Kasha Jacqueline Nabagesera: “Unida, la comunidad LGBT de África es más fuerte”

Kasha Jacqueline Nabagesera: “Unida, la comunidad LGBT de África es más fuerte”

Ugandan LGBTI rights leader Kasha Jacqueline Nabagesera (right) serves as a grand marshal during the Heritage Pride March in New York on 28 June 2015.

(AP/Kathy Willens)

Kasha Jacqueline Nabagesera es una de las principales activistas LGBTI (lesbianas, gays, bisexuales, transexuales e intersexuales) del continente africano. Fundadoras del movimiento LGBTI ugandés, desempeñó un papel decisivo en la derogación de la ley draconiana contra los homosexuales en 2014, tristemente famosa internacionalmente como el proyecto de ley "matar a los gays" (que pedía la pena de muerte para cualquier persona que fuera declarada culpable de "homosexualidad agravada").

En una entrevista mantenida con Equal Times antes de la conferencia panafricana de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transexuales e Intersexuales (ILGA, por sus siglas en inglés) en Gaborone, Botswana, Nabagesera habla de las tácticas a las que está recurriendo ahora el Gobierno ugandés, más sutiles pero más peligrosas, y a las razones por las que su lucha debe ser de alcance panafricano.

¿Qué valor tiene la reunión de activistas de todo el continente en la conferencia panafricana de la ILGA?

En la comunidad LGBT en África tenemos diversas redes: la red de hombres gays, la red trans, la red de trabajadoras sexuales, la Coalición de Lesbianas Africanas. Y todos nosotros estamos bajo una única red continental: ILGA Panafricana. [He venido aquí] para reflexionar sobre lo que hemos hecho durante estos últimos dos años. Cada dos años nos reunimos como continente y celebramos nuestros éxitos. Nos fijamos en las mejores prácticas de cada país: ¿Qué podemos copiar de allí? ¿Qué han logrado? Porque, aunque todos venimos de países diferentes, compartimos muchas similitudes en materia de religión, cultura o de lidiar con argumentos como "la homosexualidad es antiafricana". Tenemos mucho en común y por ello debemos compartir recursos, habilidades y conocimientos.

Además, es importante que sepamos lo que está sucediendo en todo del continente africano porque, unidos, somos más fuertes. Estamos viendo cómo nuestros políticos se copian unos a otros, así que es muy importante vigilar lo que está sucediendo en otros países.

¿Cómo describiría su estrategia como organizadora?

He visto desaparecer muchos movimientos en este continente porque sus líderes ya no están activos, murieron o se marcharon del continente. No quiero que eso le suceda al movimiento ugandés. Por eso decidí dejar la organización que fundé [Freedom and Roam Uganda, o FARUG] hace ya diez años; para que otras personas puedan dirigirla mientras yo puedo seguir echando una mano. Me quedo cerca de FARUG y, cada vez que necesitan asesoramiento, estoy a una llamada de distancia. Quiero que el movimiento continúe, incluso cuando mañana no estemos aquí. Me alegra formar parte de la fundación, de ver que otros miembros no repiten los mismos errores que nosotros cometimos y que aprenden de ellos.

La homosexualidad es un delito en Uganda, pero ¿qué tipo de comportamiento es ilegal según la legislación nacional?

Los "Actos de conocimiento carnal contra el orden de la naturaleza", Sección 145 del Código Penal. A esto recurren para procesar a mi comunidad. Es una ley británica que tienen todas las antiguas colonias; vas a Jamaica, Asia, África, India... y encuentras una igual. Al ser ex colonias, nuestros Gobiernos la utilizan para criminalizar a los homosexuales. Conlleva penas de un mínimo de tres años a cadena perpetua.

¿Qué relación tiene esta legislación con la ley de 2014, conocida en todo el mundo como la ley de "matar a los gays"? Esa ley fue rechazada por motivos de procedimiento gracias a sus esfuerzos y a los de otros activistas, pero se rumorea que el Gobierno está intentando reintroducirla.

Uganda intentó de endurecer la ley vigente porque dificulta determinar quién está practicando "actos de conocimiento carnal contra el orden de la naturaleza". La ley es muy clara: te tienen que sorprender en el acto. Trataron de endurecer esta ley porque presenta lagunas que nos permiten defendernos y querían impedirnoslo. Según la ley de 2014, incluso el hecho de no denunciar a alguien gay conllevaba sentencia; mi viaje para hablar sobre temas LGBT habría sido ilegal.

