Pérdida de empleos en las azucareras de Jamaica: una industria ante la encrucijada

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La industria azucarera de Jamaica está tratando de capear la “tormenta perfecta” generada por los altos costos de producción, una sequía de dos años que ha dejado como saldo la drástica caída de la cosecha en algunos de sus cañaverales más productivos y las previsiones que anuncian una bajada de precios en un mercado global altamente competitivo.

Como corolario, cabe esperar una reestructuración y pérdidas de empleo, como ya puede constatarse en la parroquia oriental de Santo Tomás. Sin embargo, los hay que piensan que esta situación podría marcar el inicio de un nuevo inicio.

El 7 de agosto, los cortadores de caña y cosechadores de la refinería Golden Grove recibieron la notificación de despido colectivo con una indemnización de 14 semanas porque los propietarios, Seprod Jamaica Limited, establecieron un plan de dos años para reducir costos mediante la subcontratación de las actividades de cultivo y cosecha.

“Aproximadamente 600 trabajadores agrícolas, incluyendo los que se ocupan de los tractores y el transporte recibirán su indemnización por despido el 4 de septiembre”, comentó a Equal Times Clifton Grant, representante del UAWU, el sindicato de trabajadores universitarios y afines.

No se ha acordado el número de trabajadores que volverán a ser contratados por el nuevo, y aún desconocido, contratista. Sin embargo, los sindicatos que representan a los trabajadores: el UAWU, el Bustamante Industrial Trade Union (BITU) y el National Workers Union (NWU), afirman que van a hacer todo lo posible para asegurar que los nuevos contratos sean favorables a los trabajadores.

Golden Grove es actualmente una de las seis refinerías de azúcar existentes en Jamaica y forma parte del puñado de empleadores a gran escala en la zona rural de Santo Tomás. Aun cuando los empleos de la refinería no se verán afectados, la pérdida de 600 puestos de trabajo podría tener un fuerte impacto en la economía esencialmente agrícola de Santo Tomás, una región que cuenta con algunos de los más altos niveles de desempleo en la isla.

El representante de BITU, Hanif Brown, comentó al diario Jamaica Observer: “Durante el período fuera de la zafra, estos trabajadores reciben pagos garantizados, y aproximadamente el 60% de ellos continuaría trabajando por una menor remuneración. No sabemos qué va a pasar en el marco del [nuevo] acuerdo contractual”.

Grant indicó a Equal Times: “Vamos a continuar las negociaciones con la dirección para proteger los derechos de los trabajadores”.

Seprod, en su calidad de uno de los principales fabricantes de alimentos y productos para el hogar de la isla y accionista mayoritario de la refinería Golden Grove, tomó la decisión de externalizar todas las actividades agrícolas tras perder 17,4 millones de USD de los 26,1 millones de USD invertidos en la refinería en 2009.

En Jamaica, aun cuando algunos aspectos de la zafra están mecanizados, la mayor parte de la caña de azúcar se corta todavía a mano, actividad que remonta a los días en que la isla era una colonia británica y el azúcar, el más valioso de los bienes del imperio, era plantado y cosechado por esclavos africanos.

Además de suministrar miles de puestos de trabajo, los defensores del corte a mano afirman que evita daños a los cultivos y permite a los agricultores conservar las raíces de las cañas de más edad, lo que se traduce en mayores rendimientos en la siguiente temporada. Asimismo, en algunas zonas de ladera, los campos de caña son accesibles solamente a lomo de burro o mula y a pie.

 

Las vicisitudes de la industria

Los despidos colectivos de Golden Grove son sintomáticos de la lucha que libra Jamaica para labrarse un sitio en la altamente competitiva industria azucarera mundial actual.

Brasil, India y China son los líderes mundiales en la producción de azúcar de caña, sin embargo, en Jamaica, pese a una producción comparativamente mínima, el sector azucarero sigue dominando la industria.

Además de encabezar la exportación agrícola, la industria del azúcar es el segundo mayor empleador del país, con unos 28.000 trabajadores fuera de temporada y 38.000 en temporada, que contribuyeron con 74,5 millones de USD al PIB de 2010.

Las vicisitudes de la industria azucarera de Jamaica empezaron en 2008 con la privatización de las cinco vetustas fábricas estatales. Para facilitar la venta, se despidieron alrededor de 8.000 trabajadores azucareros en el marco del denominado Sugar Transformation Programme (STP), financiado por la Unión Europea.

