La extrema derecha alemana continua su ascenso

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Alternativa para Alemania (AfD) es el partido que está ascendiendo por la derecha radical alemana. Como el Frente Nacional (FN) en Francia y el Partido por la Independencia del Reino Unido (UKIP), AfD está ganando terreno en las urnas defendiendo posiciones antisistema, xenófobas y ultraconservadoras.

En las elecciones regionales celebradas en marzo en tres Estados alemanes, AfD obtuvo resultados de dos cifras. Logró entre el 12% y el 24% de los votos y se convirtió en la tercera y segunda fuerza política regional. Hoy, AfD está presente en siete parlamentos regionales del país y cuenta con dos diputados en el Parlamento Europeo, donde tiene previsto un acercamiento con los representantes del FN.

La formación política AfD fue creada hace tres años —en plena crisis de la deuda griega— por varios profesores de economía, como un partido fundamentalmente euroescéptico. Desde entonces viene virando cada vez más hacia la derecha.

“En el verano de 2015 AfD sufrió una crisis de identidad. Vivió un conflicto interno muy intenso. El partido decidió finalmente alejarse de las posturas liberales y ubicarse a la derecha del partido conservador”, explica Werner Patzelt, politólogo de la Universidad de Dresde. “Este nuevo posicionamiento se basa básicamente en la cuestión migratoria”.

A lo largo de los meses, en plena crisis migratoria europea, AfD se ha opuesto en todo momento y cada vez con más firmeza a la acogida de refugiados y a la política de relativa apertura propugnada por la Canciller Angela Merkel. Sus responsables llegaron a veces muy lejos en sus declaraciones contra estos migrantes. En febrero, la portavoz del partido, Frauke Petry, y la eurodiputada de AfD, Beatrix von Storch, llegaron a reclamar que la policía disparara con balas de verdad sobre los refugiados que intentaran entrar a Alemania.

Con esta línea violentamente antimigratoria, AfD toma el testigo político del movimiento de manifestaciones xenófobas Pegida, nacido en otoño de 2014 en el este de Alemania.

“Pegida y AfD son dos facetas de un mismo fenómeno”, afirma el politólogo Werner Patzelt.

Según los sondeos que Patzelt realizó a centenares de participantes de las manifestaciones convocadas en Dresde por Pegida, entre principios de 2015 y enero de 2016, una gran mayoría expresó su intención de votar por AfD en las próximas elecciones legislativas. En las de 2013, AfD no alcanzó por poco el umbral mínimo del 5% de los votos necesario para entrar en el Bundestag.

El partido tiene hoy opciones muy realistas de superar con facilidad dicho umbral en las próximas elecciones nacionales de 2017. El programa que acaba de aprobar de cara a dicho escrutinio perfila una línea política extremadamente conservadora y, al mismo tiempo, claramente neoliberal.

En cuanto a la cuestión migratoria, el programa de AfD preconiza el “cierre total de las fronteras de la UE”. El nuevo partido alemán quiere también la reducción del Estado a su mínima expresión, al desempeño de sus funciones soberanas y a la gestión de las finanzas. Además, reclama la vuelta a una “Europa de las patrias” en el seno de la Unión Europea.

Sobre la creciente precariedad laboral que afecta a los trabajadores en Alemania y en otros países de Europa, y sobre la pobreza, AfD no menciona ni una palabra en su programa. En cambio, el partido preconiza una bajada de los impuestos: quiere suprimir el impuesto sobre el patrimonio y el impuesto de sucesiones y, como contrapartida, reducir los gastos públicos.

En el plano social, AfD se proclama, en su programa y en las apariciones públicas de sus responsables, como un gran defensor de la familia tradicional y del reparto clásico de los roles entre los hombres y las mujeres. Se opone al derecho al aborto y a la política de cuotas a favor de las mujeres.

Enfrentado al gobierno actual por la cuestión de los refugiados, el programa de AfD se opone también diametralmente a la política energética de Merkel. La Canciller ha impulsado una eliminación de las nucleares después de la catástrofe de Fukushima. AfD quiere retomar esta opción y reclama el fin del apoyo a las energías renovables.

El nuevo partido se muestra, además, firmemente escéptico frente al cambio climático. “El clima cambiará mientras exista la Tierra”, escribe en su programa. Y continúa: “el dióxido de carbono no es un producto tóxico, forma parte integral de toda vida. Cuanto más haya en la atmósfera, más crecerán las plantas”.

Hasta hoy, los partidos de la extrema derecha alemana, como el Partido Nacionaldemócrata de Alemania (NPD) o Die Rechte (La Derecha), permanecían acantonados, presentes solo en municipios y en algunas asambleas regionales. Jamás habían superado un reducido porcentaje en las elecciones legislativas.

AfD parece estar tomando el camino del FN francés y de esa ola de la derecha ultrareaccionaria que se está extendiendo por Europa, desde Polonia a Gran Bretaña.

 

This article has been translated from French.