¿Qué pueden esperar los trabajadores filipinos de la presidencia de Duterte?

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Ha pasado más de un mes desde las elecciones presidenciales en Filipinas y Joseph, de 19 años, sigue llevando un brazalete con el nombre del presidente Rodrigo Duterte mientras hace reparaciones menores y lava coches en un taller de la ciudad de Pasay, al sur de la capital, Manila.

“Duterte es duro. Nos va a sacar de la pobreza”, afirma Joseph cuando se le pregunta por qué votó por Duterte, quien toma posesión de su cargo como presidente hoy.

Joseph termina su jornada de ocho horas a las 10 de la noche, para luego irse a dormir con cinco de sus jóvenes compañeros de trabajo en una estrecha habitación acondicionada sobre el taller. Tienen un día libre por semana.

Los trabajadores vulnerables como Joseph, que constituyen aproximadamente el 30% de la fuerza de trabajo filipina, jugaron un papel fundamental en la aplastante victoria de Duterte en las elecciones de mayo.

Su promesa de campaña de poner fin a la contractualización del empleo en Filipinas le aseguró muchos votos de los trabajadores. Sonny Matula, presidente de la federación sindical Federation of Free Workers (FFW), afirma que la promesa de Duterte de erradicar la delincuencia, el tráfico de drogas y la corrupción también atrajo a los más pobres de la sociedad filipina.

Los próximos seis años de Duterte serán un reto por varias razones, particularmente debido al aumento de la tasa de desempleo. Entre enero y abril del año 2016, el número de las personas sin empleo aumentó de 2,46 millones a 2,59 millones.

Duterte, de 71 años, siete veces alcalde de la ciudad de Davao, es conocido sobre todo por su personalidad agresiva y su discurso provocador, lo que a menudo le vale ser comparado con Donald Trump. Maldijo al Papa Francisco durante su campaña, hizo un comentario increíblemente grosero sobre una víctima de violación y defendió la ejecución masiva de los delincuentes. “Si llego a ser presidente”, declaró durante su campaña, “les aconsejo que abran empresas funerarias. Van a estar llenas. Yo suministraré los cadáveres”.

 

Amenazas contra los sindicalistas

Duterte también es conocido entre el movimiento sindical internacional por los comentarios incendiarios contra Kilusang Mayo Uno (KMU, o Sindicato del Primero de Mayo), que hizo en un mitin electoral en febrero. Al hablar de sus planes para establecer zonas económicas para atraer la inversión extranjera, Duterte advirtió al KMU que no intentara organizar a los trabajadores en estas zonas. “Se lo pido yo mismo. Somos de la misma ideología. [Pero] no lo hagan porque destruirían mi administración. Si lo hacen, los mato a todos”.

Sorprendentemente, los sindicalistas filipinos no piensan que su nuevo presidente sea antisindical.

El presidente del KMU, Elmer Labog, comentó a Equal Times que “los miembros sindicales no se toman en serio las amenazas de Duterte”, refiriéndose al hecho de que unos días más tarde, Duterte nombrará al vicepresidente del KMU Mindanao Joel Maglunsod nuevo subsecretario del Ministerio de Trabajo y Empleo.

“El nombramiento es un paso positivo y un reconocimiento del papel de los grupos militantes en el sector laboral. Es nuestro derecho organizar a los trabajadores, incluso en las zonas económicas. Estos derechos están garantizados en virtud de los Convenios internacionales del trabajo”.

Durante las elecciones, las dos centrales nacionales más grandes del país, el Trade Union Congress of the Philippines (TUCP) y la Alliance of Labor Unions (ALU), respaldaron a Duterte por su plataforma a favor de los trabajadores y porque están convencidos de su capacidad para implementarla.

Sin embargo, la Federation of Free Workers (FFW) no respaldó oficialmente a Duterte y SENTRO (Sentro ng mga Nagkakaisa at Progresibong Manggagawa, o Central de Trabajadores Unidos y Progresistas) comentó a Equal Times que no tenía ninguna posición respecto a la nueva administración Duterte.

El presidente de la FFW, Sonny Matula, afirma que la experiencia de su sindicato con Duterte ha sido muy positiva. “Tuvimos una buena experiencia con él en Davao hace muchos años, cuando tuvimos una huelga en el Ateneo de Davao University. El FFW estuvo ayudando a los trabajadores en sus negociaciones sobre salarios, prestaciones y el despido injustificado de la presidenta del sindicato Virginia Camus.

“Duterte, en esa época alcalde de Davao, intervino con éxito en nuestro conflicto laboral y ambas partes acordaron poner fin a la huelga y firmar un convenio colectivo gracias a su mediación”, señaló Matula.

 

Violación de los derechos de los trabajadores

Sin embargo, los sindicatos no se duermen en los laureles. El portavoz del TUCP, Alan Tanjusay, asegura que su sindicato exigirá a Duterte que cumpla con su promesa hecha a los trabajadores de poner fin al sistema 5-5-5, en el que los trabajadores son contratados temporalmente por cinco meses, despedidos y contratados de nuevo por otros cinco meses para evitar que consigan contratos a tiempo completo.

El Ministerio de Trabajo y Empleo ya ha emitido la orden ministerial 18-A para prohibir los 5-5-5, pero los sindicatos afirman que las empresas siguen eludiendo la ley.

Además, la Comisión de Aplicación de Normas (CAN) de la Organización Internacional del Trabajo ha descubierto recientemente violaciones a los Convenios 87 y 98 en Filipinas. Estos Convenios garantizan los derechos de los trabajadores a la libertad sindical, el derecho de sindicalización y de negociación colectiva.

Matula, que asistió a la reunión de la comisión CAN en la Conferencia Internacional del Trabajo en Ginebra este mes de junio, indicó que la OIT enviará su equipo a Manila para examinar los numerosos asesinatos de sindicalistas que han tenido lugar en el país

Señaló que aun cuando la situación de los sindicatos ha mejorado con los años, Filipinas tiene en su haber un total de 65 asesinatos extrajudiciales de sindicalistas, además del acoso generalizado durante los conflictos laborales. Durante los seis años (2010-2016) de la administración del presidente Benigno Aquino se produjeron 15 asesinatos, mientras que durante la presidencia de Gloria Macapagal Arroyo, entre 2001 y 2010, fueron asesinadas 50 personas.

Entre las recomendaciones dirigidas al Gobierno de Filipinas, la Comisión de Aplicación de Normas de la OIT ha pedido la aplicación de las “medidas necesarias para poner fin a la impunidad en relación con la violencia contra los sindicalistas y solicita una vez más que se instituyan investigaciones independientes a fin de asegurar que los autores intelectuales y materiales de los crímenes sean detenidos, juzgados y, de ser culpables, adecuadamente sancionados”.

La OIT también ha instado al Gobierno de Filipinas a “garantizar a todos los trabajadores el derecho legal a la libertad sindical”.

Duterte se ha forjado una imagen de líder duro capaz de poner fin a las drogas y al crimen, pero los sindicatos han pedido al nuevo presidente ser igualmente duro con los empleadores abusivos y las violaciones a los derechos laborales.

“Los trabajadores y las trabajadoras que afrontan problemas tales como salarios insuficientes, lugares de trabajo inseguros e insalubres, ausencia o insuficiencia de protección social y carecen de voz, merecen que se les preste atención”, aseguró Matula.