Se desembolsaron unos 147 millones de euros (aproximadamente 109,8 millones de USD al tipo de cambio de la época) para ayudar al proceso de privatización, mejorar la calidad de vida de las comunidades “dependientes del azúcar”, al tiempo que se modernizaba un sector en crisis al cabo de años de “escasa inversión y de mala gestión comercial” según documentos de la delegación de la Unión Europea en Jamaica.

El acuerdo también preveía indemnizaciones por despido colectivo a fin de facilitar la desinversión, así como dar formación y financiación destinadas a formas alternativas de empleo.

Además, se financió a los agricultores para la replantación de antiguos campos y plantar otros nuevos con el fin de ayudar a Jamaica a cumplir con un objetivo de producción nacional de 200.000 toneladas al año.

Este objetivo todavía está por cumplirse: el año pasado, los productores de azúcar jamaiquinos produjeron 154.000 toneladas de azúcar; este año la cifra se redujo a 134.000 toneladas.

En 2009 llegó a su fin el “Protocolo del Azúcar”, un acuerdo existente desde hace mucho tiempo que proporcionaba a Jamaica y a otros países productores de azúcar de África, el Caribe y el Pacífico (ACP) un acceso totalmente libre de impuestos y de cuotas al mercado del azúcar de la Unión Europea. Hasta 2012, todavía se permitía a los países ACP exportar azúcar libre de impuestos a la Unión Europea, pero sin fijar precios ni volúmenes.

Sin embargo, un acuerdo de transición establecido posteriormente, conocido como medidas complementarias para los países signatarios del Protocolo del Azúcar, y que presta ayuda a los países para hacer frente a los cambios, concluye en 2017. George Callaghan, director ejecutivo de la Autoridad de la Industria Azucarera de Jamaica, lo describió recientemente como un “terremoto”.

En previsión, la Pan Caribbean Sugar Company (una filial local de la empresa azucarera china COMPLANT, (China National Complete Plant Import and Export Corporation Limited), que posee y explota tres de las refinerías más grandes de la isla) se retiró del acuerdo para la venta cooperativa del azúcar a través de la agencia que comercializa la mayor parte del azúcar jamaiquina en el país y en el extranjero, la Jamaica Cane Product Sales Limited (JCPS).

Seprod ahora también está solicitando la aprobación del Gobierno para comercializar su propio azúcar, en un intento por asegurar un mayor precio para su producto en el mercado local y mundial. Sin embargo, Hugh Blake, presidente ejecutivo de JCPS, sigue confiando en que la actual configuración resulte beneficiosa para todos los participantes.

“Cuando perdimos nuestros mercados preferenciales hace tres años, Jamaica logró negociar algunos de los precios más altos que se pagan por el azúcar en Europa”, indicó a Equal Times.

Pase lo que pase, por ahora persiste cierto optimismo, pese al futuro incierto que se vislumbra.

Allan Rickards, presidente de la All-Island Jamaica Cane Farmers’ Association, dijo a Equal Times que su asociación, que representa a todos los agricultores de caña de la isla, ha sido testigo de numerosas mejoras en las condiciones de trabajo y bienestar de sus miembros en los últimos años.

“Los despidos podrían ser una bendición para los trabajadores que desean utilizar su indemnización por despido para establecer pequeñas empresas. Algunos trabajadores aprovecharán la oportunidad para hacer algo diferente; muchos la utilizarán para aumentar sus propios cultivos y otros negocios. Algunos también encontrarán trabajo en otros sectores de la isla, y otros más serán contratados por los nuevos contratistas”, afirmó.

Rickards señaló que la mayoría de los trabajadores agrícolas de Golden Grove son trabajadores temporeros y, a menudo, de mayor edad, que se ganan la vida fuera de temporada como agricultores, tenderos o plantando sus propios cultivos de caña. Muchos están cansados de la ardua labor del corte de la caña y estarían encantados de contar con la oportunidad de ganar su vida de alguna otra manera. Para ellos, recibir la indemnización por despido de la Golden Grove podría ser positivo.

Sin embargo, para todos aquellos que no tienen más remedio que seguir cortando caña, el panorama no se avizora tan color de rosa.

En Worthy Park Estate, en la parroquia vecina de Santa Catalina, las condiciones de sequía hacen más que improbable que se disponga de trabajo adicional este año. El director de la oficina, Herman Chambers, comentó a Equal Times: “Tenemos suficientes cortadores en Worthy Park y, con la sequía, no creo que vayamos a necesitar más trabajadores”.