Alemania estudia cómo defender a los trabajadores de la era digital

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En pleno corazón de Berlín, uno de los mayores espacios de cotrabajo (coworking) del país, Betahaus, bulle de trabajadores autónomos jóvenes frente a su ordenador portátil. Son desarrolladores, diseñadores, traductores...

El lugar se ha convertido en el símbolo de este nuevo sector cada vez más dinámico de la economía, el relacionado con la era digital. La otra cara de la moneda es que para muchos de estos trabajadores el derecho laboral no existe. Sin embargo, aun cuando la legislación les concede poca importancia (por el momento), los sindicatos alemanes se interesan por ellos cada vez más.

“A menudo la condición de autónomo es mal vista por los sindicatos”, reconoce Gunter Haake, referente de los trabajadores autónomos en la federación sindical alemana de trabajadores de servicios, la Vereinte Dienstleistungsgewerkschaft (Ver.di).

“Creemos que esta forma de trabajo puede ser fantástica, pero es preciso que la remuneración sea correcta y que los trabajadores disfruten de una verdadera seguridad social”.

Lamentablemente, ambos elementos son todavía muy poco frecuentes. Los responsables de Ver.di se dieron cuenta desde hace ya mucho tiempo, y hace 15 años crearon una sección especial dedicada a los trabajadores autónomos.

“Se debe a que organizamos a las profesiones del ámbito cultural, donde muchos trabajan en condición de autónomo. No obstante, esta situación es cada vez más frecuente en todas las profesiones de servicios, en el sector de las nuevas tecnologías, pero también entre los conserjes, por ejemplo. En el ámbito sanitario, la condición de autónomo también ha aumentado vertiginosamente”.

Se nota en el número de miembros. La sección de trabajadores autónomos de Ver.di cuenta actualmente con aproximadamente 30.000 miembros.

Alemania cuenta con más de 2,3 millones de personas que trabajan por cuenta propia sin trabajadores a su cargo, es decir, autónomos “en solitario”, como se les denomina aquí

En el año 2000, solo eran 1,8 millón, a juzgar por la respuesta del Instituto Federal de Estadísticas de Alemania a una pregunta parlamentaria del Die Linke, el Partido de la Izquierda, formulada en octubre de 2015.

Si bien su número aumenta rápidamente, no ocurre lo mismo con sus ingresos. En 2014, el ingreso neto medio de los trabajadores autónomos “en solitario” alemanes ascendió solamente a 1.500 euros al mes (1.690 USD). Lo que es poco en uno de los países más ricos de Europa.

Algunos ganan mucho menos, ya que, a diferencia de lo previsto para todos los asalariados de Alemania a partir de 2015, no existe una remuneración mínima obligatoria para los trabajadores autónomos.

Como consecuencia, pueden encontrarse remuneraciones horarias inferiores al salario mínimo de 8,50 euros (9,5 USD). Y son bastante corrientes.

Un estudio publicado el año pasado por el instituto alemán de análisis económico, el DIW, mostró que en 2009, el 18% de los trabajadores autónomos “en solitario” ganaron menos de 5 euros (5,6 USD) por hora.

 

El sector industrial también se ve afectado

“Mientras que el trabajo autónomo sea utilizado como un medio para crear competencia entre los trabajadores, tendremos un problema”, afirma Gunter Haake.

Un problema que también ha sido reconocido en el seno de la gran federación de sindicatos de la industria, IG Metall.

Efectivamente, los trabajadores autónomos son cada vez más numerosos en la industria y en otros lugares. IG Metall se ha dado cuenta y, este año, les ha abierto sus puertas.

“Desde el comienzo del año, los autónomos sin trabajadores a su cargo activos en los sectores de IG Metall pueden sindicalizarse con nosotros. Es algo nuevo. Es una nueva orientación de IG Metall en la misma línea que el compromiso que ya ha asumido con los trabajadores temporales”, señala Robert Fuss, responsable de la campaña Faircrowdwork iniciada el año pasado por IG Metall.

Este sitio de información se destina especialmente a los trabajadores autónomos activos a través de plataformas de cotrabajo o crowdwork en la que cada uno puede ofrecer sus servicios como programador, probador de programas informáticos, traductor... pero con un estatuto de autónomo remunerado en forma de honorarios.

