Lenín Moreno toma el poder de Ecuador “con la mano tendida” ¿hacia el continuismo o el cambio?

Lenín Moreno toma el poder de Ecuador “con la mano tendida” ¿hacia el continuismo o el cambio?

Lenín Moreno was attacked in Quito in 1998 and a bullet injured his spinal cord, leaving him in a wheelchair. As Rafael Correa’s vice president between 2007 and 2013, he centred his work on the fight for the rights of people with disabilities. In the photo, Correa (left) participates in a transfer of power ceremony at the National Assembly.

(Eduardo Santillán/Presidencia del Ecuador)

Por primera vez en 10 años, una nueva persona asumió el pasado 24 de mayo la presidencia del Ecuador: Lenín Moreno. Éste remplaza al carismático Rafael Correa, mandatario que se hizo con tres elecciones consecutivas con más del 55% de apoyo de los ecuatorianos sin necesidad de una segunda ronda electoral.

Moreno pertenece a Alianza PAIS, el mismo partido del presidente saliente, pero recibe el poder en un contexto socioeconómico diferente. Ganó las elecciones en la segunda vuelta con el 51,16% de votos frente al 48,84% de su contrincante, Guillermo Lasso (tras un recuento en el que no faltaron acusaciones de fraude de la oposición al candidato oficialista). Además, en la Asamblea Nacional, 74 de 137 asambleístas son de Alianza PAIS, y no 100 como en la anterior administración. Estos resultados tan reñidos y el sentir general de la población dejan traslucir “un Ecuador dividido”.

Lenín Moreno no es una figura nueva en el país. Fue vicepresidente de Correa entre 2007 y 2013 y a través de su trabajo a favor de las personas con discapacidad dejó una huella en la población.

Su labor se centró en la lucha por los derechos de las personas con discapacidad con el programa Misión Manuela Espejo, que garantizó atención médica y social a este grupo vulnerable. Gracias a su gestión se atendió a casi toda la población con discapacidad del Ecuador. En 2013 se registraron 367.487 personas y a febrero de 2017 ya eran 418.001, según datos del Consejo Nacional de Igualdad de Discapacidades (Conadis). Por esta labor, Moreno fue nominado al premio Nobel de la Paz en 2012. Finalmente, en 2013, Moreno dejó el Gobierno y se convirtió en el enviado especial para temas de Discapacidad y Accesibilidad del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.

Su principal desafío: garantizar un crecimiento sostenible de la economía

Ahora Lenín Moreno asume el reto de encaminar la economía ecuatoriana. A finales de 2015 y principios de 2016 Ecuador atravesó una recesión causada sobre todo por la caída de los precios del petróleo. Además, el 16 de abril de 2016, el país fue víctima de un terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter que ocasionó la muerte de 671 personas y la destrucción de varias ciudades costeras. Estos factores externos fueron las principales causas de la contracción de un 1,5% del Producto Interno Bruto (PIB) en ese año, según el Banco Central del Ecuador (BCE).

Sin embargo, desde el último trimestre de 2016, la economía ya presenta signos de recuperación. Las cifras oficiales mostraron una recuperación del 1,5% en dicho periodo. Al presentar estos indicadores, Correa anunció: “técnicamente el país salió de la recesión al cabo de cuatro trimestres de decrecimiento. Entregamos una economía en recuperación”. Para este año, el BCE prevé un crecimiento de 1,42%.

En 2007, el PIB ecuatoriano rondaba los 51.000 millones de dólares USD (45.600 millones de euros), mientras que 2016 cerró con 100.598 millones de dólares (90.000 millones de euros). Esta recuperación de la economía no se refleja en los niveles de empleo. Cuando Correa asumió el poder en 2007, la tasa de desempleo era de un 5%, y luego de 10 años, se registra en 5,2%, según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Esta estabilidad no es necesariamente buena.

Para el economista y consultor independiente Sebastián Lucero “es preocupante ver que, luego de una década en la que el Gobierno manejó ingentes recursos y tuvo en su agenda la transformación de la matriz productiva, la tasa de ’empleo de adecuado’, es decir, básicamente aquellas personas que al menos reciben el Salario Básico Unificado (375 dólares USD, unos 335 euros) se ha mantenido inalterada”.

“Y, es más, amenaza con reducirse si el nuevo Gobierno no toma las acciones adecuadas para generar empleos de calidad con el sector privado”, sostuvo Lucero en una entrevista para Equal Times.

En 2007 la tasa de empleo adecuado fue de 43,2%, mientras que en 2016 cerró en un 41,2%.

Revisar los niveles de endeudamiento no se queda atrás en las tareas de Moreno. A 2016, la deuda externa asciende a 26.486 millones de dólares USD (–unos 23.700 millones de euros–, casi el doble que en 2007), o 26,3% del PIB, y la interna 13.979 millones de dólares (unos 12.500 millones de euros), o 13,9% del PIB. Sumadas alcanzan el 40% del PIB.

Lucero sostiene que incentivar la inversión privada “será clave y un serio desafío para el nuevo Gobierno ya que no va a contar ni de lejos con los mismos recursos que el Gobierno saliente debido a un menor precio de petróleo, vencimiento de obligaciones y un menor margen de financiamiento”.

