Indonesia: la lucha de los trabajadores del aceite de palma contra el gigante de la alimentación PepsiCo

Un estudio sobre las plantaciones de aceite de palma en Indonesia revela que los trabajadores y sus familias reciben unos salarios ilegalmente bajos, se ven expuestos a peligrosos pesticidas y son víctimas de abusos rutinarios para que el gigante estadounidense del sector alimenticio y de bebidas, PepsiCo, pueda fabricar productos de renombre mundial, como las barritas de cereales Quaker Chewy, los Cheetos o las patatas fritas Lay’s. Ahora, sindicatos mundiales y grupos ecologistas han unido sus fuerzas para defender los derechos de los trabajadores.

El sindicato estadounidense International Brotherhood of Teamsters, una organización sindical multisectorial con 1,4 millones de miembros, se ha movilizado junto con la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, para luchar contra las violaciones generalizadas de los derechos humanos y laborales en las plantaciones gestionadas por Indofood, un importante socio de PepsiCo en Indonesia.

“La solidaridad entre los trabajadores en EE.UU. y en las plantaciones de Indonesia es muy importante, porque necesitamos todo el apoyo posible para conseguir que PepsiCo obligue a Indofood a mejorar las condiciones de trabajo”, afirma Herwin Nasution, director ejecutivo del sindicato indonesio OPPUK (Organisasi Penguatan dan Pengembangan Usaha-Usaha Kerakyatan, que podría traducirse por Organización para el Fortalecimiento y Desarrollo de Empresas Comunitarias).

El Teamsters representa a los aproximadamente 20.000 trabajadores de PepsiCo en las instalaciones de producción de Pepsi Beverages, Frito Lay y Quaker en EE.UU., quienes fueron consultados sobre la decisión de enviar cartas a la dirección de PepsiCo y a su Directora Ejecutiva, Indra Nooyi.

“Cuando nuestros miembros oyeron las historias sobre los trabajadores de aceite de palma en Indonesia –presencia de trabajo infantil, salarios ilegalmente bajos y pesticidas peligrosos– lo entendieron”, indica Timothy Beaty, director de estrategia global de Teamsters, en declaraciones a Equal Times.

“La explotación de los trabajadores es intolerable. Todos los trabajadores deben disfrutar del derecho a formar un sindicato y tener la oportunidad de un trato digno”, indicó Beaty.

Recientes informes de la Rainforest Action Network (RAN), el International Labour Rights Forum (ILRF), y diversos sindicatos y ONG locales, muestran un panorama cada vez más sombrío respecto a las plantaciones en el archipiélago. Según RAN, los derechos de los trabajadores son vulnerados rutinariamente en varias plantaciones vinculadas a PepsiCo en Indonesia.

“PepsiCo hace la vista gorda al suministrarse de aceite de palma de compañías que abusan de los trabajadores en las plantaciones de palmeras aceiteras, denegándoles un salario y beneficios justos, exponiéndolos a productos químicos tóxicos y obligándolos a llevar a sus esposas y a sus hijos al trabajo para que ayuden”, indica Pearl Robinson, organizador nacional de RAN. “PepsiCo puede y debe hacerlo mejor”.

El aceite más saludable transformado en Frankenstein

Desde comienzos de siglo, la producción de aceite de palma ha crecido rápidamente hasta convertirse en uno de los cultivos más populares. Esto se debe en parte al boom en biocombustibles promovidos por las políticas energéticas en la Unión Europea, pero más recientemente, ha sido sobre todo la demanda de alimentos procesados en los países en desarrollo y en EE.UU. lo que ha contribuido a la explotación masiva de aceite de palma.

El aceite de palma se utiliza como un sustituto barato de los aceites hidrogenados poco sanos y cada vez más sujetos a prohibiciones. Pero su cultivo ha conducido a una deforestación masiva en Indonesia, la explotación de los trabajadores y la expropiación de tierras a las comunidades locales.

Actualmente, Indonesia es el mayor productor y exportador mundial de aceite de palma, y esta materia prima está asociada a un número considerable de multimillonarios indonesios, según el sitio web de noticias medioambientales Mongabay.

En la actualidad, se cultivan unos 10 millones de hectáreas de palmera aceitera, que producen 30 millones de barriles de aceite de palma crudo al año. La industria del aceite de palma es una fuente de ingresos clave para el Gobierno, y está controlada por varios grandes conglomerados, incluyendo a PT Astra Argo Lestari y PT Bakrie of Indonesia, así como las compañías con base en Singapur Musim Mas y Wilmar International.