Esa ley fue aprobada pero fue anulada ese mismo año después de presentáramos un recurso ante el Tribunal. El Gobierno considera que nos libramos del anzuelo, por eso ahora está tratando de introducir un proyecto de ley diferente. Como no quiere ponerse bajo los focos de la opinión pública internacional, como sucedió con la ley de 2014, está usando un lenguaje muy astuto, para no llamar la atención de la gente.

¿Que quiere decir, más precisamente?

Con "matar a los gays" aprendieron la lección, así que están introduciendo leyes con títulos y un lenguaje engañoso, para que la gente piense que está apoyando las leyes antipornografía, por ejemplo. ¿Quién no va a apoyar una ley antipornografía?. Pero si leemos el contenido de las leyes que están introduciendo ahora, comprobaremos que atacan a la sociedad civil, a las minorías sexuales, a las mujeres. Esta es la nueva táctica que utilizan nuestros parlamentarios, para no recibir atención internacional. Por eso es importante que luchemos para que la nueva ley no llegue al Parlamento. Porque en el momento en que lo haga, será aprobada.

¿Qué herramientas tienen ustedes para evitar que el proyecto de ley llegue a la Cámara?

Cabildeamos mucho. Utilizamos nuestra red para presionar a los diputados para que hablen con sus homólogos y les convenzan de poner fin a esta locura e insensatez. Utilizamos nuestras redes políticas para que, por ejemplo, las misiones diplomáticas nos ayuden a ejercer presión. Porque no estamos solos en esta lucha. Algunos diputados apoyan los derechos LGBT. Muchos de ellos han tenido que pagar un precio político y perdieron su escaño en el Parlamento cuando nos ayudaron a presentar un recurso al Tribunal Constitucional pidiendo la anulación del proyecto de ley de 2014. Cada vez que alguien sale abiertamente a apoyar los derechos LGBT, no importa si son líderes de la Iglesia, personalidades de los medios de comunicación o políticos, pagan un precio, al igual que los activistas.

¿Por qué cree que el gobierno insiste en presentar la homosexualidad como una amenaza para los valores tradicionales de la familia?

Ese lenguaje no es ugandés. La "protección de los valores tradicionales de la familia" es el lenguaje evangélico estadounidense. Es el mensaje que están difundiendo por todo el mundo y se dirigen específicamente a países donde el cristianismo tiene mucho peso. Allí donde van estos evangélicos se acaban aprobando leyes antipropaganda. Necesitamos cambiar las leyes, sí, pero también las mentalidades.

¿Cómo están lográndolo?

Utilizamos nuestros medios de comunicación digitales Kuchu Times y Bombastic Magazine y continuamos interactuando con nuestros opresores. Mientras no cambie la mentalidad de la gente, no conseguiremos nada. Por eso tratamos de compartir nuestras historias y crear conciencia sobre la difícil situación de las personas LGBT, de las trabajadoras sexuales, de las mujeres. Va a llevar muchos años cambiar la mentalidad de la gente, pero no queremos ser como Sudáfrica, donde se cambiaron las leyes que penalizan la homosexualidad, pero nunca se cambió la mentalidad. Por eso estamos viendo tantos crímenes de odio allí.

¿Ve el futuro con esperanza?

Hemos recorrido un largo camino. Empezamos siendo sólo un puñado de activistas. Hoy el movimiento tiene decenas de rostros, porque la gente está dispuesta a salir y darse a conocer. Para nosotros la visibilidad ya es un éxito. Antes se temía hablar abiertamente sobre la homosexualidad, pero ahora la gente ya no habla en voz baja en los cafés; discuten abiertamente estos temas. Además, hemos forjado una sólida red de aliados en todo el mundo. Cuando empezamos no teníamos esto; sólo éramos jóvenes activistas que no iban a la escuela. Algunos de nosotros abandonamos la escuela, otros no teníamos hogar. Sólo nos movía nuestra pasión por hacer cambiar las cosas. Pero ahora a la pasión, le hemos unido el conocimiento e incluso recursos, y hemos llegado a otro nivel. Así que, créame, el movimiento ha cambiado. Por supuesto, hemos tenido muchas críticas a lo largo de los años. Cuanto más visibles nos volvemos, más críticas recibimos, pero eso forma parte de la lucha.