La ropa infantil deja atrás las etiquetas asociadas al género

La ropa infantil deja atrás las etiquetas asociadas al género

“At the moment, the shopping experience is extremely binary and also reinforces gender stereotypes by categorising clothing based on imagery, colour, styles and sizes, and associating them with a particular gender,” underlines activist Santina Sorrenti.
Photo from archive, June 2012, Brussels.

(Biblioteca audiovisual del Parlamento Europeo)

Pulverizar los estereotipos que cuelgan de las perchas, difuminar los colores y formas asociadas a un género y ofrecer espacios donde cada persona –también desde su infancia– se sienta cómoda para encontrar libremente sus prendas favoritas es una tendencia a la que cada vez se suman más marcas.

“HEMA quiere dar a los niños la oportunidad de ser quienes quieran ser”, afirman desde la cadena de decoración y ropa holandesa, famosa por sus precios ajustados, y que está presente con 700 tiendas en los Países Bajos, Luxemburgo, Alemania, Francia, Bélgica, España e Inglaterra.

“HEMA no quiere condicionar si la ropa infantil es específica para niños o niñas. Los clientes pueden decidir por sí mismos”, añaden.

Un movimiento que se completará en su colección de verano 2018, momento en el que “la ropa ya no estará etiquetada específicamente para niños o niñas (…) sino –para ambos con el término– ‘niños’”.

La cadena de grandes almacenes británica John Lewis, con sus más de 150 años de historia, se ha convertido en una pionera del sector. “A principios de 2016, introdujimos etiquetas de género no específico en nuestra marca de ropa para niños, a lo que siguió la eliminación de la señalización de ‘niñas’ y ‘niños’ en nuestras tiendas, que fue reemplazada por fotos de niños que modelaban nuestra ropa”, declaran desde la compañía.

En cambio, la disposición sigue siendo la misma. “En nuestras tiendas, las prendas de vestir para niñas y niños todavía se posicionan de la misma manera en que siempre lo han hecho y los clientes pueden buscar en nuestra web por ‘chica’ o ‘chico’ si así lo eligen”, aclaran.

Nuevas marcas y proyectos inclusivos para cambiar el mundo

“En este momento la experiencia de compra es extremadamente binaria y también refuerza los estereotipos de género a través de la categorización de la ropa basada en imágenes, color, estilos y tamaños y su asociación con un género particular. Esto es perjudicial no solo para ‘chicos’ y ‘chicas’ sino también para aquellos que se identifican en otro lado a lo largo del espectro y como ninguno en concreto. Creo que los espacios deben ofrecer una gama de tamaños, formas, colores y estilos para cualquier persona sin especificar quién debe llevar puesto qué. ¡Necesitamos una revolución de la ropa de género!”, reivindica Santina Sorrenti, activista queer, sujeto sin adscripción de género y creadora del proyecto G(end)er Swap.

En su caso, desde G(end)er Swap, Sorrenti busca crear, a través de tiendas efímeras en las que se organizan intercambios de ropa, por el momento sólo en Reino Unido, un espacio seguro y sin prejuicios para las personas transexuales, no binarias y no conformes con su género desde el que puedan acceder a prendas que se alineen con su identidad de género.

“No es solo un servicio de soporte LGBTQI +, sino que también es un mecanismo para crear una conciencia sobre la naturaleza binaria y de género de los espacios públicos de compra y cómo esto debe cambiar”, aclara Sorrenti.

“Es importante no tener ropa separada por género porque los cuerpos varían en altura, tamaño, proporciones, y los consumidores también tienen distintos gustos por los colores, patrones y estilos. Hacer que el género sea la división binaria de la ropa es arbitrario. También hace que las compras sean difíciles. Una división más racional del espacio en una tienda podría ser: pantalones, camisas, vestidos, faldas, prendas de punto, polos, etc.”, explica Caroline Osella, académica en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS) de la Universidad de Londres, que recuerda cómo compraba pantalones rojos y brillantes camisetas amarillas para su hijo en Italia, porque en Inglaterra los colores militares y mates parecían la única opción para niños de entre cinco y diez años.

Otra de las marcas que apuesta por crear camisetas y camisas divertidas y para todo el mundo es la británica GFW Clothing (Gender Free World). Venden por Internet y también tienen sección infantil. Desde su web aclaran su filosofía:

“Es injusto que el género pueda limitar y restringir tus elecciones. Nuestras camisas están diseñadas con una sensibilidad de género neutro para adaptarse a la forma del cuerpo”. Por su parte, la marca LGBTQ+ FLAVNT Streetwear, en Estados Unidos, trabaja para generar confianza a través de la ropa y también venden a través de internet.

La importancia de reivindicar la libertad y el respeto desde pequeños

“La ropa no solo expresa quiénes somos, sino que hace lo que somos. Nuestro sentido de quiénes somos –hacia nosotros mismos, los demás y la sociedad– está completamente ligado a lo que usamos. Cómo movemos nuestros cuerpos, ya sea porque nos sintamos discretos y queramos fundirnos con el fondo, directos y visibles, fuertes y resistentes, delicados y frágiles, o payasos juguetones: la ropa tiene el poder de hacernos sentir todas estas cosas," aclara Osella.

"Todos deberíamos tener la oportunidad de experimentar cada parte de nuestra rica naturaleza, y para hacer eso, todos necesitamos acceso a una amplia gama de estilos y colores de ropa”, reivindica Osella.

¿Por qué no se han puesto más en práctica las teorías de género inclusivas?

“El sexo/género, al igual que ocurre con la etnia, ha sido una herramienta política muy conveniente para hacer jerarquías, organizando a la gente en estructuras y formaciones vivas que respaldan los objetivos del poder y el capital. Se ha hecho parecer ‘natural’ a través de un fuerte discurso europeo en torno a la ‘naturaleza’, transmitido globalmente a situaciones coloniales y neocoloniales, mediante diversas técnicas coercitivas y persuasivas de producir y mantener en el tiempo [la separación por] sexo/género”, argumenta la profesora.

Para fomentar nuevas perspectivas y ampliar horizontes, propone darle la vuelta a las preguntas y hacérselas a quienes se niegan, resisten y temen la neutralidad de género.

“¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿De qué estás realmente asustado? ¿Qué tienes en juego personalmente y a qué temes renunciar?”, concluye.

This article has been translated from Spanish.