Los beduinos de Cisjordania oponen resistencia a su reubicación forzosa

News
Explore similar themes
Politics & economyIsraelPalestine

Unos 12.000 beduinos palestinos que viven en comunidades cisjordanas situadas en los alrededores de Jerusalén, Jericó y Ramallah luchan contra su posible expulsión.

Tras haber huido de sus tierras ancestrales en el desierto de Negev como consecuencia del conflicto árabe-israelí de 1948, esas comunidades han vivido en la zona durante décadas.

Sin embargo, no son reconocidas por el Gobierno civil de Israel y sobre ellas penden varias órdenes de demolición.

Los activistas temen que en los próximos meses esas medidas se pongan en aplicación tras la publicación por las autoridades israelíes de diversos planes para reubicar a esas comunidades.

Entre las demoliciones previstas está la de una escuela primaria, construida por una ONG italiana en la comunidad beduina Jahalin en la Zona C de Khan al-Ahmar.

La Zona C, que fue creada durante los Acuerdos de Oslo II, abarca el 60 por ciento de la Ribera Occidental y está bajo el control de las autoridades civiles y militares de Israel.

La escuela se encuentra en la Zona E1 entre Jerusalén y Jericó, que por mucho tiempo ha sido el blanco de la expansión de los asentamientos de colonos.

Entre el 25 de agosto y el 9 de septiembre de 2014, las autoridades israelíes anunciaron sus planes para reubicar a 23 comunidades a un nuevo emplazamiento en Nweima, en la periferia de Jericó. Esa medida podría afectar hasta a 12.000 personas, incluidas las cinco comunidades Jahalin que viven en Khan al-Ahmar.

En su vivienda de madera y chapa ondulada, el mokhtar (líder comunitario) local, conocido como Abu Raed, le mostró a Equal Times un documento que describe los planes para la reubicación de su aldea. “[Los representantes de la administración civil] vinieron y nos dieron esto. No nos consultaron. Dije que no incluso antes de mirar los planes,” señaló.

“Dicen que quieren modernizarnos, pero Nweima sería como una prisión para los Jahalin.”

Como otras tribus de beduinos en esa zona, los Jahalin llevan una vida semi nómada.

Algunos jóvenes son empleados en los asentamientos que rodean la aldea, aunque que la mayor parte de ellos se dedica al pastoreo. Sin embargo, la mayoría de los miembros de las familias viven en emplazamientos permanentes.

Aproximadamente 40.000 beduinos viven en Cisjordania.

En 2007, el Gobierno israelí trasladó a 300 familias que vivían cerca del asentamiento de Ma’ale Adumim a una parcela de tierra confiscada cercana a Abu Dis, lo que hizo que muchos perdieran sus medios de sustento y nivel de vida, ya que vivir en la Zona C entraña un acceso limitado a los servicios educativos y de salud.

Shlomo Lecker, el abogado israelí que se ocupa de su caso, apunta: “tenemos dos meses para cuestionar los planes, alegando que fueron elaborados sin consultar a las comunidades afectadas. Si ese método no funciona, recurriremos la decisión alegando que Nweima es un emplazamiento inadecuado para ellos”, refiriéndose a la falta de tierras de pastoreo, que es uno de los problemas que plantea el nuevo emplazamiento.

 

Convenios de Ginebra

La mayor parte de los beduinos de la Cisjordania ocupada son refugiados palestinos y están registrados ante el Organismo de las Naciones Unidas para los refugiados de Palestina en el Cercano Oriente (OOPS).

Junto con 42 organizaciones palestinas, israelíes e internacionales, el OOPS ha publicado una declaración en la que critica los planes, equiparándolos a un traslado forzoso masivo, lo que contraviene el cuarto Convenio de Ginebra.

“Nos preocupa que los traslados de población previstos se lleven a cabo poco después de que Israel haya dado su aprobación final a los planes de Nweima y que las órdenes de demolición pendientes se ejecuten y se destruyan los hogares y los medios de sustento de estas comunidades”, dijo el Comisionado General del OOPS, Pierre Krähenbühl en la declaración, añadiendo que, al sentar las bases para la expansión de los asentamientos de colonos, los planes E1 desconectarían aún más a Jerusalén Oriental del resto de la Ribera Occidental, lo que haría que la solución basada en la existencia de dos Estados fuese aún menos viable.

En una declaración escrita a la agencia noticiosa Agence France Presse (AFP), el departamento militar israelí encargado de asuntos civiles en Cisjordania dijo que los planes se habían elaborado para “beneficiar a la población beduina de la zona y permitir que viviera en lugares con una infraestructura apropiada”.

No obstante, según el OOPS, no queda claro quién se ocupará de la construcción de dicha infraestructura.

El Ministro de Agricultura de Palestina, Shawqi al-Ayasa, dijo que los planes tendrían repercusiones negativas serias para la sociedad palestina y afectarían gravemente el estilo de vida de los beduinos.

Bimkom, una organización que aplica un enfoque de derechos humanos a la planificación, había presentado anteriormente varios planes para la mejora de las condiciones de vida de las comunidades, tendiendo en cuenta sus necesidades específicas. Todos ellos fueron rechazados.

La precaria situación de los beduinos en Cisjordania es un problema persistente. En conjunto, hay 46 comunidades beduinas que han sido elegidas para su traslado a tres emplazamientos distintos: Nweima, cerca de Jericó; Jabal en la periferia de al-Eizariya (cerca de Jerusalén Oriental) y Fasayil en el valle del Jordán.

Todos esos emplazamientos se encuentran en la Zona C, que se ha declarado ‘tierra estatal’. La administración civil israelí se encarga de expedir permisos de urbanismo y construcción en la Zona C y según las cifras publicadas por la organización de derechos humanos B’Tselem, de 2002 hasta 2010, solo 176 permisos se expidieron a palestinos.

En la Zona C también hay asentamientos de colonos. En ese mismo período, se construyeron al menos 15.000 unidades residenciales con o sin permisos.

La Corte Internacional de Justicia y el Consejo de Seguridad consideran que esos asentamientos son ilegales en virtud del derecho internacional.

Otras cifras publicadas por B’Tselem muestran que de 2006 hasta finales de mayo de 2014, al menos 752 unidades residenciales palestinas no reconocidas fueron demolidas en Cisjordania (sin incluir a Jerusalén Oriental), dejando sin hogar a 3.568 personas, entre las cuales había como mínimo 1.712 menores.

Según el estudio realizado por la Asociación de Agencias de desarrollo internacionales a partir de datos recabados por la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) de las Naciones Unidas, el número de demoliciones de casas y estructuras de los beduinos en la Zona E1 aumentó en 2014: en los primeros ocho meses se registraron 35 demoliciones, frente a las 23 registradas en 2014.

“Cuando construimos la escuela en 2009, muchos de los jóvenes que ayudaron a construirla perdieron su empleo en [el asentamiento de] Ma’ale Adumim como consecuencia de ello. El edificio es objeto de una orden de demolición. Cuando tienes una escuela quiere decir que te vas a quedar allí, pero ellos no quieren que nos quedemos aquí para siempre”, dice Abu Raed.