La emergencia provocada por el cambio climático es una cuestión sindical fundamental

Cada estación, los medios de vida de millones de familias se ven devastados por la emergencia provocada por el cambio climático: cosechas destruidas por sequías, inundaciones e incendios forestales; casas y lugares de trabajo que requieren reconstrucción; un número cada vez mayor de personas que se ven obligadas a desplazarse... Lamentablemente, las personas más pobres y vulnerables son las que más expuestas se encuentran a las repercusiones climáticas más graves. Este año, por ejemplo, Mozambique se vio afectado no por una sino por dos tormentas tropicales. El ciclón Idai, que también causó estragos en partes de Malawi y Zambia, dejando a su paso más de un millar de muertos, ha sido uno de los peores ciclones registrados en África hasta la fecha.

Está claro que todos los trabajos ya se encuentran –o pronto estarán– de alguna manera amenazados por la crisis climática. Los trabajadores tienen derecho a saber si sus medios de vida están garantizados. Por eso la Confederación Sindical Internacional (CSI) ha contactado a todas sus organizaciones afiliadas para difundir la campaña Trabajos a Prueba del Clima. El 26 de junio muchos trabajadores participarán en una jornada de acción mundial durante la cual se unirán al movimiento y pondrán en marcha un debate crucial para averiguar lo que se está haciendo en su lugar de trabajo para proteger los trabajos frente al clima. Queremos animar a todos los trabajadores y trabajadoras del mundo a que planteen a sus jefes preguntas como: “¿Está mi organización/empresa adoptando las ambiciosas, urgentes y necesarias medidas frente al clima? ¿Somos parte de la transición energética hacia la neutralidad climática? ¿Está mi trabajo protegido frente al clima?”.

Los trabajadores de todo el planeta están cada vez más preocupados por el hecho de que los responsables políticos no están respondiendo con la urgencia necesaria a la crisis climática a la que todos nos estamos enfrentando. Casi cuatro años después del histórico Acuerdo de París, las emisiones siguen aumentando en lugar de disminuir.

Si bien las energías renovables registran un crecimiento de dos dígitos en muchas partes del mundo, seguimos dependiendo en gran medida del carbón, el petróleo y el gas para nuestro abastecimiento energético, es decir, que nuestra adicción a los combustibles fósiles no ha disminuido.

¿Qué hay que hacer para invertir esta tendencia? Para que se apliquen unas políticas climáticas ambiciosas, falta un elemento fundamental: confianza en una solución justa. Los políticos necesitan el apoyo de sus votantes para poder ser reelegidos. Muchas empresas y negocios están cooperando en las soluciones climáticas y esperan recibir apoyo al respecto por parte de sus gobiernos. Los trabajadores y sus familias esperan recibir un trato justo de sus gobiernos y empleadores cuando se adoptan políticas climáticas ambiciosas.

Pero ahora mismo hay demasiados oportunistas (gobiernos, empresas y ciudadanos) que eluden adoptar medidas de lucha contra el cambio climático, o que incluso bloquean las iniciativas climáticas. Por eso los trabajadores tienen que expresarse y organizarse. Tenemos que asegurarnos de que nuestros trabajos, nuestras empresas y nuestros compañeros están preparados para unas políticas climáticas ambiciosas. Se trata de una responsabilidad sindical fundamental que comienza en el lugar de trabajo. Un ejemplo perfecto es la acción adoptada por los empleados de Amazon, que instaron a los directivos a redoblar sus esfuerzos para abordar la emergencia mundial provocada por el cambio climático.

Un reciente informe por parte del Grupo de Trabajo sobre Informes Financieros Relacionados con el Clima señala que el número de empresas que informan sobre su grado de exposición a los riesgos climáticos está aumentando. Los inversores están solicitando esta información porque quieren proteger su dinero. Pero los trabajadores, cuyos puestos de trabajo dependen de dicha información, tienen más derecho aún a saberlo.

