La extrema derecha italiana asoma el hocico

¿Tiene Italia un problema motivado por el odio? Podría parecer el caso si examinamos los últimos acontecimientos políticos y el creciente sentimiento en contra de la migración entre la población general y los medios. La posición de Italia en primera línea del desastre humanitario actual al que se enfrentan los migrantes y los refugiados que intentan alcanzar la seguridad de Europa a través del sur de Italia –de los 171.635 migrantes y refugiados que llegaron a Europa por mar en 2017, algo menos del 70% lo hizo a través de Italia, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM)– parece haber despertado a la antigua bestia de “la hostilidad, el racismo, la xenofobia y el miedo injustificado de otras personas”, según afirma el director general de Amnistía Internacional Italia, Gianni Rufini. Y esto se pone sobre todo de manifiesto en el discurso en torno a la campaña actual para las elecciones generales.

Este domingo los italianos acudirán a las urnas. Según los sondeos recientes, se anticipa que una coalición de derechas integrada por Forza Italia (Fuerza Italia), el partido de centroderecha liderado por el antiguo primer ministro Silvio Berlusconi, Lega (Liga, anteriormente llamada Lega Nord o Liga del norte), el partido de extrema derecha de Matteo Salvini, y el partido de centro Noi con l’ Italia-UDC (Nosotros con Italia-Unión del centro) obtenga más del 30% de los votos.

La migración, y cómo controlarla, ha sido el tema principal de este ciclo electoral y la población en Italia de 600.000 migrantes indocumentados, principalmente de África subsahariana, ha sufrido las consecuencias del firme discurso contra la inmigración. El lema de Salvini es “Los italianos primero”, un lema en torno al cual ha construido un discurso xenófobo y racista sobre la sustitución demográfica de europeos blancos en Italia por africanos negros. El mismo Berlusconi describió a los migrantes y refugiados africanos como una “bomba de relojería social a punto de estallar” después de que Luca Traini, un neonazi de 28 años, disparara e hiriera a seis migrantes africanos en la ciudad de Macerata, en el centro de Italia, el 3 de febrero. Traini dice que llevó a cabo el ataque de dos horas para vengar el asesinato de una mujer italiana de 18 años, en relación al cual se ha detenido como sospechoso a un migrante nigeriano.

El 10 de febrero de 2018, miles de personas marcharon por las calles de Macerata para protestar contra el tiroteo. Según Leonardo Bianchi, redactor de VICE Italia, la manifestación fue una “demostración de fuerza”, ya que los organizadores [el centro social local, Sisma] se encontraban en “un contexto muy difícil”, atrapados entre la hostilidad generalizada hacia los migrantes y la falta de apoyo a las protestas por parte de los sindicatos y el Partido Democrático de centroizquierda liderado por Matteo Renzi.

El hecho de que los actores políticos principales de Italia no hayan condenado firmemente el tiroteo pone aún más de relieve el nivel de toxicidad que rodea al debate actual sobre la migración, que se está agravando con los efectos persistentes de la crisis financiera de 2007-2008.

Según Elia Rosati, un historiador e investigador de la Universidad de Milán:

“Luca Traini es fruto de todo esto. Era un antiguo candidato de Lega, es un neofascista y concluyó su masacre ese día con la bandera italiana sobre los hombros, delante de un monumento, mientras hacía un saludo fascista”.

No se trata del primer ataque de un “lobo solitario” en Italia. En 2011, un simpatizante de CasaPound asesinó a dos vendedores ambulantes senegaleses e hirió a otros tres en Florencia. De hecho, Infoantifa Ecn, un colectivo antifascista con sede en Bolonia, ha creado un mapa interactivo en el que figuran los 145 ataques fascistas que se han perpetrado en Italia desde 2014, la mayoría a manos de miembros de los dos partidos de extrema derecha más prominentes en Italia: Forza Nuova (Nueva Fuerza) y CasaPound, que fue fundado en 2003 y toma su nombre del poeta estadounidense Ezra Pound.

Continuidad e innovación

Rosati señala que la continuidad y la innovación son características clave de la estructura e impulso actuales del movimiento italiano de extrema derecha.

La primera se puede encontrar en la historia del Movimento Sociale Italiano (Movimiento Social Italiano), que fue el partido posfascista más importante en Europa tras la Segunda Guerra Mundial.

“El partido pasó a llamarse Alleanza Nazionale (Alianza Nacional) en 1995, manteniendo el 90% de sus dirigentes y sin efectuar un cambio radical, a pesar de los intentos de [su antiguo líder] Gianfranco Fini”, dice Rosati.

“La década de los noventa fue decisiva. Con Berlusconi, el Movimento Sociale Italiano entró en el Gobierno con Lega, que actualmente es uno de los partidos de derechas más importantes en el plano europeo. Lega es una peculiaridad italiana: fue regionalista y actualmente es nacionalista, pero también neoliberal y xenófobo”.

Rosati continúa: “La derecha italiana siempre ha tenido una posición fuerte y estable en el Gobierno. Como consecuencia, toda la legislación en contra del neofascismo y el neonazismo hasta 1993 se puso de lado, lo que permitió que se reorganizaran algunos grupos nacidos a finales de la década de los noventa, como Forza Nuova, que fue fundado en 1997 por Roberto Fiore, que se había trasladado al Reino Unido para evitar ser detenido por su implicación en el ataque de Bolonia [donde murieron 85 personas en agosto de 1980 en un atentado neofascista a en la Estación Central de Bolonia] junto con uno de los ideólogos de CasaPound, Michele Adinolfi, que regresó a Italia de Francia en 2000”.

