¡Muéstrame el dinero! Qué pasa con los fondos y la rendición de cuentas cuando se trata de los derechos de las mujeres

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La igualdad de género sufre una grave carencia de fondos en todos los programas de las Naciones Unidas. Cuando se creó ONU Mujeres en 2010, los activistas estimaron que necesitaría un presupuesto de al menos mil millones dólares (nada comparable, por ejemplo, con los ingresos totales de UNICEF, la agencia para la infancia, que superaron los 4.800 millones de dólares en 2016).

Pasan los años y los proveedores de fondos incumplen sistemáticamente dicho objetivo. Los ingresos totales de ONU Mujeres en 2016 no alcanzaron los 335 millones de dólares.

Los organismos de ayuda se han comprometido en incontables ocasiones a lograr la “transversalidad” de la dimensión de género en todas las iniciativas de desarrollo internacionales (evaluar todas las políticas, en todas sus fases, para conocer las repercusiones distintas para los hombres y las mujeres). Pero su desempeño es decepcionante.

Por ejemplo: en 2013 y 2014, sólo el 24% de la ayuda internacional destinada a “sectores económicos y productivos” (incluidas la gestión financiera y el desarrollo urbano públicos) se dirigieron a proyectos que incluían la igualdad de género como objetivo específico. Apenas el 2% se asignó a proyectos cuyo objetivo principal era el empoderamiento económico de las mujeres.

Las organizaciones de la sociedad civil están recibiendo más dinero para actividades relacionadas con el género, pero la financiación directa de las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres sigue recibiendo una proporción mínima de los presupuestos de ayuda, incluso de donantes como Canadá, que a principios de año anunció explícitamente una política de ayuda internacional “feminista”.

El gasto en igualdad de género de otras agencias de la ONU más grandes resulta también insuficiente. Sus asesores en materia de género carecen de poder para propiciar el cambio transformador que permitiría asignar recursos institucionales y centrar la atención en la igualdad de género.

Si bien el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU –acordados en 2015– incluye alcanzar la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas, este es el único de todos los objetivos que carece de plazos específicos.

Acceso restringido

Activistas feministas y grupos defensores de los derechos de las mujeres están intentando que los organismos donantes y gobiernos rindan cuentas sobre sus compromisos adquiridos. Estamos intentando (activistas y sociedad civil) hacer un seguimiento de sus compromisos para confrontarlos con sus acciones.

Sin embargo, las normas de la ONU limitan severamente la participación de la sociedad civil en los procedimientos oficiales. La reunión de la ONU para revisar el avance del cumplimiento de los ODS celebrada a principios de verano nos sirve de ejemplo.

El segundo Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible celebrado en julio en Nueva York revisó este año el ODS sobre la igualdad de género.

El Grupo Principal de las Mujeres (un grupo abierto que representa a las organizaciones de la sociedad civil especializadas en los derechos de las mujeres) pudo monitorizar lo sucedido en la reunión. Pero la participación de la sociedad civil en la reunión fue muy limitada.

La ONU sólo permitió breves intervenciones de la sociedad civil en las sesiones de revisión, con frecuencia sin ofrecer servicios de interpretación. Cuando el Gobierno de la India presentó su historial sobre los ODS, se prohibió a la sociedad civil hacer preguntas.

Estas limitaciones permiten a los Gobiernos actuar (o no) en materia de igualdad de género sin rendir cuentas a nadie. En el foro, algunas delegaciones nacionales intentaron incluso reabrir el debate sobre determinados derechos humanos ya consagrados en el marco de los ODS.

Finalmente, no se incorporaron al informe final del foro las referencias al matrimonio infantil, la mutilación genital femenina y los derechos a la salud sexual y reproductiva. Esto es significativo, ya que refleja la voluntad de algunos Gobiernos de priorizar determinadas cuestiones en materia de derechos de mujeres sobre otras.

Rendición de cuentas feminista

Activistas de la campaña Hacia una ONU más feminista reclaman el establecimiento de un “marco de rendición de cuentas feminista” para cerrar la brecha entre la retórica y las acciones en este organismo internacional.

Dicho marco vincula los ODS y sus metas a los acuerdos internacionales en materia de derechos de las mujeres, como la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, la Declaración de Pekín y la Plataforma de Acción.

Dicha campaña insta a la ONU, además, a recopilar mejor los datos sobre desarrollo mundial y disgregarlos por sexo. Esto ayudaría a la sociedad civil a hacer un seguimiento y poner en tela de juicio las medidas adoptadas por los Gobiernos y lo que afirman haber logrado. También ayudaría a supervisar la actuación de la ONU.

Necesitamos la publicación de toda la financiación y gasto de la ONU, incluida la cantidad que se dirige a los programas de derechos de las mujeres y a la transversalidad de la dimensión de género. También se ha pedido al secretario general António Guterres que convoque regularmente reuniones de expertos de alto nivel, que incluyan a la sociedad civil, para analizar el estado de la financiación de los derechos de las mujeres y la igualdad de género.

En la reunión de marzo de la Comisión de la ONU sobre la condición de las mujeres, Guterres afirmó: “Defendemos una verdad poderosa: la igualdad de las mujeres es positiva para el mundo”. Aunque estas palabras encierran una gran verdad, conllevan la responsabilidad de su cumplimiento.