos incidentes eran totalmente evitables.

La muerte más reciente se produjo el 8 de mayo, cuando Muhammad Ali Maciel Afonso fue electrocutado mientras instalaba una red de comunicaciones en el Estadio Pantanal.

Antes, fue José Afonso de Oliveira Rodrigues quien falleció tras caer desde una altura de 30 metros en el Estadio Mane Garrincha, en Brasilia.

Marcleudo de Melo Ferreira cayó desde una altura de 35 metros en diciembre de 2013 en el Estadio de Manaos. El mismo lugar donde, nueve meses antes, Raimundo Nonato Lima da Costa perdió la vida en las mismas circunstancias.

En Manaos, José Antonio Pita Martins falleció en el hospital víctima de múltiples lesiones tras caerle un trozo de hierro en la cabeza.

En noviembre de 2013, Fabio Luiz Pereira y Ronaldo Oliveira dos Santos murieron cuando se derrumbó una grúa en el Estadio Corinthians de Sao Paulo.
En el mismo estadio, Fabio Hamilton da Cruz cayó de una tribuna de 8 metros de altura, cuando instalaba asientos provisionales. Falleció en el hospital.

Otros dos trabajadores sufrieron paros cardíacos mientras trabajaban en obras de construcción para la Copa del Mundo: Abel de Oliveira y José Antonio da Silva Nascimento. Sus muertes no pudieron vincularse claramente a la negligencia de los empleadores.

Lamentablemente, el número de víctimas de la FIFA no es definitivo. Ya han muerto por lo menos cinco trabajadores en los preparativos para la Copa del Mundo de 2018 en Rusia.

En Qatar, podrían perder la vida por lo menos 4.000 trabajadores antes de que empiece el torneo en 2022.

Pero allí, seguramente Valcke no tendrá ningún problema con la democracia.