FONDOS BUÍTRES: TEORÍA Y PRÁCTICA

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Conforme las reglas del buen periodismo, los asuntos a ser difundidos deben caracterizarse por la claridad y la objetividad, con preguntas claves que necesitan ser respondidas para que las personas saquen sus propias conclusiones.

 
 

Informado sobre "qué", "quién", "cuándo", "dónde", "cómo" y "por qué", el lector-oyente-espectador debería reunir los elementos necesarios para pensar con su propia cabeza, contribuyendo para que la sociedad decidiese, a partir de una mejor evaluación de las informaciones disponibles, sobre el mejor camino a seguir.

Esto explica porque los conglomerados de la comunicación, respondiendo a los intereses del gran capital, hagan de todo para contaminar el debate sobre los temas tan sensibles para nuestro presente y el futuro como los fondos buitres, la regulación del sistema financiero, los paraísos fiscales, la concentración del ingreso, tributación de la riqueza y de las transacciones financieras.

A través de omisión o grotesca manipulación, los grandes medios de comunicación intentan confundir conceptos, inventar preceptos, demoler gobiernos y destruir reputaciones, en un juego de vale-todo para mantener privilegios en que la primera víctima es siempre la verdad.

El caso de Argentina, a quién las redes de televisión y los grandes periódicos acusan en repetidas ocasiones de "trampa" y de "mal ejemplo" - por no se doblar a las chantajes de los fondos buitres -, es un bueno ejemplo, pues se queda evidente la intención de los propietarios de estos vehículos, fieles perros de guarda de los intereses de los rentistas.

¿Lo que/quién son los fondos buitres? Son fondos especulativos de los magnates que adquieren títulos, sobretodo gubernamentales, muy devaluados y que pasan posteriormente a cobrar - por presiones, sobornos y chantajes - su recibimiento por el valor nominal.

Viven de la exploración y parasitismo de esta carroña, por esto son llamados de buitres.

¿Cuándo, dónde y cómo? En el caso argentino, estos fondos no aceptaran la reestructuración de la deuda hecha por el gobierno Néstor Kirchner entre 2005 y 2010.

En aquel momento, en que 93% de los acreedores aceptaran la renegociación con remuneración entre 45% y 70% de la deuda, estos señores apostaran en la política del "cuanto peor, mejor".

Querían que el país acelerase rumo al abismo, proyectando ganancias que serian potencializados con el crecimiento del desempleo, del hambre y de la miseria. Ahora, estos mismos buitres quieren que el gobierno argentino pague la totalidad de los títulos de la deuda que adquirirán, como declaraba el acuerdo original: US$1,3 mil millones acrecidos del interés. Es mucha desfachatez.

Finalmente, ¿la pregunta que no quiere callar, el por qué, la ración de toda esta embestida contra Argentina? Porque la postura soberana adoptada por el gobierno de la presidenta Cristina Kirchner de no se doblar a la lógica de los especuladores abre el peligroso precedente del "no".

Una decisión altiva que coloca en primer lugar el interese de la nación, del desarrollo del mercado interno, de los salarios, empleos y derechos que serian comprometidos con la sangría de los recursos del Presupuesto para el parasitismo.

En medio a toda esta batalla - que tanto cuanto económica es política e ideológica -, reiteramos ser inaceptable que la decisión de un tribunal supremo, como el de Nueva York, selle la posición de un juez como Thomas Griesa, indicado por el ex presidente Richard Nixon - que dispensa presentaciones - superpone al interese de toda una Nación.

This article has been translated from Spanish.