La feminista neerlandesa negra que lleva a las urnas la lucha contra la derecha extremista

La feminista neerlandesa negra que lleva a las urnas la lucha contra la derecha extremista

Artikel 1, Sylvana Simons’s new political party, is challenging the rise of right-wing, anti-immigrant sentiment by creating a “new politics of equality” in the Netherlands.

(AP/Mike Corder)

Sylvana Simons nunca se imaginó entrar en política, y mucho menos hacer historia como la primera mujer negra en Europa en dirigir un partido político de ámbito nacional. Sin embargo, la creciente corriente islamófoba, xenófoba y afrofóbica que inunda los Países Bajos empujó a esta periodista y personalidad televisiva a dejar al margen su carrera y éxito para tratar de transformar profundamente la política neerlandesa.

A finales de diciembre de 2016, sólo unos meses antes de las trascendentes elecciones parlamentarias del país, el 15 de marzo, Simons lanzó un nuevo partido político. En tan sólo unos pocos meses, Artikel 1 ha transformado el primer artículo de la Constitución neerlandesa —que prohíbe explícitamente la discriminación por motivos de raza, género u orientación sexual— en una bandera de lucha a favor de una política nueva por la igualdad en los Países Bajos.

Un partido que se opone al populismo de extrema derecha del Partido por la Libertad (PVV) de Geert Wilders, al tiempo que lucha contra la desigualdad y la discriminación estructural, puede ser precisamente lo que necesitan los Países Bajos. A pesar de su reputación de faro del liberalismo, el racismo en los Países Bajos se manifiesta en multitud de formas: desde la brutalidad policial y la categorización racial en contra de las minorías étnicas, hasta el número desproporcionadamente elevado de jóvenes de origen marroquí que abandonan el sistema educativo sin contar siquiera con cualificación básica y el hecho de que casi el 50% de los neerlandeses no blancos están desempleados.

Además de una perspectiva progresista sobre el medio ambiente y la educación, Artikel 1 propone también la ampliación del permiso parental, un plan nacional de lucha contra la pobreza y una mayor inversión en servicios de salud mental. Sin embargo, es el mensaje de inclusión del partido el que insufla una bocanada de aire fresco a unas elecciones dominadas por el debate sobre los inmigrantes, pero sin su participación, y su percepción de la amenaza que suponen para la cultura, la identidad y los valores tradicionales neerlandeses.

“Se atiza continuamente el miedo: el miedo al otro, el miedo a algo tan abstracto como el islam”, afirma Simons a Equal Times.

“Pero este es el canto del cisne de la política tradicional. Estoy convencida de que tenemos que hacerlo juntos. Somos responsables unos de otros. Tenemos que cuidarnos los unos a los otros, cuidar a todos los que vivimos aquí, lo cual incluye a los refugiados”.

Artikel 1 presenta 20 candidatos a las elecciones del miércoles y aun cuando el sistema neerlandés de representación proporcional significa que las posibilidades del partido de ganar un escaño en el parlamento son escasas, Simons ya está pensando en las elecciones municipales del próximo año donde los grupos tradicionalmente subrepresentados pueden tener un mayor impacto político.

Pese a la presencia de políticos de alto perfil, como el alcalde de Rotterdam, Ahmed Aboutaleb (el primer musulmán en regir una ciudad neerlandesa importante) y la parlamentaria laborista nacida en Ghana, Amma Asante, (las mujeres representan solamente una tercera parte de los parlamentarios), los ciudadanos de origen inmigrante ocupan sólo siete de los 150 escaños de la cámara baja. En su calidad de partido político integrado por una mayoría de mujeres, inmigrantes y personas LGBTQ (lesbianas, gays, bisexuales, transgénero y queer), dirigido por una mujer de origen surinamés, Artikel 1 sienta las bases para una representación más justa en las instituciones gubernamentales y en el lugar de trabajo. Simons ha conseguido incluso incluir en la agenda nacional el tema de las cuotas en materia de diversidad.

¿Una gran victoria para Wilders?

Sin embargo, es el poder de otro grupo demográfico que se siente abandonado el que podría conducir a una gran victoria de Wilders. Desde la perspectiva del Brexit y de la victoria del presidente Donald Trump en las elecciones estadounidenses, algunas encuestas predicen que el PVV podría convertirse en el partido mayoritario en el parlamento, con más de 25 escaños. La combinación de nacionalismo económico, política antiislámica, anti Unión Europea y antiestablishment que conforma la retórica de Wilders atrae a numerosos miembros de la clase trabajadora blanca que se sienten seriamente perjudicados por las medidas de austeridad, amenazados por la migración masiva y tienen temor a la posibilidad de ataques terroristas.

Aun cuando la coalición de derechas entre el Partido por la Libertad y la Democracia (VVD) y el Partido Laborista (PvdA) actualmente en el poder se ha negado públicamente a formar gobierno con Wilders si éste obtuviera la mayoría absoluta, tampoco han logrado distanciarse de algunas de las promesas más extremas de Wilders, tales como prohibir el Corán, cerrar todas las mezquitas y escuelas musulmanas y poner fin a la inmigración de los países de mayoría musulmana.

En un anuncio de campaña publicado en importantes diarios nacionales a finales de enero, el primer ministro neerlandés, Mark Rutte, advirtió que aquellos que “abusan de nuestra libertad aquí para destruir el orden establecido” deberían “actuar normalmente o marcharse”.

