¿Puede Italia pensar en vías y seguridad para los ciclistas?

¿Puede Italia pensar en vías y seguridad para los ciclistas?

Cyclists attend a Critical Mass gathering in Rome, Italy, in June 2013.

(Alfredo Gagliardi)
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El último día de enero de 2018, Valentina Proietti Nicolai, de 35 años de edad, falleció cuando volvía a casa conduciendo su bicicleta por una de las calles más transitadas de Roma. Fue arrollada por un coche en las horas puntas de la tarde y sufrió heridas demasiado graves como para sobrevivir.

Valentina se desplazaba a diario en bicicleta entre su hogar y el trabajo. Michele Scarponi, de 37 años de edad, un ciclista profesional famoso en todo el mundo, perteneciente al equipo italiano Astana y ganador de la carrera ciclista Giro d’Italia de 2011, corrió la misma suerte y murió tras ser atropellado por un camión cuando se estaba entrenando en su ciudad natal de Filottrano, en el centro de Italia.

Los ciclistas italianos afirman que Valentina y Michele fueron víctimas de las pésimas normas de seguridad vial para los ciclistas en este país. Es difícil encontrar carriles bici y calles peatonales, sobre todo en la capital. Según el programa televisivo italiano de investigación Presa Diretta, Roma, que tiene apenas 225 kilómetros de carriles para bicicletas, está mucho más atrasada que otras ciudades europeas como París, que tiene 700 km de carril bici, o Berlín, con 1.000 km.

En algunas ciudades se organizan ocasionalmente campañas medioambientales para fomentar el uso de la bicicleta, pero en muchos casos, incluso allí donde existen carriles bici, los ciclistas no están protegidos. En Roma, por ejemplo, los carriles bici están a veces mal planificados, y desembocan en calles con circulación en sentido contrario o en calles sin salida; además, los coches y las motos no respetan los carriles bici, lo que supone un peligro para los ciclistas.

Para muchas personas ir en bici por la calle se convierte en un acto desafiante y aterrador. Según el Istituto Nazionale di Statistica (Instituto Nacional de Estadística), en el año 2016 fallecieron 275 ciclistas y 16.413 resultaron heridos en accidentes de tráfico.

En cambio, la Agencia Danesa de Estadística registró en el mismo año en Dinamarca 31 muertes y 775 lesiones de ciclistas en accidentes de tráfico.

Los activistas italianos defensores de la bicicleta están reclamando insistentemente una mejora en la infraestructura de las carreteras del país para que las cifras de víctimas mortales no sigan aumentando. “Tenemos que rediseñar nuestras ciudades pensando en los ciudadanos y no en los coches”, dice Giulietta Pagliaccio, presidenta de la Federazione Italiana Amici della Bicicletta (FIAB, o Federación Italiana de Amigos de la Bicicleta), un grupo de presión del ciclismo.

El predominio de los coches en las calles italianas es una consecuencia del inefectivo sistema de transporte público de Italia, opina Pagliaccio. Muchos italianos deciden desplazarse en coche, en lugar de utilizar el tranvía o el autobús, para evitar llegar tarde a sus compromisos, a pesar de que ir en coche puede resultar más lento debido a los embotellamientos.

En Italia, conducir un coche es también cuestión de hábito. “Cogemos el coche para ir a comprar pan a una tienda que está a un kilómetro de distancia, pensando que es más rápido, pero al final acabamos nerviosos porque no conseguimos encontrar aparcamiento”, explica Pagliaccio, señalando que solo un 4% de los italianos utiliza la bicicleta como medio de transporte.

Según el análisis global L’Osservatorio Autopromotec dedicado a la industria automotriz, Italia registra una media de 62,4 coches por cada 100 habitantes, lo que supone el mayor número de coches per capita de Europa. Alemania se sitúa en segundo lugar, con 55,7 coches por cada 100 habitantes, seguida de España, con 49,3, y Francia con 47,9.

Reclamar el espacio público

Pagliaccio, otra ciclista, dice que es necesario que los peatones y los ciclistas reclamen el uso del espacio público para conseguir recuperar las aceras y los carriles bici. “Esto a veces implica tener que quitar espacio a quienes tienen demasiado”.

Y eso es precisamente lo que algunos ciclistas están haciendo. Ciudadanos de todo el país se están uniendo a grupos de ciclismo, organizando peticiones y protestando para conseguir más derechos y seguridad para los ciclistas. En las grandes ciudades como Roma y Milán, los ciclistas se reúnen a veces por la noche, armados con brochas y pintura blanca, para crear carriles bici “caseros” informales.

El 28 de abril, la Association Salvaiciclisti (Salvemos a los ciclistas) organizará una manifestación en Roma denominada Bicifestazione. Los organizadores quieren advertir al Gobierno sobre el elevado número de ciclistas que están perdiendo la vida en las carreteras italianas, reclamando al mismo tiempo espacio compartido en las carreteras y un código de circulación que tenga en cuenta a todos los usuarios viales, no sólo a los automóviles. “Queremos apoyo para las personas que quieren cambiar la manera de desplazarse entre su hogar y el trabajo en Italia”, escribió Salvaiciclisti en un post de Facebook.

