La pobreza y el desempleo avivan la agitación en Burundi

Durante la última semana, Burundi ha hecho una aparición inusual en la prensa internacional después de que estallaran protestas en Bujumbura, la capital de este pequeño país encajado entre Tanzania, Ruanda y la República Democrática del Congo en la región africana de los Grandes Lagos.

Los disturbios en Burundi, que hasta la fecha se han cobrado al menos nueve vidas y han dejado docenas de heridos en los enfrentamientos entre las fuerzas del orden y los manifestantes, se desataron cuando el presidente Pierre Nkurunziza anunció su candidatura para un tercer mandato controvertido.

Sin embargo, bajo la superficie, las protestas se ven avivadas por una frustración intensa compartida por muchos de los jóvenes de Bujumbura provocada por los niveles elevados de desempleo y un sentimiento generalizado de desesperanza en uno de los países más pobres del mundo.

Las protestas empezaron el 26 de abril, un día después de que el partido en el gobierno de Burundi, el CNDD-FDD (Fuerzas de defensa de la democracia - Comité nacional para la defensa de la democracia) anunciara, como esperaba por casi todo el mundo, que Pierre Nkurunziza había sido nominado para competir por un tercer mandato, algo que sus partidarios afirman que está permitido por un tecnicismo en la Constitución de 2005 del país, la cual es algo ambigua.

Los opositores a la candidatura de Nkurunziza citan un límite claro de dos mandatos estipulado en el Acuerdo de Paz y Reconciliación de Arusha de 2000, que ayudó a poner fin a la guerra civil de 12 años en Burundi y preparar el terreno para la presidencia de Nkurunziza.

Tras una pausa breve durante el fin de semana, las manifestaciones continuaron el lunes por la mañana con una intensidad renovada.

La policía ha utilizado gases lacrimógenos, cañones de agua y munición real para impedir el avance de los manifestantes que desean llegar hasta el centro de Bujumbura. La oposición afirma que a los ataques contra los manifestantes de la policía se suman agentes del Servicio Nacional de Información (SNR, por sus siglas en francés) así como miembros de la liga de jóvenes del CNDD-FDD, conocidos como Imbonerakure.

Aparentemente, la policía y los Imbonerakure también han sido el blanco de ataques, incluido de ataques con granadas el viernes, que según consta dejaron 3 muertos y 17 heridos.

El martes, el Tribunal Constitucional de Burundi falló a favor del derecho del presidente de presentar su candidatura para un tercer mandato, pero no antes de que el vicepresidente del Tribunal huyera del país alegando haber recibido presión, incluido amenazas de muerte, para aprobar la candidatura del titular.

 

Más allá de las divisiones

A juzgar por las consignas de los manifestantes, que se centran en el tercer mandato del presidente, puede parecer que los jóvenes de Bujumbura se entregan de manera excepcional a la defensa de los límites de los mandatos presidenciales.

Sin embargo, cuando Equal Times les preguntó acerca de sus motivaciones durante el fin de semana relativamente calmado, los jóvenes manifestantes identificaron un tema central: para la juventud de Burundi, la pobreza, el desempleo y la incertidumbre en cuanto al futuro van más allá de las divisiones que amenazan el orden político frágil del país.

La economía tradicional de Burundi está alcanzando un punto crítico.

Es uno de los países más pequeños de África y también uno de los más densamente poblados del continente, con un índice elevado de crecimiento demográfico de 3,1% y presión adicional por la tierra limitada debido a la repatriación de refugiados.

Sigue siendo el país más rural del mundo (si excluimos a los estados insulares), ya que aproximadamente el 90% de la población depende de la agricultura; sin embargo, se está urbanizando a un ritmo más rápido que en casi todos los países ya que la agricultura es una opción cada vez menos viable para sostener a una familia y muchas personas jóvenes se ven obligadas a trasladarse a Bujumbura en busca de trabajo.

Con pocos empleos poco cualificados disponibles, muchos jóvenes burundeses recurren a la educación superior para mejorar sus perspectivas de empleo. Sin embargo, en un mercado lleno de licenciados, un título universitario por sí solo a menudo no es suficiente.

Como explicó Alain*, un manifestante que no apoya a ningún partido y en el paro a pesar de tener un título en economía: “Los que estudiaron economía están en la calle, mientras que los que estudiaron derecho son asesores económicos”, expresando un sentimiento común de que las conexiones personales importan más que el mérito.

Los estudiantes también lamentan la falta de formación técnica en las universidades, donde los cursos suelen ser muy teóricos y poco relacionados con el mercado de trabajo.

Los jóvenes partidarios tanto del partido en el poder como de la oposición suelen estar de acuerdo con respecto a la cuestión del desempleo y a menudo atribuyen el mal comportamiento que perciben de sus pares a la manipulación por parte de la élite política.

“Un reto que la juventud de los partidos comparten es que algunos son manipulados por los políticos”, dijo Joséphine, funcionaria y miembro de los Imbonerakure, a Equal Times.

“[Un político] da dinero a los jóvenes, les dice ‘haced esto o aquello’ y lo aceptan”, cree Richard, miembro del partido de la oposición, el FNL (Frente Nacional de Liberación), que participa en las protestas en el distrito de Musaga de Bujumbura.

Llama a los Imbonerakure “Nuestros hermanos. Tenemos que mostrarles el camino correcto”.

A pesar del progreso económico modesto de Burundi desde la guerra civil, el país va a la zaga de los otros miembros de la Comunidad del África Oriental y la gente aquí se pregunta: “¿Por qué no nosotros?”

Solamente tienen que mirar a la vecina Ruanda para ver una economía que se desarrolla a pesar de una historia devastadora de violencia.

No parece haber respuestas fáciles, pero quienquiera que saque a Burundi de la crisis actual tendrá que hacer frente a una población joven urbana que cada vez se muestra más impaciente con el statu quo.
 
*Los nombres de las personas entrevistadas se han cambiado a petición suya para proteger su anonimato y su seguridad en el clima de miedo actual.