UE: el triunfo ultraderechista demuestra la necesidad de repensar la austeridad, afirman los sindicatos

Los sindicatos han expresado su más honda preocupación ante el ascenso de los partidos de extrema derecha tras las elecciones al Parlamento Europeo, el domingo 25 de mayo.

Las votaciones han sancionado la forma en que los líderes e instituciones europeos han manejado la crisis económica y lo que piden es un cambio de rumbo en el que la política de la Unión Europea gire en torno al crecimiento, el empleo y la protección social.

"Los electores han enviado una advertencia a los principales partidos y a los que están gobernando”, afirmó Bernadette Ségol, Secretaria General de la Confederación Europea de Sindicatos (CES), en un comunicado de prensa.

"Los ciudadanos europeos están cansados del desempleo, la austeridad y la caída de los niveles de vida.

“Para los ciudadanos la crisis no ha terminado. Salvar el euro fue el principio. Pero el auténtico reto es conseguir que 26 millones de parados en Europa vuelvan a trabajar.”

Nathalie Gamiochipi del sindicato francés, Confédération Générale des Travailleurs (CGT), coincide con esta conclusión al calificar los resultados de las elecciones como “extremadamente preocupantes”.

En Francia, el Frente Nacional (FN) obtuvo el domingo la mayoría de los votos, aunque los sindicalistas insisten en que solamente representan el 11 por ciento de los votantes registrados.

“No es realmente un voto de aprobación de las políticas del FN, sino más bien un mensaje de rechazo a las políticas de austeridad actuales. El Gobierno de Francia ha sido sancionado dos veces consecutivas, en el ámbito municipal y en las elecciones europeas, y el Gobierno no solamente ha omitido dar un golpe de timón para cambiar el rumbo, sino que ha reafirmado las medidas de austeridad al anunciar miles de millones de euros de nuevos recortes”, afirmó.

 

“No hay alternativas reales”

“Presenciamos una banalización real del racismo y del discurso xenófobo a la par de los problemas sociales en los que se apoya el FN; navegan aprovechando la ola de desesperación sin ofrecer alternativas reales sobre temas tales como la distribución de la riqueza”, señaló a Equal Times después de una reunión de estrategia postelectoral de la CGT.

Los sindicatos británicos podrían hacer un análisis similar después de que el Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP) lograra avances significativos en las elecciones.

“El Gobierno de coalición ha causado gran parte de su propio infortunio electoral al aplicar ciegamente la austeridad y causar una crisis del costo de la vida, ha perdido un número aún mayor de trabajadores al atentar directamente a sus derechos tanto en el Reino Unido como en Europa”, señaló Elena Crasta, uno de los principales responsables de las políticas de la oficina de Bruselas de la central sindical británica Trades Union Congress (TUC).

A pesar de mostrar signos de recuperación económica, el desempleo y las condiciones de trabajo precarias siguen estando muy extendidos en el Reino Unido, advierte.

“El TUC ha estado dando desde hace tiempo una señal de alarma respecto al aumento de la xenofobia. El desempleo y los contratos de cero horas hacen que los beneficios de esta tímida recuperación no sean percibidos por la mayoría de la población.

Y la inseguridad lleva a los ciudadanos a emitir votos de protesta, pese a que signifique votar por partidos cuyas políticas no van a resolver los problemas reales a los que se enfrentan”, añadió Elena Crasta.

En Dinamarca, donde el domingo triunfara el euroescéptico Partido Popular danés (DPP), la confederación sindical del país, Landsorganisationen i Danmark (LO), mostró su preocupación ante la posibilidad de que el resultado tenga repercusiones negativas sobre los trabajadores daneses y apuntó el dumping social y el “debate acerca de los servicios sociales a través de las fronteras” como algunas de los motivos de preocupación de los votantes daneses.

 

Adopción de “su discurso”

La mayoría, si no todos, de estos partidos hicieron campaña sobre temas socioeconómicos y aprovecharon la desesperación social, corolario de una crisis económica interminable.

Como resultado, algunos de los principales partidos europeos han adoptado el discurso de los partidos marginales para insistir en cambios más profundos en la Unión Europea.

Matteo Renzi el nuevo primer ministro italiano, cuyo Partido Demócrata de centro-izquierda consiguió un máximo histórico del 40,8 por ciento de los votos en una izquierda italiana tradicionalmente dividida, ha pedido una reforma del pacto fiscal de la Unión Europea a fin de que los gastos en infraestructura y las inversiones de capital no se incluyan en los cálculos destinados a los objetivos de deuda y déficit, una medida muy bien recibida por los sindicatos italianos.

Fausto Durante, que dirige la sección europea del sindicato italiano Confederazione Generale Italiana del Lavoro (CGIL), confió a Equal Times que para Renzi (quien, por lo demás, “no es un gran amigo de los sindicatos”), estas elecciones le brindaron la oportunidad de subrayar su compromiso para entablar una nueva relación con la Unión Europea.

“Europa tiene que cambiar sus políticas, la austeridad no está funcionando y, de ser necesario, los tratados deben modificarse”, afirma Durante. “Es el motivo que explica fundamentalmente la razón por la que los trabajadores y los sindicalistas votaron por su partido. Europa tiene que hacer frente a la actual crisis económica y social.”

“This is the key explanation as to why workers and trade union members voted for his party. Europe needs to tackle the economic and social crisis now.”

Este mismo mensaje también resonó en Grecia, donde el partido de izquierda radical Syriza, dirigido por el candidato a Comisario europeo Alexis Tsipras, obtuvo una resonante victoria sobre el partido conservador Nueva Democracia, liderado por el primer ministro Antonis Samaras.

No obstante, el partido Amanecer dorado, de extrema derecha, ganó casi el 10 por ciento de los votos.

El partido de Tsipras se ha comprometido ahora a luchar contra la austeridad y a estimular las inversiones generadoras de empleo y de crecimiento en el interior del Parlamento Europeo, donde normalmente se espera que una sus fuerzas a los partidos socialdemócratas tradicionales.