Tres semanas después de la Bicifestazione de Roma, Florencia organizará su evento anual Ciemmona, en el que se espera que miles de ciclistas ocupen las calles. Ciemmona es parte de una red internacional de eventos de Masa Crítica que dio comienzo en Estados Unidos en 1992 a modo de protesta espontánea encabezada por ciclistas en contra del predominio de los coches y que se ha extendido por todo el mundo.

“Tenemos que conseguir más seguridad, porque la sensación de falta de seguridad es uno de los principales obstáculos para el ciclismo”, dice Luca Pietrantoni, profesor de Psicología de la Salud en la Universidad de Bolonia.

Pietrantoni, que coordina el proyecto XCYCLE financiado por la Unión Europea, cuyo objetivo es reducir el número de accidentes en los que se ven involucrados ciclistas, considera que las políticas locales favorables al ciclismo son la clave del éxito.

“Fomentar ir bicicleta debería combinarse con una planificación y diseño de instalaciones viales adecuadas y seguras”, explica a Equal Times.

Seguir avanzando

Algunas ciudades italianas ya están trabajando en ello. La norteña ciudad de Ferrara es más conocida como la “ciudad de las bicicletas” por las zonas sin coches que hay en el centro de la ciudad, por los carriles más avanzados solo para bicis y por la posibilidad de alquilar bicicletas en toda la ciudad. Cerca del 30% de los ciudadanos de Bolzano y Pesaro –otras ciudades del norte de Italia adaptadas a la circulación de bicicletas– utilizan la bicicleta como medio de transporte. Estas son algunas de las ciudades con las tasas más altas de ciclistas de Europa. Además, el municipio de Pesaro ha construido una “bicipolitana”: una carretera para bicicletas, de 86 kilómetros, que conecta todas las zonas de la ciudad.

No obstante, hay bastantes zonas del país que siguen estando muy atrasadas en este sentido. Italia es el 17º de los 28 países de la UE en lo que respecta a “sensibilidad” hacia los ciclistas, según el Barómetro de la bicicleta de la Federación Europea de Ciclistas (ECF). Esta lista se basa en el número de personas que utilizan la bicicleta para ir y venir del trabajo, el número de rutas ciclistas que hacen los turistas, la magnitud de los grupos de presión a favor del ciclismo, una evaluación de la seguridad de la circulación en bicicleta y el número de bicicletas que se venden por año.

Dinamarca, los Países Bajos y Suecia son paraísos para las bicicletas: tienen un elevado porcentaje de personas que se desplazan de su hogar al trabajo en bici, cuentan con una avanzada infraestructura para ir en bicicleta y tienen comunidades de ciclistas bien organizadas.

“¿Por qué Ámsterdam, Copenhague y Estocolmo son ciudades únicas?”, pregunta Florinda Boschetti, directora principal de medio ambiente y salud en el transporte para Polis, una red paneuropea que aboga por soluciones innovadoras de transporte. “La clave está en las personas. Estas ciudades sitúan a las personas en el centro de los proyectos, tanto en la planificación del espacio urbano como en el diseño de la red de transporte. ¿Estamos haciendo lo mismo en Italia? Pues la verdad es que, salvo algunas excepciones, yo diría que no”.

El gobierno italiano está mostrando cierta predisposición para el progreso. Tras años de presión por parte de la FIAB, en diciembre de 2017 el Senado italiano aprobó finalmente la Ley marco sobre movilidad ciclista. Esta nueva legislación prevé la promoción de la bicicleta como medio de transporte, así como la asignación de recursos para infraestructura para bicicletas y para servicios de alquiler de bicicletas.

Algunos defensores del ciclismo se sienten escépticos en cuanto a su aplicación, aunque el borrador de la Estrategia de Ciclismo de la UE les da cierta esperanza. De aprobarse, podría contribuir a que el ciclismo se considere como un medio de transporte en pie de igualdad con los demás. Además incluye planes para incrementar el uso de la bicicleta en la Unión Europea en un 50% y reducir de aquí a 2030 la tasa de mortalidad y de lesiones de ciclistas a la mitad.

Boschetti considera que este documento también podría ser útil para la sociedad civil y los grupos de defensa que presionan para conseguir una mayor inversión en el ciclismo en Italia. “La Estrategia animaría a las autoridades nacionales a desarrollar un plan nacional exhaustivo de ciclismo y a prever los recursos financieros adecuados”, concluye. Si esto sucede, los ciclistas italianos podrían disfrutar por fin del mismo tipo de infraestructura para vehículos de dos ruedas que la que disfrutan los conductores de vehículos de cuatro ruedas.