Después de 35 años de abuso de poder los jóvenes de Camerún quieren que se les escuche

Después de 35 años de abuso de poder los jóvenes de Camerún quieren que se les escuche

Many young people make a living from unlicensed street vending despite often having a high level of qualifications and vocational training. But there is a lack of political will to tackle the situation, and Cameroon has become a ticking time bomb waiting to explode. Yaoundé (Cameroon) 13 July 2017

(Anthony Bellanger)

Thierry Ngo lleva un elegante traje en color claro. Periodista en un gran canal de televisión de Camerún y uno de los cargos jóvenes del Syndicat national des journalistes du Cameroun (SNJC), observa la crisis que sacude al sudeste y el noroeste del país desde hace años, en la parte de habla inglesa.

“Las tensiones no son de índole lingüística, pese a lo que se haya podido escuchar. En realidad, la crisis es un problema social y político. En Camerún, las familias que dirigían el país antes de la independencia, el 1 de enero de 1960, todavía siguen ahí hoy. He visto actos violentos, escuelas incendiadas, tiendas devastadas, personas agredidas”.

El mandato del presidente Paul Biya (84 años), en el poder en Camerún desde 1982, volvió a ser prorrogado durante otros siete años el 9 de octubre de 2011. Todo lleva a pensar actualmente que el octogenario, a la cabeza de uno de los países más ricos de África Central, será candidato a su propia sucesión en 2018.

“En las regiones de habla inglesa, la población pide o la secesión o la vuelta al federalismo", explica Denis Nkwebo, periodista del diario Le Jour y presidente del SNJC.

“Es consecuencia del malestar de todas estas generaciones. Y son los jóvenes los que están en la calle en las grandes ciudades. Más de la mitad de la población no tiene nada que hacer ahora,’’ dice Nkwebo.

’’Hay un bloqueo político, económico y social y es una bomba de relojería para el país. Hace falta poco en Camerún para que la situación explote”.

Añade: “Tomemos el ejemplo de los jóvenes que tienen una moto-taxi o los que se dedican a la venta ambulante en la calle. A menudo tienen buenas titulaciones y una buena formación profesional, pero no encuentran empleo y acaban haciendo tareas por debajo de sus cualificaciones. Esto puede explotar. Es más, explota de vez en cuando”.

Prensa amordazada

Como testigos de la realidad cotidiana, los periodistas pagan las consecuencias de esta situación tensa.

“Hay temas tabú en Camerún: la democracia, la alternancia política, la seguridad nacional, la cuestión de Boko Haram o las cuestiones relativas a la persona del presidente de la República. Siete periodistas se encuentran actualmente en prisión porque escribieron sobre acontecimientos que no se debían cubrir”, lamenta Denis Nkwebo.

“La corrupción política, la malversación de fondos públicos, la mala gobernanza… esto es hoy en día Camerún. Los medios de comunicación son el único lugar en el que se pueden leer o escuchar opiniones contrarias. Se han suspendido o cerrado medios de comunicación porque las opiniones expresadas no han gustado al Gobierno,’’ dice Nkwebo.

’’Cuando un político no es capaz de aportar respuestas a los problemas de su país, encuentra un chivo expiatorio. Es mucho más simple condenar a un periodista. Es en concreto el caso del corresponsal de Radio France Internationale, Ahmed Abba, en la cárcel desde 2015 y condenado a 10 años de prisión y a pagar una multa fuerte de 56 millones de francos CFA [98.000 dólares estadounidenses]”.

Los otros seis periodistas de habla inglesa que se encuentran actualmente en prisión no fueron detenidos en una manifestación pública, ni incendiaron un edificio público; la policía los detuvo en su domicilio. Todavía se desconoce el motivo de su encarcelamiento y dónde se encuentran.

Según Denis Nkwebo: “El lugar de los periodistas no es en la cárcel. Después de los delitos de prensa que denunciamos, se ha pasado a la etapa siguiente, que es la criminalización de la función periodística. Se les ha detenido porque son periodistas y no porque hayan cometido un error. Ningún partido político, ningún diputado, ni ningún senador se ha pronunciado al respecto porque están obligados a guardar silencio a causa de la corrupción generalizada y a protegerse”.

A pesar de un código del trabajo progresista y la firma de numerosos convenios colectivos, Camerún da una buena imagen… en apariencia, como señala el estudio reciente de la Confederación Sindical Internacional.

“Es cierto, nuestro país tiene muy buenos instrumentos, pero no se aplican”, confirma Thierry Ngo.

“Por ejemplo, en la prensa hay muchos colegas que ganan apenas 50.000 francos CFA [88 dólares estadounidenses] al mes. Intentamos aumentar los salarios a 75.000 francos CFA [132 dólares estadounidenses], pero es muy difícil…”

A pesar de su calma y su análisis pormenorizado de la situación, el joven periodista utiliza palabras duras para hablar de su futuro: “¿Qué sentido tiene mi vida en estas condiciones? A veces estoy dispuesto a morir para que la situación avance, por mis hijos, por mis colegas. Personalmente, no he conocido a otro presidente aparte del que tenemos. He elegido el periodismo porque es una profesión apasionada, un campo en el que puedo ayudar a la sociedad. He querido ser la voz de los que no tienen voz. Es una causa justa y si consigo defenderla habré cumplido mi misión. Ahora ya no tengo miedo de acabar en la cárcel”.

La movilización se intensifica

Los jóvenes menores de 35 años, que representan el 75 % de la población de Camerún, ¿van a expresar su voluntad y tomar las riendas de su destino?

"En el mundo del trabajo", constata Antoinette Tangono Ekoan, presidenta de la Confédération camerounaise du travail (CCT), "el 90 % de la población activa son jóvenes y, sin embargo, ¡solo el 1% está sindicado! Debemos admitir que los sindicatos no dejan lugar a los jóvenes en sus textos ni en sus estructuras. Por este motivo, muy pocos están interesados en el sindicalismo, aunque en los países de África Central es fundamental sindicarse para defender nuestros derechos”.

Los jóvenes no se sindican ni se afilian tampoco a los partidos políticos.

“Por otra parte, pocos están inscritos en las listas electorales”, afirma Denis Nkwebo. “¡Todos los puestos en las centrales sindicales y los partidos políticos y los puestos de director general de las empresas públicas o paraestatales están ocupados por personas de más de 75 años! No hay esperanza de que se renueve la clase política, de compromiso en general. Veremos en octubre de 2018 si hay un cambio. Desde 1960 solo ha habido dos presidentes de la República. Y este hecho mata la esperanza de la juventud”.

A pesar de todo, el movimiento social está muy presente: nacen organizaciones en muchas profesiones (maestros, magistrados, periodistas…) y se movilizan.

“La falta de transparencia y de renovación política y el exceso de corrupción en los salones de la República contribuyen a reforzar las tensiones y los rencores. Todo el mundo en Camerún está convencido de que los que están en el poder hacen todo por que nada cambie”, se lamenta Denis Nkwebo.

"No se concede libertad de expresión. No se va a conceder jamás la libertad de prensa. Todas las libertades en África se han logrado con arduos esfuerzos”.

Thierry Ngo concluye: “Como pasó en la Primavera Árabe, la juventud camerunesa quiere ser escuchada. Como joven camerunés, no veo muchas salidas. Pero, como en 1960, pienso que solo los jóvenes podrán renovar este sueño”.

This article has been translated from French.