Garantizar una transición justa

No habrá empleos en un planeta muerto. Los trabajadores, hombres y mujeres, tienen la convicción de que se necesita acción de carácter urgente, y quieren apoyar el proceso. Por ello, la Confederación Sindical Internacional (CSI), que representa a 207 millones de trabajadores y trabajadoras en 163 países y territorios, ha establecido la justicia climática y la transformación industrial como uno de sus tres nuevos frentes prioritarios.

Las sociedades no pueden continuar ocultando violaciones sociales y medioambientales bajo la alfombra del crecimiento económico. Las opciones que se nos presentan están claras: persistir en esfuerzos aislados o intensificar la colaboración entre distintos sectores de la sociedad a fin de encontrar soluciones comunes y duraderas.

Cuando los Gobiernos adoptaron la Agenda 2030, dejaron patente su apoyo a un enfoque integral. El próximo Foro Político de Alto nivel sobre Desarrollo Sostenible constituirá un importante indicador respecto al camino que estamos siguiendo en realidad.

Se necesita nada menos que una transformación a escala medioambiental, social y económica. Hay indicios prometedores. Algunos ejemplos de transición justa, donde empleadores y trabajadores se han unido en un esfuerzo común para adoptar prácticas más sostenibles, están dando resultados.

El sector energético ha sido un laboratorio para consolidar un enfoque aplicable a escala. Tenemos un ejemplo en Port Augusta, una región remota de Australia. Anticipándose a su cierre, los trabajadores de centrales eléctricas de carbón presentaron su plan de empleos y energía solar térmica a los gobiernos estatal y federal, así como a gigantes de la energía a nivel mundial en Francia y Estados Unidos. No fue tarea fácil, pero consiguieron conservar sus puestos de trabajo, producir energía sostenible de la que depende toda una comunidad y expresar su opinión en la planificación de la reubicación y la reasignación.

Una transformación industrial colosal

Los trabajadores y las trabajadoras se encuentran en el punto de confluencia respecto a la relación de la sociedad con el medio ambiente. Debe aprovecharse toda su experiencia adquirida sobre cómo determinar de manera eficaz y sostenible los métodos de producción. La escala de la transformación industrial necesaria es colosal pero factible. Debemos luchar para que se invierta en nuevos puestos de trabajo rediseñados, en formación, en redistribución, aportando garantías de ingresos y pensiones seguras.

Por ello, el diálogo social y la negociación colectiva constituyen componentes centrales de una transición justa, aportando resultados socioeconómicos que ofrezcan mejores ventajas para todos, logrando consensos y facilitando la aplicación de las políticas.

Con su apoyo al Centro de Transición Justa, la CSI ha establecido puentes con las empresas y los gobiernos. Proporciona una plataforma para lograr alianzas, compartir mejores prácticas y, algo esencial, lanzar nuevas iniciativas a nivel local y nacional.

No obstante, los ejemplos de transición justa siguen siendo la excepción y no la regla. Si queremos sacar partido de todo el potencial de su contribución, este enfoque debe amplificarse con toda urgencia.

Los Gobiernos, con su capacidad de convocatoria, tienen un papel clave para asegurar que no se repitan las pérdidas registradas en anteriores transiciones, que dejaron a muchos atrás, a menudo provocando un desempleo intergeneracional y la ruptura de la confianza social y política.

En el período que precede al Foro Político de Alto Nivel sobre Desarrollo Sostenible, los sindicatos elaboraron anualmente perfiles nacionales sobre la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), centrándose en la transparencia, las consultas y el diálogo social. Los resultados ofrecen una visión contrastada respecto a una genuina inclusividad, que ofrecería resultados duraderos.

Tal como destaca el Índice Global de los Derechos de la CSI, el espacio democrático se está reduciendo para los trabajadores. La transformación que buscamos ha de abordar estas cuestiones estructurales respecto a la manera en que se toman las decisiones.