La lucha contra el trabajo forzoso

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Biram Dah Abeid, hijo de un trabajador forzoso y ganador del Premio de Derechos Humanos de la ONU, permanece en una cárcel de Mauritania por haber hecho campaña contra una situación que básicamente ha esclavizado a millones de personas en todo el mundo.

Por fin un rayo de esperanza: el vecino Níger se ha convertido en el primer país en firmar un protocolo que actualiza el Convenio sobre trabajo forzoso de la ONU.

Es también el principio de una larga y dura lucha: conseguir que otros países firmen, ratifiquen y pongan la teoría en práctica.

“Esto da esperanza a los millones de mujeres, niños y hombres que continúan atrapados en una situación de esclavitud moderna”, ha expresado Guy Ryder, Director General de la Organización Internacional del Trabajo de la ONU, tras la firma del Protocolo con el Ministro de Empleo, Trabajo y Seguridad Social de Níger, Salissou Ada.

“Esta firma es el siguiente paso lógico en nuestros esfuerzos para luchar contra esta plaga que está contaminando nuestra sociedad”, afirma Ada con relación al Protocolo, que adapta a los tiempos actuales el Convenio de 1930 para luchar contra la explotación y la trata de personas en el siglo XXI.

La ceremonia que tuvo lugar durante la 104ª Conferencia Internacional del Trabajo de la OIT celebrada este mes en Ginebra marca el lanzamiento de una campaña mundial titulada “50 por la libertad”, cuyo objetivo es conseguir que 50 países ratifiquen el Protocolo antes de 2018.

El Protocolo contempla planes de acción nacionales para luchar contra el trabajo forzoso, entre ellos aumentar el número de inspecciones, conseguir una mayor protección contra los contratistas sin escrúpulos y sancionar a los responsables de la trata de personas.

Solicita así mismo indemnizaciones para las víctimas del trabajo forzoso y prevé que una victima pueda presentar una denuncia incluso si no se encuentra en el país donde se produjo el abuso.

Va dirigido no sólo a los Gobiernos sino también a empresas privadas.

 

La batalla que se avecina

El Protocolo entra en vigor al tiempo que dos países lo ratifican. Se espera que los próximos signatarios sean una serie de países europeos.

Y estos son sólo los primeros pasos de la campaña para conseguir que los Gobiernos cumplan y garanticen la aplicación del Protocolo.

Personas con información privilegiada afirman desde el anonimato que algunos países quizás lo firmen sobre todo para apaciguar a los países donantes, pero que seguidamente lo ignorarán.

“En esta campaña tienen que implicarse todos los actores de un país – Gobierno, ONG, defensores de los derechos humanos, sindicatos y medios de comunicación”, explica Jean-Marie Kagabo, coordinador en África del Programa Especial de Acción para combatir el Trabajo Forzoso (SAP-FL) de la OIT, en una entrevista concedida a Equal Times.

Una mejor educación y formación profesional pueden contribuir a romper el ciclo de las familias que se encuentran atrapadas en condiciones de servidumbre durante generaciones, esfuerzos para los que Kagabo dice se necesitará el apoyo de los países donantes.

 

Para que 21 millones de personas puedan expresarse

Según estimaciones de la OIT en el mundo hay 21 millones de personas víctimas del trabajo forzoso, y esto genera 150.000 millones de dólares al año en ganancias ilícitas.

Los sectores clave son la agricultura, la pesca, el trabajo doméstico, la construcción, la manufactura y la minería. Las mujeres y las niñas son víctimas de la explotación sexual forzosa.

Un estudio realizado por los sindicatos daneses calcula que, sólo en Níger, 59.000 adultos son víctimas del trabajo forzoso, es decir el 1,1% de la población adulta total. Casi la mitad están en el sector del trabajo doméstico, y cerca de una cuarta parte pertenecen al sector agrícola o ganadero.

El estudio señala una “falta de información” por parte del Gobierno de Níger sobre las medidas que se están tomando para luchar contra la esclavitud.

En cualquier caso, la firma de Níger constituye un paso importante, afirma Kagabo, expresando la esperanza de que la Unión Africana también incluya el tema en su agenda.

“Hace 10 años en Níger era tabú hablar de trabajo forzoso”, dice. “Es estupendo que Níger haya ratificado el Protocolo. Así demuestra a otros países que ellos también pueden hacerlo”.