Estos son los pensionistas de la UE que viven con 82 euros al mes

Nedyalka Arabadzhieva, de 85 años de edad, vive en la montañosa ciudad búlgara de Veliko Tarnovo. Después de trabajar en el servicio postal durante la mayor parte de su vida activa, ahora sobrevive con una pensión mensual de 161 leva búlgaros (aproximadamente 82 euros o 90 dólares estadounidenses).

Una suma miserable desde cualquier punto de vista: Nedyalka no solamente debería recibir el doble para que sus ingresos llegaran a alcanzar al menos el umbral de la pobreza (actualmente de 314 leva, es decir, alrededor de 160 euros o 180 USD), sino que su pensión también es tres veces inferior a las pensiones mínimas de países vecinos como Albania, Macedonia y Serbia, y aproximadamente 10 veces inferior a las pensiones de otros países de la Unión Europea.

La pensión de Nedyalka es la mínima que puede recibirse si se ha trabajado toda la vida adulta; aquellos que no lo han hecho reciben un importe inferior de aproximadamente 118 leva búlgaros (60 euros o 67 USD).

Desde que se jubiló en 1988, la pensión de Nedyalka solo ha aumentado una vez, cuando se recalculó en 2008. No obstante, si era insuficiente en 2008, ciertamente es insuficiente ahora. “Cuando recibo mi pensión, primero pago todas mis facturas, y con lo que queda pago mis medicinas. El resto de lo que queda es para comer”.

Cuenta que sobrevive cuidando mucho su presupuesto y gracias a la ayuda de sus dos hijas. Nedyalka es una de las afortunadas, muchos otros pensionistas dependen de las raciones de comida que distribuyen organizaciones benéficas como la Cruz Roja.

“Hace solo unos días vi cómo un hombre gastaba más de 100 leva (51 euros o 57 USD) solamente en medicinas”, señala Nedyalka. “Es así como se mueren las personas con pensiones pequeñas. No pueden pagar estas medicinas tan caras”.

Estado de crisis

El sistema de pensiones de Bulgaria está en crisis. Según datos de 2016, de los casi 2,2 millones de jubilados del país, aproximadamente uno de cada cuatro recibe la pensión mínima. Muchos de ellos apenas pueden comprar alimentos, por no hablar de pagar la calefacción en invierno, sobre todo tras el anuncio reciente de las empresas de electricidad de aumentar hasta un 40% de los costos de calefacción. Como resultado, muchas personas mayores en edad de jubilarse siguen trabajando mucho más allá de la edad oficial de jubilación: 60 años y 10 meses para las mujeres y 63 años y 10 meses para los hombres.

Las estadísticas del Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS) también muestran que, en promedio, las mujeres reciben pensiones más bajas que los hombres debido a diversas razones, entre las que se consideran menos años de trabajo remunerado (debido a la maternidad y otro tipo de trabajo no remunerado dedicado al cuidado de los suyos).

Si, por ejemplo, los hombres reciben un promedio de 386 leva (196 euros o 215 USD) por antigüedad y edad, las mujeres reciben dos tercios de este importe, según datos del INSS.

Unas semanas antes de las elecciones parlamentarias más recientes de Bulgaria, celebradas en marzo, cientos de pensionistas organizaron una manifestación para protestar contra unas pensiones inferiores al nivel de pobreza del país.

Durante la campaña electoral, los dos principales partidos de Bulgaria, el GERB de centroderecha y el Partido Socialista Búlgaro, discutieron el aumento de las pensiones del país. Sin embargo, la mayoría de sus soluciones se centraron en el aumento de la edad de jubilación y en el número de años que los trabajadores deben tener en su activo para poder obtener una pensión estatal.

Por ejemplo, el recién electo Gobierno del primer ministro Boyko Borisov, del GERB, prometió aumentar la pensión mínima a aproximadamente 201 leva (102 euros o 112 USD). Sin embargo, no ha explicado cómo va a hacerlo.

“¿Qué pasaría si se aumentara la pensión mínima? Dos posibilidades: el lev se devaluaría y las personas recibirían pensiones más altas, pero su poder de compra sería menor. O bien, tendrían que pararse los grandes proyectos de infraestructura y el Estado trabajaría únicamente para pagar las pensiones”, comenta a Equal Times Nikolay Vasilev, economista y antiguo ministro de Economía de Bulgaria de 2001 a 2003.

Crisis demográfica

Tras la caída del comunismo en 1989, el aumento de la inflación supuso el aumento de los pagos nominales de las pensiones, pero en términos de poder de compra, el valor de las pensiones búlgaras se ha desplomado.

Un elemento que viene a agravar esta crisis es el problema demográfico. En los próximos años, el número de personas en edad de trabajar va a seguir disminuyendo con rapidez, al tiempo que el número de personas que reciben una pensión y necesitan protección social va en aumento.

De acuerdo con las proyecciones oficiales del INSS, para el año 2060 el gasto público por concepto de pensiones crecerá hasta superar los 30 mil millones de leva por año (15 mil millones de euros o 16 mil millones de dólares), es decir, la totalidad del actual presupuesto del Estado, en relación con los 4,59 mil millones o 4,59 mil millones de USD) en 2014.

Además, para el año 2060, todos los búlgaros que trabajan tendrán que sostener en promedio a un pensionista, ya que se calcula que la población activa del país, que asciende actualmente a 3,3 millones, se reducirá a dos millones.

Desde 2016, las mujeres tienen que trabajar 35 años y dos meses antes de tener derecho a una pensión; en el caso de los hombres son 38 años y dos meses. Para 2036, el tiempo de servicio será de 37 años para las mujeres y de 40 años para los hombres. La edad de jubilación será de 64 años y nueve meses para las mujeres y de 65 años para los hombres.

Aún existen más problemas que nublan el horizonte de los ancianos de Bulgaria. El número de personas que han alcanzado la edad de jubilación sin cumplir el número de años de servicio está en aumento, de acuerdo con el INSS. De hecho, estos trabajadores constituyen actualmente casi una cuarta parte de las personas recién retiradas.

Con un número cada vez mayor de personas trabajando en el sector informal, de trabajadores con salario mínimo y de trabajadores temporales que nunca han contado con seguridad social en Bulgaria, la crisis de las pensiones en el país es una bomba de relojería que no tardará en estallar.