Criptomonedas: una ¿revolución? en la cooperación internacional

Criptomonedas: una ¿revolución? en la cooperación internacional

The most popular cryptocurrency is Bitcoin. The United Nations, however, has chosen to use the Ethereum platform for its World Food Programme.

(Jakub Porzycki /NurPhoto via AFP)

El dinero virtual, es decir, las criptomonedas, ofrece nuevas posibilidades para gestionar la ayuda humanitaria internacional con transparencia, seguridad e inmediatez.

Pero, ¿qué son exactamente? Las criptomonedas son monedas digitales encriptadas que se sustentan en la tecnología denominada blockchain. “La cadena de bloques, o blockchain, es un registro de acontecimientos digitales que está distribuido entre muchas partes [usuarios] diferentes. Para entendernos, es como un libro –de hecho se llama ‘libro mayor’, como los que se utilizan para la contabilidad– en el que cada movimiento digital previsible –una compraventa, un intercambio, un accidente o un siniestro en una relación asegurador-asegurado– queda registrado de manera que nadie, ni persona ni entidad, controla ese libro”, explica la periodista Covadonga Fernández, cofundadora del Observatorio Blockchain y corresponsal en España de CriptoNoticias.

La forma más sencilla y común de obtener criptomonedas es a través de casas de cambio digitales. En algunas se puede cambiar directamente dólares o euros por estas criptodivisas, pero otras solo aceptan compra-venta entre criptomonedas; normalmente las más populares, como bitcoin o ether, sirven de cambio para otras más minoritarias. Algunas de las casas de cambio más conocidas son Coinbase.com, Bittrex.com, Kraken.com o Bitstamp.net.

El valor de las criptomonedas más comunes varía según su cotización en el mercado, el 3 de enero 2018, por ejemplo, el valor de una Bitcoin ascendía a 15, 588.40 dólares USD , una Ethereum a $844.53 dólares USD, una Bitcoin Cash a $2675.45 dólares USD, una Litecoin a $252.33 dólares USD y una Dash a $1152.65 dólares USD.

Poco a poco la presencia de este dinero digital ha llegado hasta la opinión pública de todo el mundo y sus posibles usos han llamado la atención de organismos internacionales.

“El blockchain es global y no conoce fronteras físicas, por lo que será más atractivo para la cooperación y el progreso en todo el mundo. Esto ya está comenzando a suceder”, afirma William Mougayar, inversor con más de 35 años en el sector de la tecnología y autor del libro The Business Blockchain: Promise, Practice, and Application of the Next Internet Technology (El negocio del Blockchain: Promesa, práctica y aplicación de la próxima tecnología de Internet).

El primero de sus usos está relacionado con las microdonaciones que Blockchain facilita a un coste muy bajo. “Se pueden aportar pequeñas cantidades de dinero –incluso céntimos de euro– y que lleguen a su destino casi en su totalidad. En forma de micropagos se está aplicando en muchas industrias, como la creativa y del entretenimiento; se pagan pequeñas cantidades por productos como artículos o canciones”, relata Fernández.

Esto es especialmente interesante en la cooperación internacional, ya que genera un registro de cada actividad. En otras palabras, hay una trazabilidad real de cada una de las operaciones, desde quién emite el dinero para la ayuda hasta su destinatario final, lo que es especialmente interesante cuando se busca la máxima transparencia.

A nivel internacional no hay un marco jurídico común o estandarizado. En Islandia, por ejemplo, el intercambio con bitcoins viola la legislación de divisas Icelandic Foreign Exchange Act. Ya en el continente se busca una regulación sin prohibición. La Comisión Europea espera adaptar la Cuarta Directiva Anti-Lavado de Dinero, asumida el 20 de mayo de 2015, para incluir las criptomonedas. “Las monedas virtuales están desarrollándose rápidamente y son ejemplo de innovación digital. Sin embargo, al mismo tiempo, existe el riesgo de que las monedas puedan ser usadas por organizaciones terroristas burlando el sistema financiero tradicional y realizar operaciones anónimas”, desarrolla un documento explicativo de preguntas y respuestas elaborado por la Comisión Europea.

Ethereum y Naciones Unidas, rompiendo el hielo

La criptomoneda más popular es Bitcoin, sin embargo, Naciones Unidas eligió la plataforma Ethereum para su Programa Mundial de Alimentos.

“La plataforma Ethereum es un proyecto de código abierto con miles de colaboradores de todo el mundo, además de un equipo dedicado de desarrolladores principales que están cerca de la Fundación Ethereum. Han estado trabajando en los aspectos de seguridad y escalabilidad más tiempo que cualquier otro proyecto de blockchain a gran escala”, cuenta Mougayar.

Otra de las claves de su éxito se debe a que Ethereum ha sido muy transparente con la publicación regular de informes donde explica su evolución y progresión. “Ethereum tiene un doble propósito: es una plataforma tecnológica que apoya la creación de aplicaciones descentralizadas en varias industrias, pero también tiene un mensaje filosófico: la era de la descentralización ha comenzado. La descentralización produce otra forma de reducción de las barreras internacionales”, sentencia el experto.

Naciones Unidas anunció su relación con la blockchain de Ethereum para ayudar a los refugiados sirios en Jordania el pasado mayo durante la Cumbre Token de Nueva York. Pero, ¿cómo funciona exactamente este proyecto del Programa Mundial de Alimentos?

“Envía cupones criptográficos a los comercios que se encuentran en los alrededores de los campos de refugiados, con un valor equivalente a la moneda local del precio de los alimentos. Los receptores se llevan los productos de primera necesidad una vez comprobada su identidad a través de escáneres de retina”, describe la cofundadora del Observatorio Blockchain.

La velocidad en las operaciones de transferencias y transmisión de fondos hacen de las criptomonedas una opción más que interesante para abordar situaciones de crisis o de emergencia global. “Se puede conducir un programa de ayuda de fondos a una zona en pocas horas, desde que se recogen hasta que llegan a los gestores en destino”, describe Fernández.

Aunque las criptomonedas se asocian al mundo financiero, la especulación y actividades ilícitas, hay muchas ONG, como Techo, Save The Children o Water Project, que han apostado por aquellas por su rapidez y transparencia al admitir donaciones en criptomonedas para financiar sus proyectos.

“El crowdfunding [financiación colaborativa o micromecenazgo] en criptomonedas se está extendiendo rápidamente para proyectos humanitarios, desde la popular Cruz Roja a instituciones ubicadas en países en desarrollo”, retrata Fernández. También es el caso de la Cruz Roja Americana, que gracias a una alianza con la plataforma de pagos en bitcoin Bitpay, promueve entre sus donantes la posibilidad de hacer aportaciones para las distintas causas abordadas por esta organización en esta criptomoneda.

“Hay ONG muy activas que permiten donaciones en criptomonedas –principalmente bitcoin– para sus actuaciones como Sonríe y Crece, con programas educativos en la República Dominicana; PANPERÚ, una de las mayores ONG de Perú, que sólo admite moneda nacional para las donaciones del propio país; o Ghana Medical Help, de origen canadiense e implicada en la ayuda médica en ese país africano, admite donaciones en la criptomoneda dogecoin, además de bitcoin”, añade Fernández.

El tiempo dirá si las criptomonedas se consolidan como una alternativa más eficaz y transparente para coordinar la ayuda internacional.

This article has been translated from Spanish.