El atún patudo del Atlántico en peligro de extinción: los responsables de la pesca deben actuar ya

Aunque el pescado y el marisco representan una fuente nutritiva importante para la población mundial, a veces la demanda de pescado es demasiado elevada y cogemos del mar más de lo que deberíamos. Esto es precisamente lo que ha ocurrido con el atún patudo del Atlántico, un ejemplo claro de una especie que ha sido víctima de sobrepesca y cuyas perspectivas de futuro solo se pueden mejorar si los responsables de la formulación de políticas actúan rápidamente con las aptitudes y la autoridad adecuadas.

Esta especie ágil, que cuando nace es lo suficientemente pequeña como para pasar por el ojo de una aguja y que puede llegar a pesar más de 180 kilos en tan solo unos años, es uno de los atunes que más se pesca. Los juveniles se capturan y procesan para vender en lata, mientras que los adultos normalmente se buscan por su valor en los mercados de sushi de alta gama. Las operaciones de pesca en todo el Atlántico –desde Canadá a Brasil y desde Europa occidental a Sudáfrica– capturan, conservan y venden patudo del Atlántico.

El patudo puede ser una captura muy lucrativa. Después del icónico atún de aleta azul del Atlántico, que puede costar decenas de miles de dólares por espécimen, el patudo del Atlántico es el segundo atún más caro (los pescadores de la región ganan unos 300 millones de dólares USD –unos 264 millones de euros– por su venta y su valor en el punto final de venta ronda los 1.000 millones de dólares).

Las pesqueras de patudo están mucho menos reguladas que las pesqueras de atún de aleta azul, por lo que no es sorprendente que la oportunidad económica, junto con la falta de supervisión y vigilancia, haya llevado a un fuerte descenso de la población de patudo.

El descenso es lo suficientemente fuerte como para que los científicos de la Comisión Internacional para la Conservación del Atún Atlántico (CICAA), el organismo que gestiona la pesca del patudo, den la alarma.

Una nueva evaluación del tamaño de la población de patudo realizada por estos científicos concluye, con un 99,5% de certeza, que décadas de pesca han mermado la población y que la presión de la pesca en la especie sigue siendo muy alta. Si los responsables de la pesca permiten que la situación actual continúe, la población tiene 60 veces más probabilidades de extinguirse por completo en los próximos 15 años que de recuperarse hasta alcanzar niveles sostenibles. La naturaleza no va a solucionar el problema por nosotros. Estas son las malas noticias. Las buenas son que los 52 gobiernos que integran la CICAA sí que pueden.

Es hora de frenar el descenso

Los representantes de la CICAA se reunirán del 12 al 19 de noviembre en Dubrovnik (Croacia) con el cometido de abordar este reto. La Unión Europea –en particular España, Francia y Portugal–, así como Japón, Brasil y otros grandes actores en las pesqueras de patudo del Atlántico, tienen que encontrar una solución científica que ponga fin al descenso y permita recuperar las reservas. Si los representantes gubernamentales asisten a la reunión sin estar dispuestos a adoptar las medidas necesarias para recuperar la población de patudo, será casi imposible alcanzar un consenso en cuanto a una gestión científica de las reservas.

Los científicos de la CICAA han recomendado a los miembros hacer frente urgentemente a la sobrepesca. Habida cuenta de los niveles actuales de reservas, Pew insta a los directivos de la CICAA a reducir la pesca de los niveles actuales de aproximadamente 79.000 toneladas métricas al año a 50.000. Gracias a este cambio, la población tendría un 70% de probabilidades de recuperarse en 10 años. Europa, en particular, no debería oponerse a este objetivo, ya que con un nivel de pesca como este se tiene un 50% de probabilidades de terminar con la sobrepesca de aquí a 2020, un porcentaje y un plazo que está en consonancia con la Política Pesquera Común de la UE, la cual es vinculante para todos los Estados miembros.

Además de reducir las cuotas, los directivos de la CICAA deben velar por que se reduzcan los altos niveles de captura de especímenes de patudo juveniles, que son capturados antes de poder reproducirse, a menudo por buques cerqueros que dependen de dispositivos de concentración de peces para capturar a atunes. La mayor parte de estos buques es propiedad de empresas europeas, pero algunos de estos buques se reabanderan, a cambio de un derecho de licencia lucrativo, en Curazao, El Salvador, Cabo Verde, Belice y otros países.

Si la reunión en Dubrovnik concluye sin un plan de recuperación sólido para el patudo, las perspectivas de este atún son desalentadoras. El nivel de captura seguirá siendo muy elevado y la extinción será inminente.

Sin embargo, si la CICAA adopta un plan de recuperación con muchas probabilidades de que la población de patudo se recupere en los próximos diez años –que incluya un seguimiento, control y vigilancia estrictos de la pesca para asegurarse de que no se están llevando a cabo actividades ilegales– las reservas crecerán, las pesqueras mejorarán y los pescadores continuarán ganando dinero. Y, si esto ocurre, los responsables demostrarán que se toman en serio la gestión científica de esta preciada especie. Después de años de desatención y pesca no sostenible, es hora de dar una oportunidad a las poblaciones de patudo para que se recuperen.