Portugal: se acabó la austeridad, pero ¿por cuánto tiempo?

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El mes pasado, las protestas generalizadas contra la austeridad en Portugal dieron paso al júbilo cuando el Parlamento rechazó el programa del Gobierno de centro-derecha del país, victorioso en las elecciones nacionales. El relevo pasó a una coalición de izquierda que prometió dejar atrás los años de dolorosa austeridad.

“¡Dentro derrotado, afuera rechazado!” gritaban los partidarios esbozando grandes sonrisas al ver frustrada la alianza pro austeridad del primer ministro Pedros Passos Coelho al ser reemplazada por una coalición encabezada por el ex alcalde de Lisboa, António Costa.

“Estoy aquí para celebrar la caída del Gobierno”, afirma Manuela Rodrigues, jubilada de 63 años con una escoba al hombro, a las afueras del parlamento.

“Este Gobierno ha destruido la vida de los portugueses y lo ha empobrecido”, declaró a Equal Times. Manuela afirma que sus ingresos se redujeron en un tercio en los últimos años y que su hija se vio obligada a emigrar a París en busca de trabajo, sumándose así a los casi 485.000 ciudadanos que salieron de Portugal entre 2011 y 2014 en búsqueda de mejores oportunidades.

El Primer ministro Costa encabeza, con el apoyo de la izquierda radical y el partido comunista, el primer gobierno de izquierda en Portugal desde el renacimiento democrático del país, hace cuatro décadas.

El Gobierno de Passos Coelho conservó el poder en los comicios del 4 de octubre, pero perdió su mayoría parlamentaria y se ha visto obligado a renunciar 20 días después. En la votación parlamentaria, los partidos de izquierda (el Bloque de Izquierda, el Partido Comunista Portugués y Los Verdes, conjuntamente con el Partido Socialista de centro-izquierda) introdujeron una moción de rechazo contra las propuestas políticas del Gobierno.

El año pasado, Passos Coelho libró a Portugal del programa de rescate de 78 mil millones de euros que se le había concedido. No obstante, las medidas de austeridad continuaron, y aun cuando el entonces primer ministro hizo alarde del crecimiento del país para conseguir más votos, la deuda pública de Portugal sigue representando casi el 130% del PIB, con un crecimiento que el año pasado solamente alcanzó un 0,9%.

Durante la crisis financiera de 2010-2014, Portugal padeció un creciente desempleo, acompañado de la caída de los salarios, convirtiéndose así en uno de los países con mayor desigualdad en Europa.

El voto parlamentario ha dado, con la coalición izquierdista de Costa, la esperanza de que la pesadilla de la austeridad termine finalmente este año.

La alianza encabezada por los socialistas, que cuenta con 122 de los 230 escaños en el parlamento portugués, ha prometido aumentos salariales y recortes de impuestos, pese a las advertencias de que estas medidas podrían conducir a un colapso financiero al estilo de Grecia.

“El acuerdo era necesario para asegurar el cambio que deseaban los portugueses”, afirmó el Primer ministro Costa después de la aprobación de la moción de rechazo al Gobierno Coelho.

Sin embargo, el líder socialista de 54 años de edad también ha descartado el abandono del euro y se ha comprometido a respetar las normas fiscales de la Unión Europea.

 

Los nuevos pobres de Portugal

La crisis financiera ha dejado una oleada de “nuevos pobres”. El número de trabajadores portugueses que gana el salario mínimo nacional de 505 euros se triplicó entre 2005 y 2014, según un informe de la Comisión Europea. En 2005 este número representaba el 5% y aumentó al 12,9% en 2014.

Se estima que, en septiembre de este año, Portugal contaba con 621.000 personas sin empleo, según el Instituto Nacional de Estadística portugués, con un importante porcentaje de la población que no recibe ningún tipo de ayuda social debido a los recortes.

Además, poco se ha hecho para moderar los efectos de la crisis sobre los niños. Como se destaca en un informe de la organización católica Caritas, Portugal es el país de la Unión Europea que ha experimentado el mayor crecimiento de la pobreza y la exclusión social entre los niños debido al número cada vez más importante de adultos que carecen de empleo, o son trabajadores pobres.

“Los principales problemas han surgido debido a la aplicación del memorando de la troika y el impacto que ejerció en la desregulación de la legislación laboral y las disparidades”, señala Armenio Carlos, dirigente del mayor sindicato del país, la CGTP.

“La troika [el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea] tienen gran parte de la responsabilidad de lo que ha sucedido en Portugal, a sabiendas de que constituye un violento ataque contra los derechos humanos”.

Aun cuando los ciudadanos más adinerados también se han visto afectados por las rigurosas medidas de austeridad (el número de millonarios en Portugal cayó a 51.000 en 2015, en relación con los 76.000 registrados en 2014, según el último informe mundial de la riqueza, Global Wealth Report, del banco de inversiones Credit Suisse), las más afectadas han sido las personas más vulnerables de Portugal.

“Hemos observado una disminución en los niveles de ingresos y una concentración de la riqueza en la parte superior de la pirámide”, comenta el sociólogo portugués Elisio Estanque a Equal Times. “Las consecuencias son una pérdida de poder económico y de inversión. El desempleo sigue siendo elevado y la economía no creció lo suficiente”.

¿Las consecuencias? “Una alteración de la estructura económica, la emigración, el aumento de la pobreza y la desigualdad y un importante pilar de la economía, el banco BES (alguna vez el segundo banco más grande de Portugal), se derrumbó”, indica el economista Joao César das Neves, de la Universidad Católica de Lisboa.

¿Y ahora qué sigue en Portugal? El Partido Socialista quiere dar marcha atrás a los recortes y reformas al tiempo que desea aumentar los ingresos familiares, pero se enfrenta a una fuerte resistencia por parte de los socios de la Unión Europea que quieren saber cómo va a manejar Portugal sus finanzas públicas.

Ahora toca al Gobierno de Costa cumplir con sus promesas de campaña, al tiempo que evita otra crisis financiera.