Organizarse para el futuro

Con el “futuro del trabajo a nuestras puertas, los trabajadores organizados son a la vez la primera y la última línea de defensa para garantizar que el nuevo mundo feliz del trabajo sea mejor que el anterior. No es tarea fácil. En todo el mundo, la negociación colectiva está siendo desmantelada, el diálogo social se ve amenazado, la afiliación sindical está disminuyendo y los gobiernos y las empresas han lanzado una extensa ofensiva contra el derecho de huelga.

Para los trabajadores, las enormes posibilidades de la transformación digital acaban por equipararse a sus amenazas: hasta la fecha, el resultado de la automatización, la desregulación, la mayor precarización del empleo y la desintermediación consiste en que la mayoría de los trabajadores reciban una porción cada vez más reducida del pastel. Esta situación se suma al hecho de que el 60% de los 2.900 millones de trabajadores del mundo forman parte de la economía informal, trabajan sin la protección social más elemental, carecen de salario mínimo y normas de salud y seguridad.

Los sindicatos saben que la única solución es organizarse. En esta edición de nuestra serie de artículos de verano, hemos puesto de relieve a algunas de las organizaciones sindicales que están trabajando para garantizar que los derechos de los trabajadores sean protegidos, reforzados y promovidos a través de la acción colectiva.

La campaña “Lucha por 15 dólares”, por ejemplo, empezó como un movimiento de las bases para aumentar el salario mínimo en el sector de la comida rápida en Estados Unidos. "Desde que comenzó la campaña en noviembre de 2012, 22 millones de trabajadores en EEUU han recibido aumentos salariales a nivel estatal y municipal", escribe el periodista Steve Ruston, y los trabajadores de comida rápida de todo el mundo se han inspirado para tomar medidas similares, demostrando que la organización y la solidaridad transnacional es de vital importancia para la defensa de los derechos de los trabajadores contra el capital global.

Organizar a los trabajadores del sector informal también es fundamental para revitalizar el movimiento sindical. En todo el mundo, como lo demostró nuestro informe especial de 2016 sobre la formalización del trabajo informal, los sindicatos están abriendo sus puertas a los trabajadores de la economía informal, tales como los trabajadores del hogar, los recicladores y los vendedores ambulantes que durante demasiado tiempo han quedado excluidos de las estructuras sindicales tradicionales. En Kenia, como señala Ngugi Njoroge, algunos de los 45.000 guardias de seguridad que pertenecen al sindicato nacional de trabajadores de seguridad privados de Kenia, el KNPSWU, han visto aumentados sus salarios hasta cuatro veces desde que se unieron.

Aceptar la innovación, nuevas formas de organización y nuevas asociaciones es esencial para la supervivencia del movimiento sindical. En la historia de The Workers Lab, el periodista Tom Cassauwers escribe sobre la incubadora de tecnología respaldada por el Sindicato Internacional de Empleados de Servicios (SEIU), que está utilizando la tecnología para desarrollar el poder de los trabajadores.

"Básicamente estamos buscando nuevas tecnologías que otorguen a la clase trabajadora un poder económico y que cuestionen los sistemas dentro del capitalismo que históricamente han limitado a los trabajadores", explica Carmen Rojas, fundadora de The Workers Lab. A su vez, Nithin Coca relata desde Japón sobre la forma en que las nuevas disposiciones legales para la creación de cooperativas de trabajo podrían ayudar a reducir la desigualdad en el país, reforzando la investigación internacional que muestra que la asociación entre cooperativas y sindicatos ayuda a garantizar los derechos de los trabajadores autónomos, así como a ampliar el acceso a servicios tales como el cuidado de los niños y de las personas mayores.

La solidaridad es un elemento clave para el futuro del trabajo organizado. Los sindicatos ya llegan a las mujeres, los jóvenes, los trabajadores racializados, los trabajadores LGBTQI y los trabajadores discapacitados, sin embargo, la inclusión de los trabajadores migrantes, documentados e indocumentados, es de crucial importancia. En Turquía, el responsable internacional de la central sindical DISK, Kivanç Eliaçık, nos recuerda que alrededor del 56% de los 1,6 millones de refugiados sirios que trabajan en el país se ven obligados a trabajar en condiciones precarias, de corta duración y no reglamentadas. "A fin de cuentas", exhorta Eliaçık, "todos los trabajadores deben alzar la voz en apoyo a la igualdad salarial para un trabajo de igual valor para todos".

“Si no les haces frente globalmente, no ganarás”: la lucha por los 15 dólares en EEUU que inspiró la ‘McHuelga’ de Reino Unido

Por Steve Rushton

“If the corporation you work for makes over US$21 billion in profit, why should you have to rely on state handouts?”

Photo: War on Want

“La mayoría de nosotros tenemos contratos de cero horas, así que no sabemos cuántas horas trabajaremos cada semana. Uno de mis compañeros tiene dificultades para pagar el alquiler porque los gerentes redujeron sus horas. Ruega constantemente que le den turnos de otros compañeros, pero a la dirección no le importa”, compartió Annalise Peters, una trabajadora de McDonald’s en Cambridge (Reino Unido) que participó en la jornada de huelga el 1 de mayo de 2018.

Según Peters, “muchos de los trabajadores son estudiantes que trabajan para cubrir los costes de vida de Cambridge. A menudo se les asignan turnos, aunque hayan avisado a la dirección de sus exámenes y clases. Los directivos piensan que somos dispensables; lo único que les importa es reducir los costes de mano de obra y cubrir los turnos”.

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Los guardias del sector privado de Kenia ganan en seguridad gracias a la organización sindical

Por Ngugi Njoroge

In Kenya, private security guards are often on the frontline in the fight against terrorism.

