Docente griega denuncia el “sacrificio de toda una generación”

Docente griega denuncia el “sacrificio de toda una generación”
News
Explore similar themes
Human rightsGreeceEducationStrikes

Se calcula que miles de personas participarán en protestas callejeras en toda Grecia el 27 de noviembre, que coincidirán con una huelga nacional de 24 horas para protestar contra los nuevos recortes presupuestarios exigidos por los prestamistas internacionales.

Si bien las huelgas generales caracterizaron la lucha de los griegos contra la austeridad en los momentos más críticos de la crisis financiera, la Confederación General del Trabajo de Grecia (GSEE), que representa a los empleados del sector privado, lleva siete meses organizando esta movilización, junto con su contraparte del sector público, ADEDY.

En una entrevista con la agencia informativa Reuters, Nikos Kioutsoukis, Secretario General de la GSEE, dijo: “el mensaje que queremos transmitir al Gobierno, a la Unión Europea (UE) y al Fondo Monetario Internacional (FMI) es que la población griega no puede más”.

La huelga coincide con el examen por el Parlamento del proyecto de presupuesto para 2015, presentado por el Gobierno en octubre, en el que se prevé que el ejercicio presupuestario de 2015 habrá casi alcanzado el equilibrio previsto, con arreglo a los objetivos establecidos por la Troika (FMI, UE y BCE (Banco Central Europeo)) en el Memorando de Entendimiento concluido con el Gobierno griego a cambio del plan de rescate financiero.

Entre los colectivos que desfilarán por la calles estarán los maestros de las escuelas públicas griegas, que denuncian los recortes al presupuesto de la educación y sus consecuencias para ellos y sus alumnos.

“El objetivo final de la Troika y del Gobierno de Grecia es privatizar la educación. Estamos muy enfadados”, dice Themis Kotsifakis, presidente del sindicato de docentes de la enseñanza secundaria, OLME.

Según sus informaciones, el gasto público asignado a la educación se ha reducido en un 32% desde 2009 y es equivalente ahora a solo el 2,79% del PIB, la mitad de la tasa media europea.

Como consecuencia, se han cerrado más de 1.200 escuelas en los últimos tres años. Se han suprimido 28.500 puestos de docentes de nivel secundario desde 2010 y sus salarios se han reducido hasta el 45%.

 

“Los estudiantes saben que sus perspectivas de futuro son sombrías”

Stavros Bofilatos, 58 años, director de un liceo (los últimos tres años de secundaria) en un barrio popular de Metaxourgeio en Atenas, sufrió los efectos de los recortes presupuestarios día tras día.

Para adaptarse a la limitación de fondos, los 90 alumnos que asisten a su escuela tuvieron que ser agrupados en clases más grandes.

Los docentes señalan que esa situación hace que su trabajo sea más difícil y agotador.

“Trabajan más por menos”, dice Bofilatos. “Pero todos hacemos lo posible por que la escuela siga funcionando”.

El director también ha observado un aumento en el número de alumnos que abandonan los estudios.

“Es cada vez más difícil convencer a los chicos de que el acceso a la educación no solo es un derecho sino la clave para un futuro mejor. Son conscientes de la situación y saben que sus perspectivas de futuro son muy poco alentadoras”.

Los padres también están expuestos a los fuertes vendavales de la austeridad.

Cuando el barrio en el que se halla la escuela fue duramente castigado por la crisis, muchas de las madres de sus alumnos que trabajaban en el hogar se vieron obligadas a trabajar, haciendo varios turnos, implicándose menos en las actividades escolares.

“Los recortes presupuestarios afectan a toda la sociedad. La Troika y el Estado trabajan en binomio, y las víctimas son los estudiantes griegos. El Ministerio de Educación ha llegado incluso a responsabilizarnos de los casos de bajo rendimiento escolar de los chicos”, indica Bofilatos.

Los recortes presupuestarios también han sido criticados desde el extranjero.

La Internacional de la Educación ha expresado preocupación acerca de la nueva ley de la educación, votada sin un auténtico diálogo social, que establece un sistema de examen más estricto que “obliga a los estudiantes a recurrir a clases privadas fuera de la escuela, alentando así el abandono escolar”.

Kotsifakis concluye diciendo que: “estos estudiantes de la ‘generación del Memorando’ nunca podrán recuperar lo que se les ha quitado: el conocimiento”.