Estas afirmaciones se hacían eco de una declaración anterior que el líder del partido VVD había hecho con motivo de un enfrentamiento entre manifestantes turcos neerlandeses y un periodista, señalando que aquellos que violaran los valores neerlandeses deberían simplemente “largarse”.

Este clima político ha contribuido a crear una profunda sensación de vulnerabilidad para los ciudadanos neerlandeses de origen turco, marroquí, surinamés, antillano y otros países no occidentales que constituyen más de dos millones en un país con una población de casi 17 millones de habitantes.

“Por supuesto, oyes aquí y allá que algunas personas tienen miedo. Se preguntan qué pasará si Wilders gana y los hay que están contemplando una solución alternativa, por si acaso”, comenta Ibtissam Abaaziz, investigador sociólogo y miembro del consejo del Informe sobre la islamofobia (Meldpunt Islamofobie). “También los hay que se dicen: ‘Dejemos que llegue al poder, ¿acaso la situación puede ser peor?’ Así pareciera. La islamofobia se ha normalizado tanto en los últimos años que mucha gente ha acabado por rendirse y adherirse a ella”.

No obstante, aún cabe cierta esperanza, señala Abaaziz a Equal Times, en particular con ciudadanos neerlandeses de origen migrante que forman sus propios partidos políticos nacionales por primera vez. Además de Artikel 1 existe DENK (Piensa), un partido creado por dos antiguos diputados laboristas de ascendencia turca. La propia Simons era miembro de DENK y, según Abaaziz, todo voto obtenido por estos partidos les dará “una voz” para contrarrestar la agresión del discurso “asimílate o vete” que domina la política neerlandesa.

De las calles al parlamento

Con varios candidatos procedentes del activismo LGBTQ, feministas, refugiados y antirracistas, Artikel 1 es en muchos aspectos el resultado de una nueva ola de movimientos sociales que han surgido en defensa de los derechos de las minorías en los Países Bajos.

El marco teórico de la interseccionalidad, formulado por la jurista estadounidense Kimberlé Crenshaw, desempeña un papel fundamental en las perspectivas políticas del partido dada la estrecha relación de Artikel 1 con el activismo —o política de la calle—.

“Cuando hablamos de la atención a los ancianos, hay que tener en cuenta que los migrantes también necesitan atención” afirma, por ejemplo, Simons. Y con respecto a los derechos de las personas LGBTQ, Simons afirma que los políticos deben recordar que “una persona gay no es por defecto blanco, también hay mujeres musulmanas lesbianas”. Este punto en particular pone en cuestión la idea popularizada por el político de extrema derecha Pim Fortuyn a principios de los años 2000 y que ahora es generalmente aceptada en el discurso dominante: la presencia de musulmanes en los Países Bajos representa una amenaza fundamental para los derechos de los homosexuales y, por lo tanto, para la esencia misma del liberalismo neerlandés.

Sin embargo, mientras los políticos tradicionales suelen ignorar estos matices y los movimientos que ponen sobre la mesa estas cuestiones, Simons considera a los activistas como “fuente de inspiración, información y poder para la política”.

“Son las personas que salen a la calle las que provocan el cambio. Son ellas las que han puesto el orden del día en asuntos importantes”, afirma Simons, quien también ha hecho campaña para poner fin a la tradición neerlandesa del rostro negro de Zwarte Piet, un tema clave para el movimiento antirracista del país. “Los activistas son nuestros aliados”, confirma.

Sin embargo, la mera presencia de Sylvana Simons en tanto que mujer negra en una posición de poder es lo que está provocando un cambio sin precedentes en las relaciones raciales del país, opina Gloria Wekker, profesora de teoría crítica de la raza y feminista interseccional de la Universidad de Utrecht y también candidata de Artikel 1 a las elecciones de esta semana.

“Este es un momento histórico. Ya no somos objetos sino sujetos actuantes”, señala. “Para los neerlandeses negros es muy importante ver que no tenemos que contentarnos con ocupar el sitio 38 en una lista electoral, que podemos actuar por nosotros mismos”.

No obstante, la decisión de Simons de lanzarse a la palestra política y desafiar el racismo del país en el propio terreno de la formulación y el hacer políticos ha sido de todo menos fácil. Aunque ya había recibido misivas de odio debido a sus opiniones políticas cuando era una personalidad de los medios de comunicación, esta situación empeoró dramáticamente cuando se incorporó al partido DENK el pasado mes de mayo. Uno de los peores incidentes, fue un meme ampliamente difundido en el que su rostro aparece superpuesto a la imagen de un esclavo linchado.

“Lo que hace por ser quien es, una mujer negra muy elocuente que tiene sus propias opiniones y plantea abiertamente el tema del racismo, rompe con todos los estereotipos que existen sobre las mujeres negras: que deben ser alegres, dulces, amables y dar placer sexual”, afirma Wekker a Equal Times. “Ella lo invierte todo”.

“Este es el motivo por el que despierta tanto odio y resentimiento. El odio que le profesan no es poco”, insiste. “Sin embargo, es preciso extirpar toda esa ponzoña: 400 años de una mentalidad sustentada por el pasado colonial. No nos hemos desecho de esta mentalidad, la cual sigue viva y manifestándose. Es preciso arrancarla de raíz. No es posible de otro modo. Hay que hacerlo”.