En el sitio web del sindicato se encuentra un comparador de tarifas, una evaluación de las diferentes plataformas, elementos jurídicos. Pero, sobre todo, IG Metall ha puesto en marcha una línea de ayuda telefónica para estos trabajadores de la era digital.

“Y recibimos muchas llamadas”, comenta Robert Fuss. “Constatamos que el mundo del trabajo está cambiando profundamente debido a la digitalización. El trabajo se transforma tendiendo a ejercer una presión cada vez mayor sobre los trabajadores al recurrirse al trabajo temporal, la externalización, a formas de empleo siempre menos protegidas por la ley. IG Metall está activo desde hace años en este ámbito. Hemos negociado un convenio colectivo para los trabajadores temporales, hemos luchado para regular el uso de la subcontratación. Y nos encontramos con esta nueva tendencia a la externalización de los puestos de trabajo, ya no en el interior de la empresa, sino a través de plataformas de trabajadores autónomos. En la industria, afecta a profesiones tales como la programación, la recogida de datos, traducciones técnicas”.

Ni son asalariados de la empresa para la que realizan una tarea, ni son asalariados de la plataforma por la que pasan para encontrar su trabajo. Los trabajadores que realizan este cotrabajo no tienen ninguno de los derechos de los que disfrutan los asalariados presentes en el sitio de producción.

“Están excluidos de todas las normas relativas al salario mínimo o la protección contra el despido”, se lamenta el responsable de IG Metall, que no se conforma con esta situación: “Queremos que haya normas también para este tipo de trabajo”.

Para conseguirlo a medio plazo, la federación sindical de los trabajadores industriales intenta desde hace meses alertar a los responsables políticos alemanes sobre este asunto. Ya han logrado atraer la atención de los Verdes. El Partido Verde adoptó a principios de este año una primera serie de posiciones para defender los derechos de esta nueva clase de trabajadores precarios.

En particular, proponen la obligación de pagar honorarios mínimos. “El dumping no tiene cabida en el mundo del trabajo moderno”, defienden los diputados del partido ecologista. “Los sindicatos y las agrupaciones de empleadores deben incluir en los convenios colectivos condiciones mínimas de trabajo y honorarios para los trabajadores autónomos. De la misma manera que se prevén salarios mínimos por rama para los asalariados, queremos hacer posible que se fijen honorarios mínimos específicos a cada rama de trabajadores autónomos”.

Sin embargo, para ello sería necesario cambiar la ley. En su forma actual, la legislación alemana no permite que los trabajadores autónomos negocien colectivamente su retribución.

“Para los trabajadores autónomos todo lo que se negocie colectivamente a nivel sindical puede ser considerado ilegal por la legislación alemana antimonopolio”, explica Gunter Haake, de la federación de los trabajadores servicios Ver.di.

Por lo tanto, el sindicato Ver.di ha adoptado por ahora otros modos de acción para defender a sus miembros. “Por ejemplo, ejercemos presión sobre los municipios en el ámbito de la formación y la educación, donde las comunidades dependen en gran medida de los trabajadores autónomos. Vamos a ver a los responsables municipales sobre el terreno y discutimos sobre el asunto”.

No obstante, hay un punto en el que el dirigente sindical pide la acción política: la lucha contra el uso de los falsos autónomos, es decir, aquellos que trabajan para un solo empleador, dentro de sus locales, pero que no son empleados asalariados.

“En este tipo de situación, el trabajo por cuenta propia es sencillamente un medio para ejercer presión sobre los salarios y ahorrarse las contribuciones sociales. Se precisa una regulación política. Por ejemplo, utilizando el concepto de retribución “contraria a las buenas prácticas”, como se hacía para los salarios vergonzosamente bajos que existían antes de la introducción del salario mínimo interprofesional en 2015. En términos más generales, los responsables políticos deberían darse cuenta de que el panorama del trabajo está cambiando y que deberá pensarse en los seguros de vejez y en la financiación de las pensiones de otra manera”.

Efectivamente, un mercado laboral con más trabajadores autónomos y menos empleados asalariados significa automáticamente menos contribuciones a los fondos de seguridad social alemanes. Y, por ende, un sistema de pensiones amenazado.

 

This article has been translated from French.