Una alianza por el trabajo humano para el desarrollo integral y sostenible

En un encuentro sin precedentes los pasados el 23 y 24 de noviembre, sindicatos de todo el mundo, entre los que se encontraban los principales referentes internacionales (CSI, CES, CSA…); además de la Organización Internacional del Trabajo, con la presencia de su director general; el cardenal Peter Turkson y representantes del Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral del Vaticano, dialogaron sobre el eje fundamental del desarrollo integral y sostenible: el trabajo humano, el trabajo decente.

La realización de esta reunión de dos días es, en sí misma, un primer gran logro. Un segundo aspecto a resaltar es el grado de interlocución llevado a cabo. Y tercero e igualmente capital, el diálogo abordado y los consensos alcanzados.

Hubo coincidencia en el diagnóstico de la galopante brecha de desigualdad que parte la humanidad, en medio de procesos amenazadores como el cambio climático y la rápida transformación a una economía digitalizada o Cuarta Revolución Industrial. También se constataron los profundos cambios que se imponen mediante sucesivas reformas laborales que debilitan los derechos del trabajo y deterioran las condiciones de vida de amplias capas de la población, la financierización de la economía que concentra la riqueza en pocas manos y la fe ciega en la tecnología como solución a los problemas de la organización social.

Así es como el individualismo, la desigualdad, la precariedad, el desempleo masivo, la pobreza, la exclusión y el descarte de las personas están poniendo la “casa común” en riesgo.

Esta convocatoria “abre nuevas y esperanzadas expectativas para la contribución compartida de los movimientos de trabajadores a las sociedades”, tal y como se expresó en las distintas intervenciones de líderes sindicales y se recoge en la Declaración final del encuentro, síntesis de los diálogos. Los sindicatos valoran y reconocen la aportación de la Doctrina Social de la Iglesia por su defensa de la centralidad de la persona, el derecho al trabajo decente, la prioridad del trabajo sobre el capital, el papel estratégico de los sindicatos mediante el diálogo social y la negociación colectiva en la construcción de sociedades más justas.

Iglesia, convocante de esta conferencia, y movimiento sindical comparten la imperante necesidad de situar como la clave de la cuestión social, el trabajo; y la dignidad de la persona, como fundamento para un nuevo paradigma ético. Un paradigma basado en los derechos, integral, inclusivo y sostenible, tal y como expresa en la encíclica Laudato si’, que es una referencia concreta “para una acción que sostenga una perspectiva de cuidado de la ‘casa común’ y promueva (...) una transición justa con justicia social para todos”.

El papa Francisco no quiere un sistema económico “que fomenta gente desempleada, ni sin techo, ni desterrada”. En su pontificado, recogiendo todo el magisterio que le precede, el trabajo humano es indispensable, irrenunciable e irremplazable para cubrir las necesidades de las personas y alcanzar una vida digna.

Consecuentemente, considera a los sindicatos como una institución esencial para la construcción de sociedades más democráticas, participativas e inclusivas, basadas en los valores de la colaboración, el trabajo en red, la unidad, la solidaridad y la organización. Juegan, por tanto, un papel crucial para la defensa de la dignidad humana y del trabajo.

Y les anima a ejercer su liderazgo, con un nuevo impulso a su tarea profética (denuncia y conciencia crítica) y una constante innovación, para ejercer una solidaridad universal, que incluya “a los más vulnerables del mundo del trabajo”. Una solidaridad que trascienda, que proteja derechos, con “trabajo, tierra y casa para todos”, escapando del individualismo y del consumismo, y cuestionando el sistema. La Iglesia quiere ser consecuente, acompañando, desde las periferias, la “humanidad sufriente” del mundo del trabajo.

Por eso, no es tampoco menor el reto que se deriva de este encuentro para las iglesias, los movimientos de trabajadores cristianos, y los sindicatos en regiones o zonas locales. Tiene recorrido. Puede ser un espejo donde mirar para tomar la iniciativa, fortaleciendo esta alianza, abriendo un diálogo o compartiendo sinergias, para favorecer en lo cercano, que el trabajo y las organizaciones de trabajadores sean el centro de un desarrollo integral y sostenible respetuoso con la dignidad humana y con el planeta.

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