Tras desastre en astillero de desguace paquistaní: paro, inseguridad y ninguna indemnización

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Apenas un mes después del accidente más mortífero que se ha producido en la historia del desguace naval, y que devastó el astillero de desguace de Gadani, en Pakistán, las instalaciones han vuelto a abrir sin mejoras aparentes en materia de salud y seguridad y sin ninguna indemnización para los trabajadores afectados y sus familias.

El 1 de noviembre, un buque de producción petrolera, el ACES (IMO #8021830), se incendió causando la muerte de, por lo menos, 28 trabajadores, dejando un saldo de más de 50 personas lesionadas, además de otras desaparecidas.

Según la coalición de organizaciones ecológicas, de derechos humanos y de derechos laborales Shipbreaking Platform, que trabaja a favor del reciclaje limpio y en condiciones de seguridad de los buques, “la explosión fue tan fuerte que partes del buque volaron dos kilómetros más lejos y la extinción del fuego tomó más de tres días”.

Antes de su llegada a Gadani, el petrolero había trocado su pabellón indonesio por uno de Djibouti; esta es una práctica común en una industria donde propietarios de buques sin escrúpulos hacen todo lo posible por evitar las responsabilidades derivadas de la prevalencia de prácticas de desguace peligrosas y dañinas para el medio ambiente.

El desguace naval es uno de los trabajos más peligrosos del mundo. Mucho antes del accidente del mes pasado, tanto trabajadores como activistas de derechos laborales habían estado ejerciendo presión para conseguir una drástica mejora de las medidas de seguridad en Gadani, el tercer astillero de desguace de buques más grande del mundo después de Chittagong, en Bangladesh, y Alang, en India.

En mayo de 2016, por ejemplo, los trabajadores del desguace en huelga pidieron al Gobierno de Pakistán que hiciera cumplir las disposiciones del Convenio Internacional de Hong Kong para el reciclaje seguro y ambientalmente racional de los buques, y el Convenio de Basilea sobre el control de los movimientos transfronterizos de desechos peligrosos y su eliminación.

Nasir Mansour, secretario general de la federación sindical National Trade Union Federation (NTUF) de Pakistán, comentó a Equal Times: “Dos días antes del trágico accidente realizamos una manifestación de protesta en Karachi contra la desastrosa situación que reina en Gadani”.

“Todos los días sufren lesiones graves por lo menos dos trabajadores, y cada año son 28 los peones que pierden la vida debido a la peligrosidad del entorno de trabajo y a la insuficiencia de medios de rescate o de seguridad”, añadió.

 

Salarios de miseria, trabajo peligroso, ninguna protección

En Gadani, aproximadamente 6.000 personas trabajan en condiciones peligrosas, sin contrato, sin estabilidad del empleo, con pocas normas de salud y seguridad y por salarios que oscilan entre 450 (4,30 USD) y 1.450 rupias (13,80 USD) al día.

Situada a unos 50 kilómetros de Karachi, la capital comercial de Pakistán, Gadani cuenta con 132 unidades de desguace naval a lo largo de 10 kilómetros de playa que, según estimaciones, recuperan cada año más de un millón de toneladas de acero, que, en gran parte, se vende en el país.

Los trabajadores desmantelan los buques con un exiguo equipo de seguridad en lugares mal ventilados y en los que se ven expuestos a sustancias nocivas.

Los accidentes y quemaduras son moneda corriente, pero como no tienen acceso a agua limpia, saneamiento decente ni instalaciones médicas, los trabajadores lesionados tienen que viajar hasta Karachi para acudir a una clínica u hospital. Los gastos que ello implica corren generalmente por cuenta del trabajador.

Cuando Gadani volvió a abrir la semana pasada, esta situación no había cambiado un ápice.

El primer domingo después del accidente, unas 10.000 personas se reunieron en Gadani en solidaridad con las víctimas y para protestar por el incumplimiento del Gobierno de su obligación de garantizar una indemnización adecuada para los trabajadores afectados y sus familias.

En la primera semana de diciembre, los trabajadores aún no habían recibido ninguna indemnización. La federación NTUF ha solicitado tres millones de rupias (aproximadamente 28.600 USD) por cada trabajador fallecido y 500.000 rupias (aproximadamente 4.760 USD) por cada trabajador lesionado, pero el Gobierno aún no ha confirmado cuánto se pagará finalmente.

 

Impulso para la industria siderúrgica local

Pocos días después del accidente mortal, el primer ministro de Pakistán, Nawaz Sharif, asistió a una ceremonia de inauguración para señalar la agilización del comercio internacional con China a través del nuevo puerto de Gwadar, en Pakistán.

El discurso completo de Sharif se centró en alabar el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC, por sus siglas en inglés) cuyo costo asciende a varios miles de millones de dólares y que tiene como objetivo vincular la región china de Xinjiang con Gwadar a través de varias carreteras y enlaces ferroviarios.

Con respecto a la tragedia de Gadani, Sharif, cuya familia es propietaria del gigante del acero Ittefaq, limitó tanto sus palabras como sus medidas a la formación de una comisión de alto nivel para investigar la causa del incendio y la posible responsabilidad penal.

Los observadores afirman que el cierre temporal de Gadani solo sirvió para estimular la demanda de acero producido localmente, beneficiando así a industriales como Sharif, sin propiciar ninguna mejora tangible en materia de seguridad.

Entre tanto, los miles de trabajadores informales que dependen de Gadani para su sustento diario se vieron afectados negativamente por el cierre de las instalaciones. Según Bashir Mehmoodani, presidente del sindicato de trabajadores del desguace, Pakistan’s Ship Breaking Workers Union, en declaraciones a Equal Times: “Muchos trabajadores ya se han marchado en busca de otros trabajos manuales a diferentes partes del país”.

Los trabajadores de Gadani afirman que muchas empresas de desguace importan buques tanque que contienen combustible para luego venderlo en el mercado negro y compensar los elevados aranceles de importación e impuestos que pesan sobre esta industria.

La intensidad de la explosión del 1 de noviembre y la calidad del humo que produjo después, hace pensar que había cierta cantidad de combustible en el buque cisterna, pero los trabajadores afirman que no lo sabían.

“Los trabajadores de esta industria son explotados en todos sentidos [en Pakistán]”, aseveró Mansour. “En Gwadar no se respeta la legislación relativa a los salarios mínimos, la seguridad social ni los horarios de trabajo fijos. En Gadani, la vida de los trabajadores está directamente amenazada, ya que no cuentan literalmente con ninguna norma o regla básica de seguridad en su lugar de trabajo”.

Sin embargo, hasta que el Gobierno de Pakistán no demuestre la voluntad política necesaria para instituir reformas radicales destinadas a proteger la vida y mejorar los salarios de los trabajadores vulnerables y mal pagados de la industria del desguace de buques, la situación continuará tal y como lo ha sido hasta la fecha.