“¿La ha visto?”, la compleja historia de las niñas desaparecidas de Washington DC

“¿La ha visto?”, la compleja historia de las niñas desaparecidas de Washington DC

Dana White has become an advocate for the families of missing teenagers ever since her 15-year-old daughter Dayanna began running away from home last year.

(Donna Bryson)
News

Dayanna White, de 15 años, se había fugado de casa y había vuelto al menos media docena de veces antes de que un trabajador social se presentara en el apartamento de su familia en un barrio predominantemente afroamericano en el suroeste de Washington DC, el mes de abril.

“¡Pasa!”, recuerda haberle dicho al visitante Dana White, la madre de la adolescente. “Ayúdame a ayudar a mi hija”.

Aunque Dayanna había regresado a casa desde hacía varias semanas cuando recibió la visita del trabajador social, ésta fue la primera vez que Dana se sintió esperanzada de que las autoridades buscaran nuevas maneras de persuadir a su hija, uno de los siete vástagos de la familia, para que dejara de fugarse.

El trabajador social no apareció por casualidad. Un mes antes, en marzo, la policía del Distrito de Columbia tuiteó varios mensajes de alerta sobre adolescentes desaparecidas en la capital de Estados Unidos. Los tuits fueron mal interpretados, y se creyó que 14 chicas afroamericanas y latinas habían desaparecido en solamente 24 horas. Aunque incorrecta, la desinformación se volvió viral, con la ayuda de celebridades bien intencionadas y movidas por la preocupación de que las niñas de color estuvieran siendo víctimas de tratantes de personas y que nadie prestara atención al problema.

Los niños y niñas afroamericanos desaparecen de manera desproporcionada en Estados Unidos. Las estadísticas nacionales sobre la delincuencia muestran que en 2016, los afroamericanos representaban el 38% de estadounidenses desaparecidos menores de 18 años, pese a representar solamente el 15% de la población juvenil del país.

El Departamento de Policía Metropolitana (MPD) de Washington DC rápidamente explicó públicamente que no había un aumento en el número de adolescentes desaparecidos en su jurisdicción, pero el tema se convirtió en una noticia importante. Aun cuando la indignación ante una oleada de secuestros era injustificada, el episodio puso el tema de los menores afroamericanos desaparecidos en la agenda nacional.

Resolver viejos problemas con nuevos medios

La comandante Chanel Dickerson –tras ser promovida como jefa del Departamento de Servicios para Menores y Familias de la Policía Metropolitana en diciembre pasado– decidió recurrir a nuevos medios para buscar una solución al viejo problema de los adolescentes desaparecidos. Sabía que muchos casos no contaban con la cobertura de los medios de comunicación, pese a que la exposición puede ser de vital importancia para ayudar a los investigadores. En tanto que afroamericana, Dickerson declaró al New York Times que quería “dar a conocer y correr la voz” acerca de aquellas jóvenes que le recordaban su propia adolescencia transcurrida en Washington DC.

La mayoría de los adolescentes desaparecidos que figuraron en la primera ronda de tuits de Dickerson eran jóvenes mujeres de color. Los tuits eran sencillos: aparecían las palabras “Desaparición inquietante”, una categoría utilizada por la policía para las personas consideradas especialmente vulnerables, ya sea porque son menores de 15 años o mayores de 65; un nombre; una fotografía; algunos detalles; y un número al que puede llamar cualquier persona que posea información.

Dayanna, cuya familia la conoce con el diminutivo de Day-Day, apareció en un tuit después de su fuga, el 4 de marzo. Su retrato la muestra de trenzas y con una expresión solemne. Dos semanas y media más tarde, un tuit del 22 de marzo informó que la habían encontrado. La policía del DC afirma que casi todas, de los cientos de personas que cada año se dan por desaparecidas, son encontradas y que el número de desapariciones comunicadas ha ido disminuyendo en los últimos años.

Dana comenta a Equal Times que cada vez que Dayanna desaparecía, lo notificaba a la policía antes de buscar a su hija, ya fuera a pie o en coche. Cada vez que encontraba a Dayanna, la persuadía o le ordenaba que regresara a casa. Pero hasta que los tuits comenzaron, Dana afirma que no se había percatado del alcance del problema. Solamente entonces se dio cuenta de que muchos “otros padres estaban pidiendo ayuda a gritos”.

Dana cuenta que su hija empezó a fugarse el año pasado, cuando la familia se mudó de otra zona del Distrito de Columbia, a un nuevo apartamento de alquiler módico en un barrio mayoritariamente afroamericano.

La capital del país cuenta con una población de poco menos de 700.000 habitantes y, aun cuando los afroamericanos representan cerca del 50% de la población, se ven afectados de manera desproporcionada por viviendas insalubres, escasez de atención sanitaria, escuelas subfinanciadas y el desempleo.

Dana piensa que su hija se encuentra bajo la mala influencia de una de sus nuevas amigas. Aunque Dana no permite que Dayanna se quede con esta amiga porque no conoce a sus padres, Dayanna, sin embargo, a veces se queda con la familia de esta amiga cuando se fuga. Asimismo, le ha comentado a su madre que el padre de esta amiga les permite a ella y a su hija hacer lo que quieran, motivo por el cual a Dana le preocupa que estén preparando a su hija para vender drogas o su cuerpo.

