Subutex – tratamiento contra la heroína, y además un tráfico altamente rentable

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Prescrito desde hace 30 años, el primer tratamiento sustitutivo para la adicción a la heroína en Francia permitió salvar millones de vida. Pero, desde hace algunos años, los narcotraficantes se están aprovechando y abasteciendo a redes internacionales.

El pasado 30 de enero, Aurore Gros-Coissy fue condenada en la isla de Mauricio a 20 años de cárcel por tráfico de droga.

Esta francesa de 27 años fue detenida en el aeropuerto Mauriciano de Sant Louis el verano de 2011.

En sus maletas se encontraron 1.680 comprimidos de Subutex, un tratamiento sustitutivo para pacientes dependientes a la heroína, autorizado en Francia pero prohibido en dicha isla.

Comercializado desde 1995, el Subutex, cuyo componente activo principal es la buprenorfina, es la terapia sustitutiva para la adicción a opiáceos más utilizada en Francia.

En 2012, 105.000 heroinómanos trataron de desengancharse remplazando sus dosis cotidianas con estos comprimidos, prescritos por los médicos generalistas y rembolsados por el seguro médico.

Aunque no cabe duda de que esta terapia de sustitución ha permitido frenar la transmisión del SIDA y ha evitado miles de sobredosis, se calcula que, hoy en día, una de cada cuatro recetas está siendo desviada para alimentar un tráfico a pequeña y gran escala.

“Su amplia accesibilidad, vinculada a su marco de especificación y a la posibilidad de inyectárselo, ha favorecido el uso indebido del medicamento”, revela un estudio del Observatorio Francés de las Drogas y las Toxicomanías (OFDT), puesto que, a diferencia de la metadona, un tratamiento utilizado por 50.000 personas y rigurosamente controlado, el Subutex no está clasificado en Francia como estupefaciente.

 

Siete médicos y un farmacéutico imputados

Para reducir el tráfico del Subutex, el seguro de enfermedad viene tratando desde hace diez años de intensificar el control.

En consecuencia, ahora se exige a los médicos generalistas que indiquen en la receta el nombre del farmacéutico, con el objetivo de impedir que el paciente pueda ir de farmacia en farmacia con la misma receta.

El plan de control y seguimiento pretende además identificar a las personas que estén recibiendo más de 32 mg de BHD (buprenorfina en dosis alta) diarios. Pero eso no impide los robos de recetas ni el préstamo de tarjetas de seguro Vitale.

Desde hace algunos años, el seguro de enfermedad está vigilando igualmente a los profesionales de la salud: “El objetivo es, por una parte, controlar las facturaciones aberrantes de terapia sustitutiva para la adicción a opiáceos y, por otra, identificar la existencia de redes entre médicos, asegurados y farmacéuticos.”

Así pues, en 2013, la Moselle, primer departamento francés conocido por la destacada venta de Subutex, ha sido testigo de varios casos judiciales.

Siete médicos y un farmacéutico fueron finalmente inculpados por sospecha de abastecimiento de redes de reventa internacional.

Isabelle Adenot, presidenta del Consejo Nacional del Colegio de Farmacéuticos, considera que “el problema radica en que los médicos y los farmacéuticos están sometidos a enormes presiones, y les resulta difícil decir no. Esto da lugar a divergencias. Recuerdo el caso de una colega de Toulouse, víctima de agresiones frecuentes en su farmacia que, al no recibir ayuda de la policía, terminó dándose por vencida”.

 

“No sabemos realmente a quién dirigirnos”

Desde hace 18 meses, RB-Indivior, el laboratorio que produce y comercializa el Subutex (7 millones de cajas en 2014) también ha dado la voz de alarma.

Llegando incluso a ponerse en contacto con las autoridades competentes: el Ministerio de Sanidad, la Agencia Nacional para la Seguridad de los Medicamentos, diputados, senadores, etc. Pero los resultados son más bien decepcionantes.

“No sabemos realmente a quién dirigirnos. Cada vez que hablamos con alguien, nos dicen que nos dirijamos a otra persona – señala un miembro del laboratorio. Para que las cosas avancen, hace falta mucha más voluntad política”.

Clément Vivès, comisario y jefe de la Misión de Lucha Antidroga (Milad), asegura que en ningún momento se ha pretendido “luchar contra la cocaína en detrimento del Subutex”. En 2014 la policía francesa desmanteló 75 casos de tráfico de reventa exclusiva de Subutex.

Los camellos callejeros, incitados por personas que revenden una parte de su tratamiento, son más bien fáciles de pillar, mientras que las cosas son muy diferentes con el tráfico organizado que alimenta las redes internacionales.

“Francia es el país donde se consume mayor cantidad de buprenorfina, mientras que en los demás países se opta más por la metadona. Lo más alarmante es que una parte del tráfico sale al extranjero, a países donde la población tiene menos acceso a este medicamento”, observa un responsable del laboratorio.

Así pues, en la isla de Mauricio, en Escandinavia, en el Magreb, en Europa del Este e incluso en Australia, se encuentran cajas de Subutex que han sido compradas en Francia y revendidas. Dependiendo del país, el precio puede oscilar entre 20 y 80 euros (entre 22 y 88 USD) por comprimido.

Esto, según el laboratorio, hace que el tráfico resulte muy rentable, puesto que la caja de siete comprimidos se vende, dependiendo de las dosis, a entre 2 y 16 euros (2 y 17,5 USD) y es reembolsada al 65 % por el seguro de enfermedad.

“El dinero público está financiando este tráfico de droga”, señala el laboratorio.

En el Líbano, por ejemplo, como las terapias sustitutivas no siempre están legalizadas, desde 2005 hay una asociación de prevención de la toxicomanía que compra, de manera absolutamente ilegal, cajas de Subutex.

“Un centenar de pacientes se benefician de estos tratamientos. Ellos son los que pagan, pero el problema es que la demanda es demasiado alta. Hay muchos heroinómanos y no hay suficientes tratamientos sustitutivos, y algunos no entienden que no se les pueda facilitar”, explicaba en 2011 un psiquiatra desde el anonimato.

El tráfico parece difícil de erradicar, pero la homogenización de los tratamientos a escala europea sí que podría perjudicar a los traficantes. Eso es lo que opina el laboratorio Indivior.

“La falta de convergencia europea sigue siendo un problema, pero hace falta también más normativas y que los médicos en Francia reciban una formación adecuada”, declara un portavoz de Indivior, que prefiere permanecer en el anonimato.

“¿Cómo es posible que en determinadas zonas un médico pueda establecer un verdadero tratamiento cuando es responsable del seguimiento de 300 toxicómanos? En semejante situación, lo único que puede hacer es ir renovando la receta.”

 

This article has been translated from French.