Desafiando la censura, los etíopes nos hablan de la hambruna

En mi reciente visita a la capital etíope, hubo algo que me llamó la atención: la cantidad de personas que pedían comida y dinero en las calles. Y es que Addis Ababa no es la misma ciudad que visité el año pasado. Ha cambiado mucho debido a las fuertes sequías, realidad que el Gobierno trata de ocultar por todos los medios.

Pregunté entonces a un colega periodista de Etiopía (no mencionaré su identidad por razones de seguridad) si podía sacar una foto, y esto es lo que me respondió:

“El Gobierno no quiere que nosotros (los medios de comunicación) hablemos del tema. Si además eres periodista extranjero, tendrás muchos problemas. La mayoría de los periodistas locales están en la cárcel por informar sobre la situación generada por la hambruna y sobre otros asuntos de los que el Gobierno no quiere oír palabra”.

“El Gobierno considera que dar a conocer la situación es bochornoso para el país” añadió, repitiendo lo que ya he oído de otros periodistas y también de ONG.

Etiopía está sufriendo la peor sequía de, por lo menos, las tres últimas décadas. Sus consecuencias son devastadoras para la agricultura y la ganadería, y millones de personas se enfrentan al problema de la inseguridad alimentaria. Concretamente, se ha estimado que más de diez millones de etíopes (o una de cada diez personas) necesitan ayuda de emergencia por la falta de lluvia.

El Gobierno etíope y los organismos humanitarios han declarado que el país necesita ayuda humanitaria internacional por un valor de al menos 600 millones de dólares de Estados Unidos. Sin embargo, los sectores críticos señalan que la nueva ley de arrendamiento a empresas extranjeras aprobada por el Gobierno está agravando la crisis, pues impide que el ganado pueda pastar en zonas menos afectadas por la sequía.

Oficialmente se considera que la cuarta parte de los distritos del país (la mayoría situados en el norte) padecen una crisis alimentaria y nutricional, como consecuencia de la caída de la producción a causa de la sequía en hasta un 90 por ciento en algunas zonas, lo cual ha provocado el éxodo a las ciudades.

“Cuando estas zonas se van azotadas por la sequía, la gente emigra a lugares menos afectados en busca de alimento, y Addis Ababa es uno de esos destinos, sobre todo las zonas situadas en las afueras” dijo Mitiku Kassa, el comisario a cargo del organismo de gestión del riesgo de desastres y de seguridad alimentaria de Etiopía, en una entrevista concedida a Equal Times.

Según la ONG Save the Children, la cifra de afectados podría ser mayor, si se tiene en cuenta que 7,9 millones de personas están amparadas por el plan gubernamental de seguridad que proporciona trigo, cereales y aceite para cocinar. Esta ONG afirma también que al menos seis millones de niños padecen hambre en el país.

 
Peor sequía desde los años 80

Etiopía ha luchado históricamente contra el hambre. Recordamos particularmente la década de los 80, en la que el hambre y la guerra civil se cobraron la vida de cientos de miles de personas.

Los expertos predicen que Etiopía vivirá ahora la peor sequía de varias generaciones, y que incluso superará la hambruna de 1984, en el que murieron un millón de personas.

El Ministerio de Agricultura de Estados Unidos ha comunicado que a finales del año pasado Etiopía compró un millón de toneladas de trigo (es decir, más que toda la temporada anterior) y que el mes pasado adquirió 500.000 toneladas a través del puerto de Djibouti, dado que Etiopía es un país sin salida al mar.

Se estima, pues, que este año las importaciones alcanzarán los 2,5millones de toneladas, muy por encima de las 900.000 toneladas de 2015. Por su parte, el USAID, que ha puesto en marcha un equipo de respuesta a los desastres en Etiopía, anunció el mes pasado que distribuirá semillas de maíz y trigo a más de 226.000 hogares por un valor cercano a los cuatro millones de dólares.

