Millones de personas en peligro de inanición en Malawi

Millones de personas en peligro de inanición en Malawi

85 per cent of Malawi’s 16 million people live in rural areas and are dependent on subsistence agriculture, which has been deeply affected by changing weather patterns.

(Thoko Chikondi)
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Symon Phatiko, trabajador de la construcción, sale de una gran superficie con una bolsa de plástico llena de alimentos preguntándose cómo va a alimentar a su familia con menos de un dólar diario y con una inflación galopante que ronda ya el 25%. Después de que las inundaciones y la sequía devastaran los cultivos de Malawi, los organismos internacionales también están dando la voz de alarma, advirtiendo de que aproximadamente 3 millones de personas, entre ellas 500.000 niños, se encuentran al borde de la inanición.

“Los precios de los productos de consumo suben cada día”, declara Phatiko a Equal Times. “El precio del maíz es muy elevado y las cosechas de nuestras tierras no son nada prometedoras. El maíz está demasiado caro, y algunos alimentos se han convertido en artículos de lujo”.

Phatiko gana 21.000 kwachas malauíes (30 USD) al mes, cantidad con la que, nos explica, le resulta imposible cubrir correctamente los gastos de los 10 miembros que integran su familia –esposa, tres hijos, su madre y cuatro hermanos, además de él mismo–.

Al igual que la mayoría de los malauíes, ellos también cultivan gran parte de sus propios alimentos, y el maíz es el alimento básico.

Después de que las inundaciones achacadas a los ciclos meteorológicos de El Niño provocaran un profundo déficit de producción, el monopolio agrícola estatal Agricultural Development and Marketing Corporation (ADMARC) compró 55.000 toneladas de grano a su vecino Zambia y a diversos proveedores locales.

Pero los problemas de logística ralentizan la distribución.

A lo que se añade un abuso generalizado en los precios, según pudo constatar Equal Times durante su visita a los distritos meridionales de Balaka, Neno, Chikhwawa y Mulanje y al distrito central de Ntcheu.

A pesar de que el precio subvencionado por el Gobierno es de 5.500 MWK (7,80 USD) en ADMARC, los vendedores en el mercado paralelo lo están vendiendo a precios de casi el doble o más: entre 10.000 MWK (14,40 USD) y 14.0000 MWK (20,10 USD).

“Los vendedores están aprovechándose de la hambruna, que ha empeorado con las penurias económicas”, explica a Equal Times Ellen Banda, procedente de Mulanje.

Por otra parte, mientras El Niño sigue suscitando temores de otra mala cosecha, la persistente subida de los precios de los bienes de consumo básicos afecta seriamente a los malauíes. John Kapito, director de la asociación de consumidores Consumer Association of Malawi (CAMA), dice que Malawi se encuentra en una situación de desastre económico.

“Tenemos que identificar los productos básicos clave que podemos permitirnos comprar. Tal y como se presenta actualmente la situación, no será de extrañar que la vida siga siendo muy dura para los malauíes”.

 

Estudios alarmantes

Una reciente declaración del Programa Mundial de Alimentos (PMA) afirma que la crisis alimentaria en Malawi y en todo el sur de África se está convirtiendo en un motivo de creciente preocupación, puesto que el 90% de los malauíes dependen de la agricultura de subsistencia de secano.

A la mala cosecha del año pasado, consecuencia de las inundaciones que afectaron a Malawi y otros países del sur de África, le ha seguido la peor sequía de este año.

“Los países de la región más afectados por las escasas lluvias del año pasado son, entre otros, Malawi, donde las pérdidas masivas de cultivos redujeron las cosechas a la mitad en comparación con el año anterior”, afirma la declaración del PMA.

El PMA advierte también de que el número de personas sin comida podría aumentar significativamente a lo largo de los próximos meses, y el precio del maíz en Malawi supera ya en un 73% el promedio registrado durante los tres últimos años en esta época del año.

En noviembre de 2015 Oxfam publicó un informe titulado Entering Uncharted Waters: El Niño and the threat to food security en el cual concluye que por lo menos 2 millones de malauíes –uno de cada ocho– tendrán problemas para encontrar comida.

Una evaluación más pesimista es la que ha realizado el comité Malawi Vulnerability Assessment Committee (MVAC) –compuesto por el Gobierno, varios organismos de la ONU y diversas ONG– en la cual se calcula que 2,8 millones de malauíes necesitan urgentemente ayuda alimentaria humanitaria.

Y la situación podría empeorar todavía más, puesto que el 85% de la población de Malawi, de 16 millones de habitantes, vive en zonas rurales y depende de la agricultura de subsistencia.

James Okoth, Supervisor de Programas de Resiliencia en la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) en Malawi, opina que es necesario equipar a los malauíes con mecanismos de adaptación, puesto que el cambio climático está empezando a mostrar su furia.

“De cara al cambio climático, la productividad agrícola sólo podrá aumentarse modernizando las tecnologías de riego. También tenemos que instar a los agricultores de subsistencia a sembrar cultivos que puedan resistir el oleaje del cambio climático, como son por ejemplo la yuca y la patata”, dice Okoth. Pero ese enfoque se ve obstaculizado por una tecnología costosa, por la falta de formación y por la incapacidad de las comunidades locales para movilizar los fondos necesarios, con lo cual los proyectos de riego estatales y comunitarios están abocados al fracaso.

“Por lo general, los impactos del cambio climático en Malawi han suscitado diversas reacciones. Sin embargo, es preciso contar con un marco de adaptación institucionalizado en todos los Gobiernos locales”, dice Elijah Wanda de la Universidad de Mzuzu.

Si el Gobierno de Malawi no encuentra una solución a la depreciación de la moneda nacional, no conseguirá reducir la inflación – considera Rafiq Hajat, director de la institución académica Institute of Policy Interaction (IPI).

“En las circunstancias actuales, va a resultar imposible detener la subida de los precios de los productos básicos de consumo, como el maíz. Los consumidores seguirán padeciendo los efectos de la depreciación del kwacha y la situación de hambruna. Nos encontramos de hecho en una crisis de inflación interminable a menos que consigamos restablecer la estabilidad del kwacha”, añade Hajat.

En medio de esta inflación galopante, la organización sindical Malawi Congress of Trade Unions (MCTU) ha escrito al gobierno de Malawi para que se plantee aumentar los sueldos de los funcionarios y el salario mínimo del país, que actualmente se sitúa en los 15.000 MWK (21,30 USD) al mes, con semanas laborales de seis días.

“También estamos solicitando al sector privado que haga lo mismo”, indica a Equal Times el Secretario General del MCTU, Pontius Kalichero. “Además hemos propuesto reunirnos para calcular un porcentaje del aumento salarial”, añade.

El trabajador de la construcción Phatiko y su familia, que sobreviven como pueden semana a semana, esperan impacientes que llegue ese momento. “Estamos atravesando situaciones económicas muy difíciles”, señala, “y no nos podemos permitir siquiera comprar comida decente a lo largo todo un mes”.