De las numerosas empresas internacionales implicadas en el denominado ‘aceite de palma conflictivo’, PepsiCo desempeña un papel particularmente notorio debido a su asociación con la mayor compañía de bebidas y comida procesada de Indonesia, Indofood.

OPPUK, RAN e ILRF llevaron a cabo una investigación sobre las plantaciones de Indofood en Sumatra, en 2015, encontrando graves violaciones laborales en todas ellas, incluyendo el recurso a mano de obra temporal, trabajo precario, salarios de miseria, trabajo infantil, falta de medidas adecuadas de salud y seguridad, y la intimidación de aquellos trabajadores que intentaban establecer contacto con sindicatos independientes.

“PepsiCo debe exigir a Indofood que dé prioridad a los derechos de sus trabajadores, alineando sus políticas y prácticas con los Principios para un trabajo libre y justo”, afirma Nasution, haciendo referencia a las directrices publicadas en 2015 por una coalición internacional de organizaciones sindicales y ONG de defensa de los derechos humanos. “PepsiCo debe cancelar sus acuerdos con Indofood de no registrarse progresos”.

Aunque PepsiCo estableció de hecho en 2016 una política actualizada para el sector del aceite de palma, RAN considera que no es suficiente. Además, hay importantes lagunas en dicha política, ya que no requiere a los asociados en empresas conjuntas que cumplan con los mismos requisitos en la adquisición de aceite de palma, permitiendo así que ciertos productos con la marca PepsiCo estén utilizando aceite de palma proveniente de fuentes poco éticas.

De hecho, una actualización de la investigación de 2015 encontró muy pocos cambios sobre el terreno, y un análisis más en profundidad reveló que todos los principales importadores de aceite de palma de PepsiCo hacia EE.UU. presentan una alta probabilidad de ocasionar daños sociales y medioambientales, al no estar aplicando esa política.

“PepsiCo tiene la obligación moral de hacer frente al hecho de que el aceite de palma conflictivo que entra actualmente en su cadena de suministro, y posiblemente se emplea en cientos de sus productos en todo el mundo, en realidad resulta mortífero para las personas y para el planeta”, afirmó Gemma Tillack, directora de campañas sobre agro-empresas para RAN en una declaración pública.

ONG y sindicatos han venido trabajando juntos con vistas a presionar públicamente a PepsiCo, entre otros medios llevando a cabo acciones conjuntas y reuniones de accionistas o incluso desplegando una pancarta bajo la icónica valla publicitaria de la compañía en Nueva York. Realizaron asimismo campañas conjuntas en las redes sociales, apuntando a los esfuerzos de marketing de PepsiCo, con objeto de sensibilizar a los consumidores respecto a su peligrosa política en el suministro de aceite de palma.

Combatir el laxismo regulatorio

Aunque PepsiCo pueda ser una de las grandes marcas globales vinculadas a violaciones laborales en las plantaciones de aceite de palma en Indonesia, no es la única. Según RAN, las cadenas de suministro de varias grandes marcas internacionales están salpicadas con aceite de palma obtenido de manera poco ética, incluyendo a Kraft, Heinz, Kellogg’s y Mars.

Parte del problema reside en unas políticas difíciles de verificar, pero también en el fallo de instituciones del Gobierno indonesio, sin mencionar a organizaciones como la Roundtable on Sustainable Palm Oil (RSPO). Representando a la industria, así como a diversas ONG, la RSPO no ha tomado aún medidas contra aquellas plantaciones donde se detectaron violaciones de los derechos laborales, ni tan siquiera controla adecuadamente a los miembros de la industria.

“La RSPO continúa certificando a compañías productoras de aceite de palma que están transfiriendo flagrantes violaciones de derechos humanos y de los trabajadores por todo el mundo”, afirma Tillack.

El Palm Oil Innovation Group es una entidad que intenta llegar más lejos que la RSPO, aplicando unas directrices laborales y medioambientales más firmes, con mayor rigor en el seguimiento y la transparencia. Aunque es relativamente pequeña, incluye entre sus miembros a algunas grandes marcas internacionales, como Danone y Ferrero.

El futuro de un aceite de palma ético y sostenible dependerá de que más marcas realicen esfuerzos similares, totalmente verificables. Hasta entonces, se continuará ejerciendo presión sobre gigantes como PepsiCo para que pongan término a las violaciones de los derechos humanos y laborales en sus cadenas de suministro.