Photo: AP/John Muchucha

El trabajador de la seguridad privada John Wafula dedica las 12 horas de su jornada laboral a vigilar. Su cometido es hacer frente a toda situación que pudiera provocar daños a las personas que acceden al edificio Nation Centre, en pleno centro de Nairobi, la capital de Kenia.

Este corpulento padre de tres hijos tiene 47 años y rezuma elegancia: pelo recién cortado, botas limpias y un uniforme bien planchado. Acaba su jornada laboral a las 18:00 y tiene que desplazarse una hora desde el distrito financiero capitalino hasta su hogar en Kawangware.

Con un salario mensual de 20.000 chelines kenianos (aproximadamente 196 dólares USD, o 167 euros), Wafula es uno de los 45.000 guardias afiliados al sindicato de trabajadores de la seguridad privada Kenya National Private Security Workers’ Union (KNPSWU) y está muy contento de formar parte de dicha organización sindical.

“Hace diez años la situación era muy dura. Las condiciones laborales eran pésimas y los salarios bajos estaban a la orden del día. Sin embargo, ahora todo ha cambiado gracias a la brillante representación de nuestro sindicato”, explica Wafula a Equal Times.

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The Workers Lab: la aceleradora respaldada por los sindicatos que ayuda a trastocar el sistema capitalista

Por Tom Cassauwers

Co-directors Ebele Ifedigbo (centre) and Lanese Martin (right) pose with fellow Biseat Horning (left) at the offices of The Hood Incubator in Oakland, California. The Oakland-based non-profit, which provides training and mentoring to minority cannabis entrepreneurs, was one of the winners of The Workers Lab 2018 Innovation Fund.

Photo: AP/Eric Risberg

“El mes pasado empezaron los primeros 800 trabajadores, personas que por primera vez en sus vidas tendrán acceso a la sanidad”, explica orgullosa Carmen Rojas. Los 800 trabajadores a los que se refiere forman parte de The California Harvesters, una organización sindical gracias a la cual los trabajadores agrícolas de California pueden, como cooperativa, negociar con las empresas del sector para conseguir salarios más elevados y unas mejores condiciones laborales. Actualmente es la mayor cooperativa de trabajo de Estados Unidos y fue fundada por The Workers Lab, la organización que preside Rojas.

Sin embargo, The Workers Lab no es un sindicato tradicional. Es más parecido a una incubadora de empresas tecnológicas que cualquier otra organización actualmente asociada al movimiento sindical organizado. Al igual que hacen las start-ups, The Workers Lab financia, asesora y a veces inicia proyectos como el de The California Harvesters; incluso organiza talleres de innovación inspirados en la metodología de los design sprints de Google. Todo esto lo hace con el objetivo de desarrollar una nueva economía orientada al trabajador y basada en cooperativas, empresas sociales y la participación de los trabajadores.

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Nuevo marco jurídico para las cooperativas de trabajadores: ¿una solución a la creciente desigualdad en Japón?

Por Nithin Coca

With the right legal provisions, worker coops say they could play a much larger role in addressing Japan’s many social challenges.

Photo: AP/Koji Sasahara

Les coopératives de travailleurs sont des entreprises dont les employés sont les El sector cooperativista de Japón tiene un potencial enorme. Este país no solo es sede de la mayor cooperativa de consumidores del mundo, el Japan Consumers’ Cooperative Union, sino que la principal cooperativa agrícola mundial (Japan Agriculture) y la quinta cooperativa de seguros mundial (Zenkyoren) también se enorgullecen de ser japonesas. Sin embargo Japón sigue teniendo relativamente pocas cooperativas de trabajadores debido a que el país carece de un marco jurídico para establecerlas. ¿Podría la presentación de una nueva propuesta de ley ante el Parlamento a finales de este año cambiar esta situación? Así lo espera sin duda la unión Japan Workers’ Cooperative Union (JWCU).

“Hemos estado desarrollando durante casi 20 años una campaña de legalización”, señala Osamu Nakano, responsable de relaciones internacionales del JWCU. “En Japón hay 1.800 gobiernos locales, casi 1.000 [de los cuales] ya han presentado al Gobierno central diversas peticiones para que se promulgue una ley de cooperativas de trabajadores”. Después de años generando impulso y un amplio apoyo, el JWCU está convencido de que 2018 va a ser el año en que Japón saque el máximo partido de las cooperativas de trabajadores e incremente el poder económico de los trabajadores.

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Igualdad salarial por idéntico trabajo: ¿un derecho para los refugiados sirios (también)?

Por Kivanç Eliaçık

People pass an Arabic sign for a falafel shop in ‘Little Syria’, the nickname for Istanbul’s Aksaray neighbourhood, now home to a massive community of Syrian refugees.

Photo: AP/Bram Janssen

Siria tenía una población de 22 millones de habitantes cuando en 2011 estalló su devastadora guerra. Desde entonces, más de 5,5 millones de personas se han visto obligadas a abandonar su hogar o el país. Antes de 2011, en Turquía vivían 100.000 refugiados. Hoy este país acoge alrededor de 3,5 millones de refugiados sirios, que conviven con aproximadamente 300.000 refugiados de otros países, como Afganistán, Irak, Irán y Pakistán.

Viven y trabajan juntos. Alrededor de 1,6 millones de sirios en Turquía están en edad de trabajar, pero sólo 20.000 tienen permiso de trabajo, por lo que decenas de miles de sirios trabajan en ciudades de toda Turquía sin documentación ni derechos laborales básicos; sobre todo en los sectores de la construcción, los textiles y la agricultura.

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