Banco y Fondo BRICS - innovadores para algunos, de innovación insuficiente para otros

La reunión de los Gobiernos de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS) al final de la celebración de la Copa del Mundo en Brasil, el mes pasado, fue probablemente la cumbre de las cinco economías emergentes que ha tenido resultados más satisfactorios, ya que por primera vez hicieron algo más que solo ponerse de acuerdo sobre un comunicado conjunto.

El Nuevo Banco de Desarrollo (Banco BRICS) que pusieron en pie, así como el Acuerdo de Reserva Contingente que lo acompaña (CRA, por sus siglas en inglés y al que denominaremos en adelante “el Fondo”), pretende imitar al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, y muchos comentaristas lo consideran como una declaración de independencia con respecto al viejo orden mundial.

En realidad, representa más una ruptura con el nuevo orden mundial del consenso de Washington posterior a la década de los años 1970, aun cuando no haya ido tan lejos como algunos lo hubieran deseado (la opinión de la izquierda está dividida).

El Fondo, si bien ha sido diseñado para liberar a los gobiernos del Sur del FMI, reproduce algunas de sus características menos innovadoras, tales como exigir a los solicitantes de préstamos de emergencia por encima de un determinado nivel cumplir con las mismas condiciones económicas que impone el FMI.

El Banco, sin embargo, se las arregla para mostrar cambios más radicales al reanudar algunos de los principios fundadores originales del Banco para la Reconstrucción y el Desarrollo (todavía su título oficial) según lo establecido por la Conferencia de Bretton Woods, en la que participó un ya enfermo John Maynard Keynes. Algunos siguen viendo la facilidad de crédito más como una ruptura con la banca mundial que con las instituciones financieras internacionales.

Comentaristas como Mark Weisbrot y Stephany Griffith-Jones se han mostrado muy positivos con esta evolución, aunque John Weeks exhibe un mayor escepticismo y organizaciones como Human Rights Watch han manifestado una prudente inquietud (si bien generalmente positiva) según la cual el Banco necesita adoptar ciertos requisitos en materia de derechos humanos de los cuales el Banco Mundial evidentemente carece.

El Presidente de la Confederación Sindical Internacional (CSI), João Antonio Felicio, de la Central Única dos Trabalhadores (CUT) de Brasil, que se encontraba en Fortaleza, ciudad al noreste de Brasil, para participar en el foro sindical, también manifestó un apoyo crítico al señalar:

“El Nuevo Banco de Desarrollo y el CRA podrían convertirse en herramientas eficaces abocadas a la transformación de la actual arquitectura económica internacional con la condición de que rechacen la austeridad y las condiciones de ajuste estructural impuestas por las instituciones financieras internacionales en Europa y en otros lugares, y que han tenido consecuencias desastrosas para los trabajadores y las trabajadoras.

“Los nuevos instrumentos financieros de los BRICS deben plantear alternativas reales que aporten beneficios a los que trabajan y asuman el reto del cambio climático.”

Las organizaciones sindicales de los BRICS también se reunieron en Fortaleza al mismo tiempo para celebrar su tercer Foro Sindical BRICS, y su comunicado resultó, en muchos sentidos, decididamente innovador.

No era de extrañar que respaldaran un papel formal en la estructura BRICS para que coincidiera con el foro de negocios ya existente (una señal de que los Gobiernos de los BRICS han imitado al G20 al incluir unilateralmente a los empleadores, en lugar de una estructura más tripartita como la de la Organización para la Cooperación y la Democracia Económicas, la cual posee disposiciones institucionales con comités consultivos de la empresa, la industria y los sindicatos: BIAC y TUAC).

Sin embargo, el alcance de los sindicatos representados fue un gran paso adelante, y el movimiento sindical oficial de Estado de China ratificó con su firma algunas nociones que hubieran sido impensables hace apenas unos años.

 

Elemento notable

El foro sindical de los BRICS es claramente una idea original de la CUT, la afiliada de la CSI en Brasil (la confederación que dirigió Lula) y de la central sindical sudafricana, el Congress of South African Trade Unions (COSATU). No cabe duda de que los Gobiernos de izquierda de sus países, cualesquiera que sean las tensiones que vivan internamente, también ayudaron a hacer posible el foro sindical.

La Federación de Sindicatos Independientes de Rusia (FNPR) también se alineó estrechamente con un Gobierno ruso poco menos orientado a la izquierda.

Asistieron solamente dos confederaciones sindicales del notoriamente dividido movimiento sindical indio, incluyendo la afiliada de la CSI, la Hind Mazdoor Sabha (HMS) y la central sindical comunista, Centre of Indian Trade Unions (CITU), una confederación sindical genuinamente representativa a pesar de sus vínculos políticos. Ambas son, sin embargo, las confederaciones indias más progresistas.

La participación de la All-China Federation of Trade Unions (ACFTU), la central oficial china, no tiene en sí misma nada de novedoso. Ahora participa en la Cumbre Sindical encabezada por la CSI, el L20, en la estructura del G20 y, después de todo, una cumbre sindical BRICS sin la representación del país más grande hubiera sido una anomalía.

Lo más notable del comunicado sindical de los BRICS fue, sin embargo, el discurso que la CUT y la COSATU evidentemente tuvieron que utilizar para persuadir a la ACFTU a que aceptara.

La declaración, además de reclamar políticas ambientales y “el respeto por las comunidades locales, el uso sostenible de los recursos naturales y la búsqueda de una combinación de energía de bajo carbono limpio”, también sitúa los derechos de los trabajadores en el centro de las demandas sindicales a los BRICS (pese al récord francamente lamentable de China sobre esta cuestión, como lo demostró el hecho de no ratificar cuatro de los ocho convenios fundamentales del trabajo de la OIT, si bien el comportamiento de India no ha sido mejor y, a guisa de comparación, EE.UU. solamente ha ratificado dos).

Más importante aún, el comunicado prevé la participación en una toma de decisiones multilateral, lo que significa un paso adelante para el tradicional apoyo de la ACFTU a la no injerencia, incluyendo el compromiso de:

“Defender los legítimos derechos de la clase trabajadora dentro de una dimensión social progresiva; la promoción de una agenda de desarrollo que pone a la industrialización, la justicia ambiental y el progreso humano a través de modelos de crecimiento equitativos y justos en el centro de nuestros compromisos comunes”
y

“Establecer el diálogo y la cooperación para promover la paz, la seguridad, los derechos humanos y el desarrollo sostenible mundial.”

Asimismo, cabe señalar que también respaldaron la demanda de un impuesto sobre las transacciones financieras. Una demanda que aun cuando no es una gran novedad en Brasil o Sudáfrica, resulta interesante con respecto a China...