Mentores para migrantes, o cómo integrar refugiados en el mercado laboral europeo

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Hace dos años, cuando el conflicto seguía destruyendo Siria, Ayman decidió abandonar su país natal y empezar una nueva vida en Bruselas. Comenzó cursando un Máster en Gestión, pero a los dos meses lo dejó: “Era demasiado para mí: aprender un nuevo idioma, hacer el Máster y tratar de encontrar trabajo al mismo tiempo”, explica a Equal Times.

“Aquí el mayor reto es la burocracia y los idiomas. Para conseguir un buen trabajo es preciso hablar la lengua y hace falta tener contactos. En realidad, no pensaba que fuera a conseguir trabajo pronto, porque al principio no conocía a nadie. Necesitas gente que pueda ayudarte, algo así como un padrino”, dice Ayman.quelqu’un qui puisse vous aider, comme un parrain », affirme Ayman.

Thabit, procedente de Sudán, lleva igualmente dos años en Bélgica, y también tuvo dificultades para establecerse. “Integrarse en Bruselas es todo un desafío. No sabes a dónde ir ni a quién preguntar. Hay ayuda, pero no es muy accesible que digamos”, declara a Equal Times.

Ambos se dirigieron a Duo for a Job, una organización con sede en Bruselas que ayuda a refugiados y a migrantes a encontrar trabajo, a proseguir con su educación y a integrarse en la sociedad belga. Fundada en 2012, Duo for a Job facilita asesoramiento intergeneracional poniendo a jóvenes inmigrantes, o “aprendices”, en contacto con profesionales locales prejubilados que se convierten en sus “mentores” a la hora de buscar trabajo.

Ayman se siente mucho más optimista y seguro de sí mismo desde que se convirtió en aprendiz. En lo que respecta al empleo, no está buscando, dice, “nada demasiado específico... Simplemente quiero un trabajo porque quiero quedarme en Bélgica. Estoy empezando a apreciar y a comprender esta sociedad. Ahora me siento parte de ella”.

En Duo for a Job, la coordinadora de proyectos Julie Bodson explica que los migrantes se enfrentan a una ardua batalla para ser aceptados, y ésta es una de las razones por las que Ayman y Thabit han preferido no revelar sus apellidos.

“En Bruselas, la tasa de desempleo para los jóvenes de origen inmigrante ronda el 40%”, explica Bodson a Equal Times. “Esta situación está relacionada con la discriminación en la contratación y en la educación, y con la escasez de redes de solidaridad para los migrantes recién llegados”.

Bodson afirma que más de 30 sectores de empleo están representados por sus mentores: “Tienen que ser mayores de 50 años y tener una experiencia sólida en el sector empresarial bruselense. La idea es ponerles en contacto con un aprendiz que esté buscando trabajo en el mismo sector”.

“Durante seis meses ayudan al inmigrante a buscar trabajo. El principal valor añadido que aportan los mentores es poder compartir y transmitir sus conocimientos y experiencia”, prosigue Bodson.

Thabit, que lleva ya seis meses en el programa, y que gracias al mismo ha encontrado empleo en la ONG Médicos sin Fronteras, afirma que ahora ya sabe lo que es la verdadera vida laboral en Bélgica. “El programa me animó a crecer y desarrollarme profesionalmente. La relación que mantengo con mi mentor me ayudó a sentirme conectado con mi nuevo entorno”.

Ayman dice que además encontró la experiencia beneficiosa. “El mentor me ayudó a redactar la carta de motivación y mi currículum. Y conseguí un trabajo. Es bueno tener a alguien cerca que te ayude y se interese por ti”.

De las más de 300 relaciones mentor-aprendiz establecidas, se ha logrado a lo largo de un período de 12 meses un índice de éxito del 76%, declara Bodson. “El 54% de los aprendices encuentra trabajo, mientras que el 22% realiza un período de prácticas o bien retoma sus estudios. Aproximadamente el 91% de los aprendices se ha sentido satisfecho con su experiencia y el 96% de los menores renueva el acuerdo establecido con la ONG”.

 

Integración: un tema muy debatido

La integración de los refugiados y los migrantes en el mercado laboral europeo es un tema muy debatido, sobre todo tras los recientes brotes de violencia vinculados con jóvenes de origen inmigrante que se han producido en Francia y en Alemania.

El 5 de julio el Parlamento Europeo aprobó por amplia mayoría una resolución no vinculante para apoyar la integración y una mayor inclusión de los refugiados cualificados en el mercado laboral de la UE.

Christa Schweng, miembro austriaca del Comité Económico y Social Europeo (CESE), redactó un documento que expone la opinión del Comité en lo que respecta a la integración de los refugiados en la Unión Europea. En el documento se pone de relieve que la mayoría de los refugiados son jóvenes, con edades comprendidas entre los 16 y los 25 años, y se solicita que se les proporcione más información y cursos preparatorios en diversos ámbitos profesionales.

También se hace hincapié en la necesidad de la enseñanza de idiomas –coincide Thabit–. El reto más “intimidante” con el que éste se encontró a su llegada a Bélgica “fue el hecho de ir a una administración y no ser capaz de hablar el idioma. Es algo que repercute negativamente en tu autoestima”.

El documento de Schweng también hace referencia a los debates que se están manteniendo en países como Alemania, donde las competencias de los refugiados en el ámbito de la construcción y la atención sanitaria contribuyen a compensar las carencias de personal en estos sectores.

Además, Schweng requiere específicamente que los refugiados con competencias empresariales reciban información y asesoramiento sobre los procedimientos a seguir para poner en marcha su propio negocio. En la conversación que mantuvo con Equal Times resaltó la importancia de hacer una evaluación de los antecedentes académicos y profesionales de los refugiados “lo antes posible”.