“El Gobierno etíope está construyendo centros de distribución y almacenes temporales para suministrar alimentos” declaró Mohammed Said, Director de Comunicación y Prensa del Gobierno, a Equal Times.

“Todos los centros de las regiones afectadas por la sequía han recibido ya los alimentos que necesita la población, por lo que la prioridad pasa ahora a ser el suministro de fertilizantes y semillas a los agricultores, para que puedan comenzar a plantarlas en cuanto comience a llover”.

El Sr. Said añadió que el Gobierno dispone de un presupuesto de 381 millones de dólares de Estados Unidos para ayudar a las personas afectadas por la sequía, sin olvidar sus animales.

A comienzos de este año, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) anunció la puesta en marcha de un plan de ayuda de emergencia de 50 millones de dólares destinado a los etíopes que han padecido los efectos de la sequía.

Hailemariam Desalegn, Primer Ministro etíope, declaró que el Gobierno ha creado un sistema de distribución de alimentos y de supervisión en situaciones de emergencia para hacer llegar alimentos a las zonas afectadas por la sequía antes del inicio de la temporada de lluvias, y pidió más asistencia internacional.

Las Naciones Unidas afirman también que 5,8 millones de etíopes necesitan agua y servicios de saneamiento e higiene, y que el total de la ayuda necesaria en 2016 se eleva a 1.400 millones de dólares.

Se prevé que el número de niños que corren el riesgo de padecer desnutrición grave ascenderá este año a 430.000.

Paul Handley, Director de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) en Etiopía, señaló que hacia finales del primer trimestre de 2016, se estaba tratando a 546.257 niños y mujeres embarazadas y en período de lactancia que padecían malnutrición moderada a través del programa de alimentación suplementaria dirigido a grupos específicos. Ello equivale al 82 por ciento de la meta establecida en 665.000 personas para el primer trimestre.

“En general, resultará más difícil obtener alimentos si los precios continúan subiendo, las reservas de alimentos agotándose y el ganado debilitándose y perdiendo productividad, para terminar muriendo”, declaró Amadou Allahoury, representante de la FAO en Etiopía.

“En cuento comiencen las lluvias, la FAO tiene previsto distribuir semillas y alimentos para animales, vacunar a los animales, entregar 100.000 ovejas y cabras a los hogares vulnerables y repartir entre los agricultores dinero en efectivo para que sacrifiquen al ganado debilitado e improductivo”.

Explicó, además, que la actual sequía no es solo una crisis alimentaria, sino que es sobre todo una crisis de subsistencia.

Según la legislación de este país, la tierra es propiedad del Gobierno pero quienes la ocupan tienen derechos consuetudinarios. Sin embargo, en 2010, Etiopía aprobó una nueva política agrícola con arreglo a la cual el Gobierno ha arrendado tres millones de hectáreas a inversores agrícolas extranjeros, en su mayoría chinos, indios y saudíes.

El Gobierno ha precisado que dichos inversores tendrán que satisfacer las necesidades de alimentos del país antes de poder exportar, mejorando a la vez el bienestar social de los habitantes de las zonas rurales.

"En estos momentos no se puede hablar de cuestiones relacionadas con la tierra, sobre todo por la inseguridad alimentaria que sufre el país. Te pueden arrestar por ello", manifestó un funcionario, a condición de guardar el anonimato. "La inmensa mayoría de las tierras están siendo explotadas por extranjeros con fines agrícolas, especialmente para el cultivo de arroz en la región del suroeste" explicó. Cabe mencionar que esta zona no se ha visto tan afectada por la sequía como la región norte, y que de ella provienen la mayor parte de los alimentos del país.

"Cada vez que se produce una sequía en el norte, los pastores se desplazan también al suroeste buscando pastos para sus animales, pero ahora ya no es posible", relató el funcionario. "Esta es una de las razones por las que estamos presenciando la peor hambruna que ha vivido el país".