Los planes para adoptar el alfabeto latino chocan contra un muro en Kazajistán

Los planes para adoptar el alfabeto latino chocan contra un muro en Kazajistán

Qazaq Banki, or Kazakh Bank in Kazakh, has welcomed the adoption of a Latin-based alphabet for the Kazakh language by putting out adverts in the new script.

(Naubet Bisenov)
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Kazajistán prosigue con sus planes de cambiar el alfabeto de la lengua kazaja pasando del cirílico al latino, a pesar del rechazo por parte de la opinión pública.

El 27 de octubre, el presidente de Kazajistán, Nursultan Nazarbayev, firmó un decreto para adoptar un nuevo alfabeto latino para la lengua kazaja, en el que nueve sonidos específicos del kazajo, no se expresarán con una única letra o mediante una combinación de letras, sino por medio del uso de apóstrofes.

La medida pretende preparar a Kazajistán –un país de aproximadamente 18,1 millones de habitantes– para la era digital. Pese a tratarse de una lengua túrquica, el kazajo se venía escribiendo con caracteres cirílicos desde 1940, cuando Kazajistán formaba parte del imperio soviético. Al pasar a un alfabeto latino, el kazajo será más fácil de escribir y leer en línea.

No obstante, pese al apoyo inicial, la medida ¬–que se espera vaya introduciéndose gradualmente hasta 2025– también ha sido cuestionada desde distintos frentes. Muchos están molestos por la falta de consultas públicas. Otros se preguntan por qué un país mayoritariamente de habla rusa (según un censo de 2009, el 85% de los kazajos declaran dominar el ruso, mientras que apenas el 62% indica poder leer, escribir y hablar kazajo) podría querer abandonar el alfabeto cirílico.

Algunos acusan a las autoridades kazajas de intentar distraer la atención de la población de una de las peores crisis económicas (tras el colapso de los precios de la energía) que ha afectado al país desde que obtuviera su independencia de la Unión Soviética en 1991. Y otros se han centrado en la cuestión del uso de apóstrofes propuesto, que consideran una solución poco elegante, pese a ser práctica.

Aygul Imanova, una abogada que ejerce en Almaty, declaró a Equal Times que, “Al sugerir un alfabeto lleno de apóstrofes, las autoridades están desacreditando de algún modo la idea inicial, y el debate ha pasado de ‘no queremos un alfabeto romano’ a ‘no queremos apóstrofes’”.

El presidente Nazarbayev sugirió la idea por primera vez en 2006, después de que otros países vecinos de Kazajistán con lenguas túrquicas –Azerbaiyán, Turkmenistán y Uzbekistán– cambiasen la grafía de sus idiomas nacionales respectivos para pasar del alfabeto cirílico al latino a finales de los años 1990.

“Los cambios generacionales obligan a las autoridades a prestar mayor atención a las perspectivas para la próxima generación de kazajos y a establecer sus prioridades y gestionarlas de la menor manera posible”, indicó a Equal Times Aidos Sarym, analista político de Almaty.

La brecha cultural en Kazajistán

El cambio del alfabeto cirílico al latino para la lengua kazaja ha puesto de manifiesto el abismo cultural existente entre la mayoría étnica kazaja y la minoría étnica rusa en Kazajistán. Aunque ambas comunidades se mezclan y conviven, grandes secciones de la primera (aproximadamente el 70% de la población) consideran que la ‘descirilización’ de su idioma es una cuestión pendiente desde hace tiempo. La mayoría de los kazajos de etnia rusa, en cambio, habiendo estado alimentados por una dieta moscovita en lo referente a los medios de comunicación, con una propaganda abiertamente antioccidental y prorrusa, ven este cambio como un ejercicio innecesario que busca alejar a Kazajistán de Rusia y del ruso.

No obstante, Nazarbayev y sus representantes oficiales han venido reiterando que el cambio afectará exclusivamente al kazajo; el ruso, lengua semioficial en Kazajistán, seguiría escribiéndose en cirílico. “No pensamos abandonar el cirílico ni olvidaremos la lengua y la cultura rusas. Es algo imposible para los kazajos”, afirmó Nazarbayev durante una reunión pública en la ciudad de Shymkent, al sur del país, en abril, apenas dos semanas después de haber dado instrucciones a su Gobierno para empezar a elaborar el nuevo alfabeto.