“Es algo que debería llevarse a cabo en paralelo al proceso de registro, de lo contrario no sabremos qué tipo de personas tenemos. Nuestra sociedad está envejeciendo, de manera que necesitamos personas cualificadas en el mercado”, subraya Schweng.

“No queremos estar sin hacer nada”, insiste Ayman. “En esta guerra hemos perdido mucho, pero podemos volver a levantarnos –tenemos la capacidad para ello–”.

 

Los migrantes como recurso

Sicilia es un importante frente de la UE en el marco de la actual crisis de migración. Organizaciones locales como la organización juvenil de derechos humanos Human Rights Youth Organization (HRYO), Sartoria Sociale (taller de costura de vocación social), Moltivolti y Casa di tutte le gente (Casa de todos) hacen todo lo posible para integrar a los migrantes en la vida siciliana proporcionándoles trabajo, formación y otros servicios como atención infantil y espacios de trabajos compartidos (co-working).

“Nosotros percibimos a los migrantes como un recurso, no como un problema”, dice Piera D’Arrigo, coordinadora en el ámbito de la inclusión social en HRYO, una organización con sede en Palermo que promueve los derechos civiles y el desarrollo social.

“Estas organizaciones están dirigidas conjuntamente por migrantes e italianos. Crean puestos de trabajo para ambos grupos y contribuyen al desarrollo del sector, transmitiendo el mensaje de que los migrantes pueden salir adelante por sí mismos”, explica en una entrevista concedida a Equal Times. “Estamos ante un ejemplo positivo para Europa”.

Sartoria Sociale, establecida en Palermo en el año 2011, agrupa a diseñadores y sastres procedentes de diversos orígenes étnicos, imparte cursos de formación y ofrece una nueva vocación.

Utilizando máquinas donadas, sus miembros usan materiales reciclados para producir toda una serie de artículos, como por ejemplo prendas de vestir, bolsos y cubiertas de libros.

“Algunas de las personas que se formaron aquí se han convertido en sastres y tienen ya sus propias tiendas en Palermo y sus propios clientes, lo que les garantiza sus propios ingresos”, dice Adebanji Adeniji, que trabaja como formador en Sartoria Sociale.

“Cuando nos encontramos con migrantes que no logran colocarse, les explicamos que nosotros podemos ofrecerles una nueva vocación y les invitamos a participar en nuestro proyecto”, explica Adeniji a Equal Times.

Moltivolti es una asociación comunitaria de espacio de trabajo compartido (co-working) ubicada en Palermo que cuenta tanto con migrantes como con habitantes de la zona. Dispone de un restaurante multicultural en el que trabaja una plantilla de 14 personas procedentes de ocho países distintos. Además, sirve como punto de encuentro para mantener debates sobre cuestiones sociales.

“Los migrantes tienen una historia, un pasado y es preciso que se les permita expresarse. Tenemos que descubrir sus competencias y habilidades”, afirma Claudio Arestivo, que trabaja en Moltivolti.

En Palermo también se encuentra la Casa di tutte le gente, una guardería abierta a los niños italianos y migrantes, establecida por un grupo de mujeres migrantes que en su día estaban desempleadas. Algunos de los padres trabajan allí de forma voluntaria, como es el caso de Samba Mamadou Ndiaye, de origen senegalés, que se desempeña como maestro voluntario desde que la dirección le pidió ayuda.

“He conocido mucha gente de distintos países. Ahora que trabajo con los hijos de los migrantes he empezado a entender la situación de los padres y las dificultades que tienen para encontrar trabajo”, declara a Equal Times.

 

Falta de financiación

No obstante, Adeniji, de Sartoria Sociale, insiste en que la falta de financiación es un problema considerable para las organizaciones sociales locales.

“No hemos recibido financiación del Gobierno italiano, ni del Ayuntamiento de Palermo, ni de la UE”, explica, a pesar de que la organización hace presentaciones para el Gobierno. “No comprendo por qué no podemos recibir financiación para llevar a cabo nuestros proyectos. Estas personas necesitan nuestra ayuda”.

A la hora de asignar financiación, la UE tiende a fijarse en ONG de mayor calibre, afirma Arestivo.

“Nosotros, en comparación con los grandes grupos de coordinación que desempeñan funciones de promoción a escala europea, apenas tenemos influencia”, dice. “Queremos que se escuchen las voces locales, que se escuche a las personas dedicadas a este trabajo sobre el terreno”.

Arestivo recalca que en Palermo han estado llegando aproximadamente 2.000 refugiados y migrantes cada semana, entre ellos cerca de 200 menores. “Cuando los refugiados llegan siendo menores de edad, reciben protección, pero en cuanto cumplen los 18 años la pierden. Estamos tratando de conseguir fondos para apoyarles, para ayudarles a encontrar empleo”, explica.

D’Arrigo cree que el trabajo de estas organizaciones sicilianas podría presentarse como un modelo de buenas prácticas para la integración de los migrantes.

“El hecho de estar en Sicilia nos brinda la oportunidad de afrontar este fenómeno. Sicilia es una frontera italiana y una frontera de la UE. Compartimos las responsabilidades de atender a los migrantes y a los refugiados, lo cual es positivo tanto para Europa como para Sicilia”.

No obstante, se podría hacer mucho más. “No nos damos por vencidos fácilmente, pero la burocracia ralentiza nuestro trabajo. Para nosotros es un placer poder mostrar lo que hacemos a otras personas, pero para continuar necesitamos apoyo financiero”, concluye D’Arrigo.