Millones de personas quedarán a oscuras si la UE “secuestra” la iniciativa africana de energía renovable

Una iniciativa de 10.000 millones de dólares para impulsar la energía en África añadiendo 10 gigavatios de energía renovable en el continente de aquí a 2020 se enfrenta a un futuro incierto, ya que los grupos de la sociedad civil del continente africano se han enfrentado a la Comisión Europea y Francia por la gestión del programa.

La Iniciativa africana de energía renovable (AREI, por sus siglas en inglés) fue concebida en la COP21, la cumbre sobre el cambio climático celebrada en París en 2015, donde los dirigentes mundiales decidieron reducir los gases de efecto invernadero mediante la inversión en energía renovable. Sin embargo, las organizaciones de la sociedad civil (OSC) africanas acusan ahora a Europa de “secuestrar” la iniciativa.

En una declaración conjunta, una coalición de dichas organizaciones de todo el continente acusaron a los donantes europeos de intentar ejercer una influencia indebida en la iniciativa y de tratar de dividir a sus socios africanos y alejar a la AREI de sus “valores centrados en enfoques orientados hacia las personas, derechos de la comunidad, igualdad y una visión innovadora de África, que sería una pionera mundial al lograr sociedades prósperas impulsadas por energías limpias y renovables”.

Según Brandon Wu, de ActionAid EEUU, la polémica fue provocada por la “aprobación indebida” por la Comisión de 19 proyectos de energía renovable preexistentes, a pesar de las objeciones manifestadas por varios miembros africanos del consejo y del hecho de que “ninguno de los proyectos había sido evaluado basándose en criterios de la AREI”.

En una reunión celebrada el 4 de marzo en Conakry (Guinea), la ministra francesa de medio ambiente, Ségolène Royal, y el comisario de la Unión Europea para desarrollo internacional, Neven Mimica, presentaron al jefe de la unidad independiente de ejecución de la AREI, Youba Sokona, una lista de 19 proyectos preseleccionados y le pidieron que la presentara al consejo de la AREI, a pesar de haber visto la lista por primera vez hacía dos días. Además, ni Francia ni la Unión Europea forman parte del consejo de la AREI. Sokona, una figura respetada y con décadas de experiencia en energía mundial y cambio climático, se negó a ello y posteriormente dimitió. Royal anunció más tarde el nombramiento de un nuevo jefe, Seyni Nafo de Malí.

“Aunque reconocemos que la UE ha aumentado su apoyo a las energías renovables en África desde la COP21 en París, su comportamiento más reciente es totalmente inaceptable”, dijo la coalición de grupos de la sociedad civil en África en la declaración conjunta que emitió la Pan African Climate Justice Alliance (PACJA).

Además, la contribución de la UE a estos “nuevos proyectos” representa unos 300 millones de euros, menos del 7% de la inversión de 4.800 millones de euros prometida.

Por ejemplo, uno de los proyectos, el campo geotérmico Tendaho en Etiopía, se puso en marcha en 2014 antes de que se estableciera la AREI. Otro, la North Core 330kV Transmission Line entre Nigeria y Níger, vía Burkina Faso y Benín, es un proyecto de infraestructura regional y, según los observadores, sería engañoso clasificarlo como un nuevo proyecto de energía renovable.

“El reciclaje de proyectos existentes como ‘nuevos’ para la AREI prácticamente garantiza que la iniciativa no consiga lograr su objetivo de 10.000 millones de vatios de ‘capacidad para producir energía renovable nueva y adicional de aquí a 2020’, lo cual deja a los africanos a oscuras”, dijeron las OSC africanas.

Respetar la soberanía africana

Más de 100 grupos internacionales de la sociedad civil –como Oxfam, WWF, Friends of the Earth y ActionAid– emitieron su propia declaración en apoyo de sus colegas africanos en la que condenaban las acciones de la UE y Francia, afirmando que la “AREI simplemente no funcionará si sus principios básicos son socavados desde el principio”.

La declaración continuaba: “La AREI es una iniciativa africana que, con la gobernanza adecuada, tiene el potencial de responder a las necesidades energéticas de las poblaciones africanas y a los problemas climáticos del planeta. La UE y Francia solo pueden ayudar a lograr estos objetivos respetando la soberanía africana de la iniciativa, garantizando que los proyectos están en consonancia con los criterios de la AREI y ofreciendo un verdadero apoyo”.

La UE ha defendido sus acciones argumentando que actuaba con un espíritu de cooperación y apoyo a la AREI, incluido el desarrollo de sus estructuras de gobernanza. En una declaración publicada después de la reunión celebrada el 4 de marzo, la Comisión dijo que seguía comprometida con “su papel de liderazgo en la Iniciativa africana de energía renovable”, transformando “sus promesas en proyectos reales con un impacto real sobre el terreno”.

Carlos Gordejuela, un portavoz de la Comisión Europea para cuestiones de ayuda humanitaria, gestión de crisis, cooperación internacional y desarrollo, explicó a Equal Times en un intercambio de correos electrónicos que el consejo de la AREI “decidió por consenso respaldar 19 proyectos presentados, incluidos 14 identificados por la Comisión Europea y Estados Miembros de la UE, más 5 presentados en la reunión de la COP22”.

Sam Ogallah, director de programas en PACJA, se mostró decepcionado porque hasta ahora los gobiernos africanos habían permanecido en silencio por miedo a poner en peligro su relación con la UE. “Los gobiernos africanos no se han pronunciado al respecto… pero nosotros [la sociedad civil] haremos todo lo posible para salvar la AREI”, añadió.

Repetidas solicitudes de Equal Times a diferentes gobiernos y al diplomático egipcio Wael Aboulmagd –que representa a los gobiernos africanos en el consejo de la AREI– para para compartir su opinión sobre los acontecimientos, han sido sistemáticamente ignoradas.

Sin embargo, Titilope Akosa, directora ejecutiva de Centre for 21st Century Issues, una ONG nigeriana que trabaja para poner fin a la desigualdad, dijo a este medio que uno de los aspectos más preocupantes de la reciente polémica fue la forma en que socavaba la participación de las mujeres africanas.

A pesar de que más de 600 millones de personas en África carecen de acceso a la electricidad las mujeres son las más afectadas por la pobreza energética, en particular en las zonas rurales, ya que las mujeres y las niñas normalmente son responsables de encontrar y utilizar combustibles para cocina, lo que puede obstaculizar su acceso a la educación y el trabajo.

“Cualquier proyecto aprobado en este contexto no responderá a las necesidades energéticas de las mujeres africanas”, dijo. “Puede que después de todo no se cumplan las promesas de las soluciones de energía renovable centradas en las personas y que integran la perspectiva de género de abordar la pobreza energética crónica, la cual la AREI quiere reducir, que afecta desproporcionadamente a las mujeres en África”, lamentó Akosa.