El letal precio del desempleo

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Un estudio realizado en 63 países revela que unos 45. 000 de los suicidios registrados cada año —uno de cada cinco— está relacionado con el desempleo.

La investigación, llevada a cabo por la Universidad de Zurich, indica que, de éstos, unas 5000 muertes están relacionadas con la recesión mundial, lo cual sugiere que el número de suicidios relacionados con la pérdida del empleo es nueve veces mayor que los relacionados con la recesión.

Si bien la tasa de suicidios aumentó luego del estallido de la crisis económica de 2008, el estudio revela que las personas son casi tan propensas a poner fin a su vida en los tiempos de estabilidad económica.

Pero Roger Webb y Navneet Kapur, de los Centros para la Salud Mental y la Prevención del Suicidio de la Universidad de Manchester, afirman que estos datos son “la punta del iceberg” del impacto que la recesión tienen sobre la salud mental.

“Muchas personas que mantienen su empleo durante estos tiempos difíciles padecen graves factores estresantes psicológicamente, derivados de la reducción de sus ingresos, los contratos de “cero horas”, la precariedad laboral, la bancarrota, las deudas y los desahucios.

“Además de las muertes por suicidio, debemos comprender mejor las repercusiones de las adversidades económicas, como las autolesiones no mortales, el estrés y la ansiedad, el desánimo, la desesperanza, los problemas con el alcohol, la ira, los conflictos familiares y las rupturas de pareja”.

La investigación analizó las estadísticas sobre resultados económicos e índices de suicidio de la Organización Mundial de la Salud y del Fondo Monetario Internacional entre 2000 y 2011.

En este período, el riesgo de suicidio aumentó entre un 20% y un 30%.

La investigación estima que, cada año, se produjeron alrededor de 233.000 suicidios.

En 2007, 41.148 suicidios estaban relacionados con el desempleo. Luego del estallido de la crisis económica mundial, en 2009, ese número se elevó en 4.933 casos, hasta alcanzar un total de 46.131 —un aumento del 12%—.

Las estadísticas, que abarcan distintos grupos de edad y sexo en 63 países de cuatro regiones del mundo, revelan también que el riesgo de suicidio es similar en todo el planeta.

Contrariamente a anteriores estudios, este informe indica que hombres y mujeres de todas las edades son igualmente vulnerables a las consecuencias del desempleo.

La investigación revela, además, que el nivel de suicidios aumenta en los seis meses previos a los repuntes del desempleo —algo que los autores atribuyen al mayor estrés en el lugar de trabajo antes de perder el empleo—.

“Puede que las personas trabajen más horas en peores condiciones laborales o con salarios inferiores, con la esperanza de salvar su trabajo”, explica a Equal Times Ian Cummins, Profesor Titular de Trabajo Social en la Universidad británica de Salford.

“Resulta muy preocupante, porque no se trata sólo de quedarse sin empleo, se trata del entorno en el que trabajamos y el estrés que podemos llegar a padecer. Los bajos salarios, el exceso de horas de trabajo, los contratos de cero horas y el acoso psicológico laboral infligen a la gente presiones ocultas”.

El autor principal del informe, el doctor Carlos Nordt, del Hospital Psiquiátrico de la Universidad de Zurich, insta a los gobiernos a hacer frente a las repercusiones de la destrucción de empleos, tanto en tiempos de prosperidad como de recesión económicas.

“Los efectos sobre el riesgo de suicidio parecen ser más profundos en aquellos países en los que no trabajar es infrecuente”, añade.

“Es posible que un aumento inesperado del índice de desempleo pueda desencadenar un mayor nivel de miedo e inseguridad que en países con elevados índices de desempleo antes de la crisis”.

Las últimas estadísticas sobre suicidios en el Reino Unido, publicadas la semana pasada, revelan que la tasa de suicidios entre los hombres se encuentra en su nivel más alto desde 2010 —mientras la tasa de suicidios entre hombres de 45 a 49 años es la mayor desde hace 30 años.

En 2013 se produjeron en el Reino Unido un total de 6.233 suicidios, un aumento del 4% en relación al año anterior. Según la institución benéfica británica los Samaritanos, los hombres que pertenecen a los grupos socioeconómicos más desfavorecidos son diez veces más proclives a poner fin a sus vidas.

Joe Ferns, Director Ejecutivo de Política, Investigación y Desarrollo de los Samaritanos, afirma: “Tenemos que centrarnos más a escala local y regional en coordinar y priorizar las medidas de prevención de suicidios, sobre todo en zonas de grandes privaciones socioeconómicas.

“Lamentablemente, sabemos que el suicidio es una desigualdad que afecta a las personas en las zonas de mayor privación, procedentes de los sectores más desfavorecidos.”