Debby Shore fundó en 1974 la Sasha Bruce Youthwork, una organización sin fines de lucro que ofrece refugio, orientación, empleo y otros tipos de formación a cientos de jóvenes y a sus familias en la zona del Distrito de Columbia cada año. Comenta a este medio que los adolescentes suelen fugarse de casa porque huyen de padres maltratadores o adictos, debido a conflictos con sus mayores en relación con la orientación sexual o las medidas disciplinarias, o porque creen que pueden ayudar a su familias empobrecida ganándose la vida por su cuenta. Algunos adolescentes también son atraídos por los traficantes sexuales o proxenetas, o terminan cayendo en sus redes.

“Nuestra gente está desapareciendo a un ritmo alarmante”

La percepción y la falta real de atención que se presta a los menores de color desaparecidos se hizo evidente ante la avalancha de tuits sobre la desaparición de las niñas, #MissingDCGirls, que tuvo lugar a principios de este año. Cuando los diarios y las cadenas de radio prestan más atención a la desaparición de “Michael, de 12 años” que a la de “Malik, de 12 años” [Ndlr: nombre que suena más afroamericano], los medios de comunicación social sobre los secuestros no declarados pueden parecer convincentes, afirma Janni Aragon, un politólogo de la Universidad de Victoria, Columbia Británica, en Canadá, especialista de medios de comunicación y cultura.

Para Mike Ananny, un profesor de periodismo y comunicaciones en la Universidad del Sur de California, una importante enseñanza que la policía puede sacar de este episodio es que los medios de comunicación social no pueden contar la historia completa. Después de los tuits iniciales de la comandante Dickerson, el departamento de policía del DC agregó un sitio web específicamente dedicado al tema para aportar más contexto a sus esfuerzos. La policía también necesita llamar la atención de los medios tradicionales, señala Ananny, al tiempo que reconoce que puede resultar una tarea difícil.

Natalie Wilson, que trabaja como relaciones públicas en Washington DC, indica que el clamor ante los tuits mostró la presión experimentada por la población afroamericana, que siente que está perdiendo terreno en una ciudad cada vez más aburguesada. En 1980, el 70% de la población de Washington DC era afroamericana.

En 2000, este porcentaje se redujo al 61%; en 2010 constituía el 50,7% y, el año pasado, los afroamericanos sólo representaron el 47,7% de la población debido en parte al aumento del costo de la vivienda y la disminución de los ingresos.

En 2008, Wilson y su cuñada Derrica Wilson, una agente de policía veterana, fundaron la Black and Missing Foundation (Fundación para desaparecidos negros) para ayudar a las familias afroamericanas de todo el país a encontrar a sus seres queridos desaparecidos. La creación de esta fundación fue inspirada por un caso de 2004 en Carolina del Sur, en el que una familia luchó por llamar la atención sobre la desaparición de una joven negra cuyo novio confesó más tarde haberla asesinado.

Actualmente, Natalie y Derrica Wilson preparan a las familias sobre cómo llegar a los medios tradicionales. Asimismo, tratan de aleccionar a las familias afroamericanas que consideran que no siempre son conscientes de que en la era de los medios de comunicación social es más fácil para los abusadores manipular a jovencitas impresionables e ingenuas.

“No podíamos quedarnos simplemente sentadas y decir: ‘No es nuestro problema’”, comenta Natalie. “Nuestra gente está desapareciendo a un ritmo alarmante”.

“Nos toca a nosotros”

En respuesta a la avalancha de tuits, la alcaldesa de Washington DC, Muriel Bowser, anunció medidas que incluyen un mayor número de agentes para la división de la comandante Dickerson; trabajar con las organizaciones no gubernamentales para prestar mayor apoyo a las familias; y dedicar más fondos a organizaciones como la Sasha Bruce Youthwork.

La directora ejecutiva de la Red Nacional para la Juventud, Darla Bardine, que defiende a los jóvenes sin hogar, comenta que ha visto cómo otros grandes centros urbanos luchan por conservar el “enfoque colaborativo” establecido por Muriel Bowser, en parte porque existen muchos otros problemas que también exigen atención. Bardine indica que se necesitará dinero, liderazgo y participación de la comunidad para que la iniciativa del Distrito de Columbia se realice plenamente.

“Nos toca a nosotros intensificarlo y ayudar realmente a los jóvenes”, afirma.

En los últimos meses, la madre de Dayanna ha dedicado los fines de semana a distribuir volates sobre las adolescentes desaparecidas en nombre de otras familias. Dana, de 38 años, sin empleo y discapacitada por la artritis también ha empezado a tomar cursos de criminología en línea con la esperanza de trabajar algún día con las familias de menores desaparecidos.

Actualmente, Dayanna vive en un refugio donde recibe orientación y está sujeta al tipo de disciplina que su madre admite haber luchado por mantener en su casa. Dayanna, a quien Dana describe con orgullo como una estudiante de A y B, una mañana llamó a casa desde el refugio para pedir consejo a su madre sobre la escuela de verano, y Dana continúa participando en la educación de Dayanna.

El trabajador social que visitó a los White, en abril, no ofreció a Dana mayor orientación de la que ella ya había descubierto durante ese angustioso año. Sin embargo, Dana tiene la esperanza de que una intervención más rápida, en el marco del plan de Bowser, ayude a otras familias.