De Eritrea a Dinamarca: un viaje tortuoso documentado con un móvil

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Desde el año pasado, la guerra civil en Siria ha provocado la mayor crisis de refugiados del mundo desde la Segunda Guerra Mundial, con un número récord de personas que arriesgan –y muchas veces pierden– la vida intentando llegar a Europa.

En el contexto de esta tragedia, diversos casos publicados en los medios de comunicación han provocado consternación, indignación y condenas generalizadas: la imagen del pequeño de tres años Alan Kurdi sin vida, boca abajo, en una playa de Bodrum; la periodista húngara que puso la zancadilla a un hombre que huía de una carga policial; el hundimiento de pateras con cientos de migrantes… unos hechos que ponen rostro e historias detrás de los números.

En 2016, la crisis desatada hace ya cinco años está muy lejos de haber terminado. Soportando el frío invernal, sigue llegando gente a diario a las islas griegas. Son hombres, mujeres y niños que deciden arriesgarlo todo para llegar a una tierra que nunca habían pisado, y que consideran como única alternativa válida a quedarse en casa.

Pero aunque la prensa en ocasiones capta su llegada a Europa y su larga marcha a través del continente, pocas veces somos testigos de su viaje desde Siria, Eritrea, Irak y otros lugares.

Este vídeo de Equal Times, realizado por las periodistas Romina Vinci y Ella Kiviniemi, capta esos momentos, a través de la increíble evidencia grabada por Kidane Berhe, un valiente refugiado eritreo que vive actualmente en Dinamarca. Y resulta brutal. Muerte, abusos, violencia y miedo son el pan de cada día para los solicitantes de asilo en manos de los pasantes.

Este remarcable documental no sólo nos acerca a una realidad que tiene lugar cada día, sino que además nos obliga a considerar el sufrimiento y la voluntad de sobrevivir de estos refugiados.

Esto ocurre cuando los Gobiernos de toda Europa están cerrando sus fronteras, rechazando a los refugiados y violando derechos humanos fundamentales.

Dinamarca, un país a menudo alabado por su generoso sistema de protección social, no escapa a esta tendencia. El 26 de enero, el Parlamento danés aprobó un controvertido proyecto de ley permitiendo a las autoridades confiscar dinero y bienes que excedan de 10.000 coronas (1.450 EUR) a los solicitantes de asilo, para cubrir sus gastos. Además, incrementa de uno a tres años el período que deberán esperar antes de poder pedir que sus familias se reúnan con ellos, haciendo que resulte más difícil en reagrupamiento familiar.

Estas decisiones fueron duramente criticadas por grupos defensores de los derechos humanos, considerando que se trata de la medida más punitiva jamás adoptada por un Gobierno europeo hacia los refugiados. Nils Muiznieks, Comisario Europeo de Derechos Humanos indicó incluso que: "tal medida podría equivaler a una violación a la dignidad humana de las personas involucradas y conducir a violaciones de sus derechos a la propiedad”.

En un intento por acallar las críticas, Dinamarca excluyó de esa medida objetos con valor sentimental –como alianzas de matrimonio– pero defendió la medida afirmando que “es justo y razonable que los demandantes de asilo que traen suficientes bienes con ellos deban cubrir los costes de sus alimentos y alojamiento durante el proceso de obtención del derecho de asilo”.

El vídeo de Kidane aporta un prisma a través del cual podremos considerar estos argumentos.

Pese a que Europa cerrara recientemente un controvertido pacto con Turquía, para frenar sistemáticamente a los refugiados la entrada a lo que ven como único refugio seguro, Kidane sigue teniendo esperanza.
Porque finalmente, con su periplo desde Eritrea y su lucha por obtener asilo en Dinamarca, simplemente pretende “empezar una nueva vida”.