Los profesores de kazajo indican que comprenden los miedos y las frustraciones de los rusoparlantes y hacen todo lo posible por no alejarlos aún más de aprender kazajo. “Resulta muy difícil enseñar kazajo a un niño de habla rusa incluso ahora, en cirílico, por lo que me temo que un nuevo alfabeto les daría un motivo más para no querer aprender kazajo”, afirma Aishat Kamardinova, que enseña kazajo en una escuela de habla rusa.

Cuando Nazarbayev anunció los planes de su Gobierno de cambiar el alfabeto, la primavera pasada, se estableció un grupo de trabajo cuya tarea sería elaborar un nuevo alfabeto basado en el latino. Los planes iniciales incluían utilizar dígrafos (grupos de dos o tres letras para representar un único sonido, como es el caso de ‘sh’ o ‘th’ en inglés) para reproducir sonidos específicos del kazajo. No obstante, esto fue objeto de mofa por parte de sectores de la población rusoparlante de Kazajistán, que manifestarían su oposición a la medida ridiculizándola.

Por ejemplo, un meme que se hizo viral mostraba la nueva grafía de la palabra kazaja para “zanahoria” como “saebiz” en la propuesta inicial, sugiriendo que su pronunciación sería demasiado similar a la palabra en ruso “za(y)ebis” que equivale a “de puta madre”. De manera similar, la palabra kazaja “shygys” para denominar el punto cardinal “este”, se escribiría “s’ygys” en caso de adoptarse las apóstrofes, lo que podría confundirse con la palabra soez utilizada para decir “follar”.

A pesar de haberse descartado la versión del alfabeto con dígrafos, al menos un empresario sacó partido de la controversia, bautizando como Saebiz a su café en Almaty, la capital comercial de Kazajistán. “Pienso que el nombre del café probablemente atraerá a la gente, pero nuestro punto fuerte es también la calidad de la comida que servimos y los precios asequibles”, comentó la gerente del café, Olesya Tulanova a este medio. Indicó además no haber recibido ninguna queja de los clientes en relación con la controversia lingüística. “La gente debe comprender que el mundo no es inamovible, evoluciona, de ahí la adopción del alfabeto latino”.

Los funcionarios implicados en la elaboración del nuevo alfabeto afirman que el empleo de apóstrofes se hizo necesario por la voluntad de hacerlo simple. El actual alfabeto basado en el cirílico consta de 42 letras, las 33 del alfabeto ruso más nueve correspondientes a sonidos específicos del kazajo. Esto dificulta enormemente su integración a un teclado estándar QWERTY. El alfabeto propuesto actualmente tendría 24 letras del alfabeto latino más la combinación de apóstrofes con otras letras, llegando a un total de 32 letras.

Leyla Yermenbayeva, profesora de kazajo en la Universidad de Kimep, donde las clases se imparten en inglés, indica que está en contra de la nueva versión del alfabeto kazajo con apóstrofes, al igual que muchos de sus estudiantes. “No podemos prescindir de los dígrafos porque algunos de los dígrafos utilizados en inglés, como ‘sh’ y ‘ch’ resultan ya totalmente familiares. El nuevo alfabeto debería ser similar al inglés”, explicó.

“Esto haría además que resulte más simple para los anglófonos aprender kazajo”. Yermenbayeva afirma que el nuevo alfabeto debería ser evaluado y puesto a prueba previamente, y adoptar nuevas reglas ortográficas, antes de su aplicación.

Tras el decreto presidencial para adoptar el alfabeto con apóstrofes, los internautas kazajos lanzaron una petición en contra, pero a causa del bloqueo de los principales sitios web de peticiones en línea en Kazajistán, la campaña tuvo poco seguimiento.

No obstante, posiblemente en respuesta a la indignación de la opinión pública, las autoridades dieron marcha atrás indicando que el alfabeto propuesto no era final y que podría modificarse en caso necesario.

Ardak Bukeyeva, periodista basado en Almaty y firmante de la petición, vincula el giro del Gobierno respecto a la versión final del alfabeto a esas protestas ciudadanas. El periodista cuestiona asimismo todo el proceso de elaboración del alfabeto, al haber sido iniciado por un decreto presidencial.

“Se trata de una cuestión muy seria que afecta a toda la nación. Debería ser tratada de manera decente, de otro modo se desacredita la idea”, afirma Bukeyeva. “Es normal que una nueva versión el alfabeto pueda no gustar a todos, pero al menos debería ser objeto de un amplio debate a fin de escoger la mejor versión posible”, concluye.