Un lugar para los trabajadores en la mesa de negociaciones

Nuestra campaña Trabajos a Prueba del Clima se centra en el instrumento crucial que es el diálogo social. Los trabajadores deben sentarse a la mesa para debatir las políticas y las medidas que afectan a su futuro. Esta es una de las normas fundamentales del trabajo, protegidas y promovidas por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). No obstante, en muchos lugares se están vulnerando estos derechos laborales fundamentales, hasta tal punto de que, por defender su causa, caen asesinados líderes sindicales y activistas del medioambiente. ¡Escandaloso!

Independientemente de que los debates se centren en los salarios y las condiciones laborales, o en cuestiones climáticas y medioambientales, los trabajadores no quieren sentarse a la mesa como convidados de piedra. Queremos conformar el futuro. Por eso hemos aunado fuerzas con la sociedad civil en muchos países del mundo para movilizarnos en favor de la acción climática.

Los sindicatos han participado en las huelgas estudiantiles de todo el mundo y siguen colaborando con organizaciones medioambientales, como Amigos de la Tierra, para trazar una ruta clara hacia una transición justa en la que trabajadores, comunidades y medios de vida estén protegidos durante el cambio que se está produciendo para dejar atrás la enorme dependencia que tenemos del carbón y adoptar fuentes de energías más limpias. Los sindicatos también se movilizarán durante la semana de acción climática que se llevará a cabo antes de la Cumbre Climática de la ONU 2019 del próximo mes de septiembre, en la que, bajo el liderazgo de los Gobiernos de España y Perú, se solicitará a los líderes mundiales que se comprometan con las políticas de transición justa.

Nos satisface saber que países como Nigeria han firmado la Declaración sobre Solidaridad y Transición Justa presentada durante la Cumbre del Clima de 2018 en Katowice. El Gobierno nigeriano está colaborando activamente con la central sindical Nigeria Labour Congress; este es el rumbo que precisamos. También estamos constatando que otros sindicatos de África, como el COTU-K en Kenia, están elaborando documentos firmes en materia de política climática. Lo que necesitamos ahora es que más países sigan el ejemplo.

Una preocupación fundamental en la transición a una sociedad protegida frente al cambio climático es la cuestión de las competencias, que afecta de maneras muy distintas, pero directas, a todos los trabajadores. Para alguien que trabaja en una mina de carbón y cuyo Gobierno está adoptando medidas drásticas para eliminar gradualmente el uso del carbón, sus posibilidades de un futuro laboral sostenible dependen mucho del tipo de competencias profesionales que posea.

La OIT ha realizado una valiosa labor al identificar las necesidades en materia de competencias durante la transición. Siete millones de trabajadores se arriesgan a perder su trabajo durante la transición ecológica. Cinco millones de ellos podrían tener la posibilidad de encontrar un nuevo trabajo a través de una reubicación. No obstante, dos millones deberán adquirir nuevas cualificaciones para desempeñar otras profesiones.

Los trabajadores de los sectores de la minería, la construcción, la manufactura y el transporte, así como los operadores de maquinaria, son los más vulnerables a perder su trabajo sin posibilidad de reubicación, por lo que las iniciativas de reciclaje laboral son esenciales. Un buen ejemplo de iniciativa que permite amortiguar las posibles pérdidas de puestos de trabajo derivadas de la transición es el Plan de Formación contra el Desempleo de Sudáfrica, una iniciativa que ofrece una alternativa a la reducción de personal mediante formación y desarrollo de capacidades, proporcionando una situación igualmente provechosa para los empleadores y los trabajadores. Existen otros ejemplos sobre cómo mitigar las repercusiones climáticas en los trabajadores. Las soluciones más efectivas son las que se conciben donde existen sólidos mecanismos de diálogo social.

Esperamos que la campaña Trabajos a Prueba del Clima genere debates importantes a escala nacional y sectorial, así como a nivel de las empresas y los lugares de trabajo. La necesidad de un planteamiento multidimensional de las medidas para abordar el cambio climático es, sin lugar a dudas, más importante que nunca. Pero también lo es la necesidad de que dichas acciones estén sincronizadas mediante una movilización generalizada.