“Todas estas organizaciones tienen al menos 20 años y no podrían haberse creado sin las relaciones y el apoyo de la derecha en el Gobierno”, añade.

Como explica Roberto Maggioni, periodista de Radio Popolare (Radio Popular), CasaPound y Forza Nuova siguen actualmente dos enfoques diferentes. “CasaPound quiere entrar en el Parlamento, por lo que ha entendido que su arma es la comunicación”.

“Forza Nuova ha perdido apoyo durante los últimos años y, por este motivo, opta por acciones como el bloqueo del grupo de prensa [liberal] L’ Espresso”.

El creciente interés de algunos periodistas en CasaPound ha contribuido a normalizar el partido, así como a hacer glamuroso el fascismo, como señala un artículo reciente publicado en Open Democracy.

El discurso utilizado por Forza Nuova, CasaPound y los dos partidos principales de derechas, Lega y Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia) de Giorgia Meloni, es bastante similar. “Lo que se puede decir, sin lugar a dudas, es que si se va más allá de la fachada de respetabilidad, el discurso de la derecha y la extrema derecha en Italia es básicamente el mismo”, dice Bianchi, de VICE Italia.

Con motivo de las elecciones italianas el 4 de marzo, Amnistía Internacional Italia ha puesto en marcha un proyecto llamado Il Barometro dell’ Odio (El barómetro del odio) para hacer un seguimiento de los discursos de incitación al odio durante esta campaña electoral particularmente tóxica.

“El hecho de que el 95% de los discursos de incitación al odio en las redes sociales en esta campaña electoral proceda de los partidos de centroderecha es preocupante tanto desde el punto de vista cuantitativo como cualitativo. […] Todos los dirigentes de centroderecha, Meloni, Salvini y Berlusconi, han utilizado un lenguaje discriminatorio y la incitación al odio”, dice el portavoz de Amnistía Italia, Riccardo Noury, a Equal Times.

Aunque puede que las perspectivas electorales de Forza Nuova y CasaPound no sean prometedoras, ya que puede que CasaPound ni siquiera obtenga el 3% de los votos que se necesita para entrar al Parlamento, se espera que los partidos de Salvini y Meloni obtengan casi el 20% de los votos juntos, y más del 30% en su coalición con el partido de Berlusconi, Forza Italia.

La popularidad de las posturas de extrema derecha

Lega y Fratelli d’Italia (principalmente integrados por miembros del partido posfascista Alleanza Nazionale) han sido los principales aliados de los Gobiernos de Berlusconi en el pasado, pero con un nuevo equipo directivo en ambos partidos, se están realizando esfuerzos para aumentar su atractivo.

Lega, por ejemplo, ha cambiado su enfoque centrado en el norte de Italia por un enfoque nacionalista. También ha ayudado a introducir algunas de las teorías fascistas y racistas de CasaPound a través de una alianza anterior.

“Bajo la dirección de Salvini, Lega optó por el neofascismo y nacionalismo tomando como referencia ‘hombres fuertes’ como Putin, con quien Salvini tiene muy buena relación”, explica Maggioni.

Con respecto a Fratelli d’Italia, Rosati explica que aunque ha sido menos visible que Lega en estas elecciones y se prevé que solo obtendrá el 5% de los votos, existen muchas similitudes entre su líder, Meloni, y el de Lega, Salvini. “Ambos ascendieron desde las organizaciones juveniles de sus partidos. Meloni, a diferencia de Salvini, mantiene posturas muy radicales, pero no se la critica tanto como a Salvini. Goza de un liderazgo muy estable y de una mayor respetabilidad que [Salvini]”.

Por este motivo, Rosati dice que es más probable que Fratelli d’Italia “represente un nuevo pilar del neofascismo en el futuro, ya que mantiene su estabilidad y, sobre todo, permanece en la familia neofascista italiana”.

Existen otros tres factores fundamentales que pueden explicar el auge de la extrema derecha y la radicalización de las posturas de centroderecha: los intentos recientes del Gobierno por reducir el trabajo de las ONG que rescatan a migrantes en el Mediterráneo, el regreso político de Berlusconi y la banalización de 20 años de fascismo en el país.

Con respecto al primer punto, además de socavar los principios humanitarios fundamentales, los ataques recientes del Gobierno a ONG marcó el viraje a la derecha de la política migratoria del Partido Democrático. En cuanto a la reaparición de Berlusconi, aunque no tiene ninguna perspectiva de ser elegido (está inhabilitado para ocupar cargos públicos), ha demostrado de nuevo su influencia duradera y su voluntad de crear un espacio para los elementos de extrema derecha en la escena política italiana.

“Berlusconi y la derecha han conseguido determinar el discurso público del país también desde una perspectiva política”, dice Rosati, haciendo referencia al tercer punto. “Esto ha cambiado la mentalidad del país durante los últimos 20 años, algo que ha estallado con la crisis [política actual]”.

Una cosa es cierta a medida que se acercan las elecciones del 4 de marzo: la popularidad del discurso de la extrema derecha, en particular cuando se trata de hacer frente a la migración a toda costa, parece ser un punto inamovible de la política italiana, al menos por el momento.

En el nuevo Parlamento, Lega y Fratelli d’Italia se asegurarán de que estas opiniones estén representadas, aprovechando aún más los miedos de la población italiana para aplicar políticas de migración todavía más duras.