Entre el continuismo y el cambio

El correísmo marca un antes y un después en la historia del Ecuador. Rafael Correa inició su administración implementando medidas como la recompra de la deuda externa, la renegociación de contratos petroleros (para que las regalías se queden en el país y no en manos de las transnacionales) y una mejora de la recaudación tributaria.

Su administración significó estabilidad luego de casi 10 años de desorden político y económico. Hospitales modernos, carreteras de alta calidad e hidroeléctricas que ahora permiten la exportación de energía, son algunas de sus obras emblemáticas.

Otro de sus legados es la reducción de la pobreza. Mientras en 2007 un 36,7% de población se encontraba en situación de pobreza, en 2016 se redujo al 22,9%. Además, el nivel de desigualdad, medido con el coeficiente de gini, se situó en 0.46 en junio de 2016, mientras que en 2007 se situaba en 0.55 (cuanto más alto es el índice, que va de 0 a 1, más desigualdad).

Incluso el manejo de la recesión de 2015 y 2016 “fue superada con el mínimo costo social y en tiempo récord”, coinciden las autoridades y algunos analistas consultados.

En suma, el reto titánico de Lenín Moreno será reactivar la economía y promover el empleo de calidad, con un presupuesto estrecho, en las áreas de mayor productividad, situación que demandará necesariamente acuerdos con el sector privado (algo que a Rafael Correa le costó mucho); cumplir con sus obligaciones financieras sin descuidar las obligaciones sociales del Estado y, sobre todo, generar un clima de confianza adecuado a través del respeto al orden democrático.

Viniendo de una administración que ha logrado pocos acuerdos con dicho sector y más bien ha privilegiado el gasto público, no será una tarea sencilla.

El sociólogo de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Felipe Burbano de Lara, sostiene en una pieza de opinión para El Universo que el cambio de estilo de Moreno se enfrentará a dos escenarios: “hacia dentro de Alianza PAIS, donde las presiones por la continuidad serán mucho más fuertes que las posibilidades de cambio; y hacia la sociedad, de donde surgirán las mayores demandas de giros. Se dilucidará entre la continuidad ideológica y los afanes de profundizar la revolución ciudadana (…) y la mano tendida hacia la sociedad anunciada”.

La semana pasada, la Flacso organizó un foro para analizar los retos del próximo Gobierno en cuanto a política exterior, gobernabilidad y lo social. El diario público El Telégrafo recoge que la apertura al diálogo genera optimismo en los diferentes sectores socioeconómicos del país.

Por ejemplo, el exalcalde de Quito y catedrático Augusto Barrera, manifestó que la apertura al diálogo que Moreno ha expresado repetidamente significa que uno de los grandes desafíos es inaugurar una etapa de democratización; que el modelo de gestión sea de abajo hacia arriba, y no solamente cambiar los estilos. Resaltó también como positivo la creación de consejos consultivos que tiene previsto el nuevo Gobierno –como un vínculo entre el Estado y la sociedad–.

En el mismo evento, Burbano de Lara calificó a Moreno como una persona “buena”, que asume “un poder debilitado por ser el fin de un ciclo”, lo cual es complejo, pero que puede evitar el costo político con “diálogo y consensos”.

En sus discursos, Moreno repite que su Gobierno será el de la “mano tendida” y que está abierto al diálogo con todos los sectores de la sociedad. De hecho, ha cumplido su palabra y se ha reunido con organizaciones indígenas, empresarios, e incluso con la Asociación de Bancos Privados del Ecuador.

Durante la reunión con los representantes de esta asociación, distanciados del gabinete de Correa, el nuevo mandatario reiteró su compromiso de sostener la dolarización como el régimen monetario y cambiario oficial y pidió su apoyo a las políticas económicas. Además, se comprometió a mantener un contacto permanente para evaluar los cambios que se requieran para blindar la solvencia de la banca e impulsar una mayor contribución al crecimiento.

Otro elemento que la población sentirá es la ausencia de los conocidos enlaces ciudadanos, las emisiones radiales y televisadas en las que Correa, con su estilo firme y confortativo, rendía cuentas a la ciudadanía [o al menos ese era su objetivo pretendido] detallando su agenda diaria, desmintiendo publicaciones de medios de comunicación privados y analizando temas coyunturales. Cada transmisión duraba cuatro horas y en total realizó 523 (desde enero de 2007). Lenín Moreno ha manifestado que no realizará las emisiones sabatinas, pero sí implementará otro sistema de rendición de cuentas.

Estas primeras señales han refrescado el ambiente en las últimas semanas, luego de fuertes confrontaciones entre los partidos opositores, y generan optimismo en la población frente al nuevo presidente que estará atenta a que cumpla su palabra.

“Soy el presidente de los ecuatorianos y trabajaré por cada uno de ustedes, por los que votaron por mí y poniendo mucha atención en aquellos que no lo hicieron, seré el presidente del diálogo, de la diversidad”, subrayó Moreno al recibir su credencial como nuevo mandatario del Ecuador.

This article has been translated from Spanish.